LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Samanta Ruiz).-En el camino de la crianza que inicias cuando te conviertes en padre o madre, inviertes gran cantidad de tiempo, energía y amor. Pretendes procurar a tus hijos bienestar, afecto y apoyo para su desarrollo pleno. Sin embargo, cuando la dedicación cruza la delgada línea y se transforma en una forma de vivir a través de los hijos, puede ser perjudicial.
Este fenómeno consiste en que los padres centran toda su atención, intereses y objetivos en la existencia de sus hijos, dejando de lado sus propias necesidades y deseos. La situación produce desequilibrios y disfuncionalidades, y puede derivar en consecuencias negativas.
Como padre, es normal que disfrutes los éxitos de tus hijos y que compartas la felicidad de sus logros, pero no es saludable que hagas de eso el centro de tu vida. Es probable que así olvides quién eres en realidad. Tú tienes tu propia identidad, sueños, necesidades y expectativas.
Aunque no suene simpático, ser madre o padre no te define como persona. Pero, ¿cómo puede ser perjudicial para los niños? Mira esta lista con los riesgos que derivan de este comportamiento.
Cuando los padres viven a través de sus hijos, los pequeños pueden tener dificultades para desarrollar una identidad propia. Además, como se sienten presionados para satisfacer las expectativas de sus padres, podrían tener problemas de falta de autoconocimiento y autoestima.
2. Estrés excesivo
Los niños que experimentan este tipo de presión pueden enfrentar altos niveles de estrés y ansiedad. La necesidad de cumplir con los sueños que no son propios, sino de sus padres, puede ser perjudicial para su bienestar emocional.
Si los padres resuelven todos los problemas de sus hijos, estos no tienen la oportunidad de aprender a enfrentar desafíos y lidiar con conflictos por sí mismos. Este aspecto puede dificultar su capacidad para afrontar situaciones difíciles en el futuro.
Ten en cuenta que cuando tú estás viviendo a través de tus hijos, también proyectas sombras sobre ellos, generando sobreprotección. Esta conducta atrae dificultades a la hora de que los niños establezcan sus propias relaciones interpersonales, confíen en otros y tomen decisiones por sí mismos.
A medida que los niños crecen y sienten la presión de cumplir con las expectativas de sus padres, es común que experimenten sentimientos de frustración y resentimiento. Este aspecto puede dañar la relación entre padres e hijos y afectar la dinámica familiar.
Vivir a través de los hijos también es malo para ti
Identificar si estás viviendo indirectamente a través de tu hijo, es el primer paso para abordar este comportamiento dañino. Aquí hay algunas señales clave que podrían darte indicios de que estás atravesando esta situación:Excesivas expectativas: si constantemente estableces expectativas basadas en tus necesidades para tu hijo, en términos de logros académicos, deportivos o sociales, entonces vives a través de él y de sus actividades.
Incapacidad para aceptar errores o fracasos: si te sientes devastado o enojado cuando tu hijo comete errores o enfrenta fracasos, estás reaccionando de manera desproporcionada. También es posible que te atribuyas a ti supuestos errores de crianza porque tu hijo no alcanzó tal o cual éxito académico o deportivo, lo que desvía el foco de atención de donde debería estar: vives a través de él.
Aunque parezca que dedicas mucho tiempo y esfuerzo a tus hijos y eso te convierte en un gran padre o madre, si vives tu vida a través de ellos estás poniendo en riesgo la dinámica familiar. Los padres que viven a través de sus hijos a menudo experimentan altos niveles de estrés y decepción. El resultado suele ser un resentimiento entre ambas partes de la relación.
Si reconociste las señales de las que hablamos en tus hijos y en ti mismo, es hora de tomar acción. Dejar de vivir a través de ellos es posible y será un camino saludable para todos en la familia.
En primer lugar, reflexiona sobre tus expectativas. Pregúntate si estás proyectando tus propios sueños en ellos y si estás dispuesto a aceptar que pueden tener intereses y metas diferentes.
Ahora, apoya los intereses y las pasiones individuales de tus hijos. Incluso, si no coinciden con tus propios gustos. Una vez en este punto, establece expectativas realistas, reconociendo sus habilidades y limitaciones. No les exijas cumplir con estándares altos e inalcanzables.
A su vez, dedica tiempo a cultivar tus metas personales. Mantener una vida equilibrada y satisfactoria fuera de la crianza de los hijos te ayudará a no depender demasiado de sus logros para tu propia felicidad.
Si te das cuenta de que estás luchando por dejar de vivir a través de tus hijos, considera buscar el apoyo de un terapeuta o consejero familiar. Los profesionales pueden guiarte para explorar tus propias motivaciones y cambiar patrones de comportamiento.
Desde la psicología, Freud señaló que muchos padres creen que «el niño cumplirá esos sueños ilusorios… que ellos nunca realizaron». Esto lleva a relaciones poco saludables con los hijos, ya sean niños, adolescentes o adultos jóvenes. En cualquier caso, vivir con la presión de cumplir expectativas y ambiciones ajenas, acarreará inseguridad y baja autoestima.
Es crucial encontrar un equilibrio entre la crianza y la propia vida. Los padres pueden apoyar a sus hijos sin sacrificar su propia identidad y bienestar. Al hacerlo, se fomenta un ambiente en el que todos puedan desarrollarse y prosperar de manera feliz.
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