“Hemos estado brindando ayuda continuamente durante los últimos dos años, pero parte de las reservas que tenemos ahora fueron capturadas por estos rebeldes. Todavía queda un poco; lo distribuiremos con el mayor cuidado posible entre las personas que ahora están huyendo, pero la realidad es que esta es una zona muy peligrosa en este momento para los cristianos”, dijo Curry.
Curry informó que la ayuda robada por rebeldes islámicos hace unas semanas incluía alimentos suficientes para 20.000 personas, así como agua y medicamentos. Resaltó que Alepo ha sido un importante centro de la fe cristiana en Siria, pero la población cristiana ha disminuido reducida, y esta tendencia podría continuar a medida que los creyentes se sientan cada vez menos seguros en la región.
Describió a las “fuerzas de oposición”, como Hayat Tahrir al-Sham (HTS), como un remanente de grupos extremistas como el Estado Islámico y Al Qaeda. HTS ha llevado a cabo una limpieza étnica de kurdos y cristianos en el noroeste de Siria, incluido Alepo, lo que ha aumentado las preocupaciones sobre la seguridad de las minorías religiosas.
Desde el inicio de la guerra civil en Siria hace más de diez años, la población cristiana, que antes representaba alrededor del 10% de la población con aproximadamente 1,5 millones de personas, ha sido reducida a solo 300.000 debido a la violencia y la persecución.
Tras la toma de Alepo por los rebeldes, se informó problemas como la escasez de pan y la falta de agua potable, además de que se impusieron toques de queda que afectan a los residentes, incluidos los cristianos que intentan conservar su fe y tradiciones.
En respuesta a la situación, Curry comentó sobre la necesidad de que la nueva administración bajo el presidente electo Donald Trump establezca corredores humanitarios y proporcione asistencia a las familias desplazadas, ya que actualmente no hay protección ni acceso para ayudar a estas personas.
También instó a los gobiernos occidentales a identificar a los “culpables” de la situación, señalando específicamente a Turquía por su apoyo a las fuerzas de oposición que buscan derrocar al régimen de Assad desde 2011.
Advirtió que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, intenta “dominar” la región a través de terroristas suníes, y enfatizó que líderes occidentales como Trump deben confrontar a Turquía y exigir cambios en su política.
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