Los sofocos son inevitables, no se puede recuperar el deseo sexual que se va después de los 50 años, la terapia de reemplazo hormonal es peligrosa… Estas y otras afirmaciones se imponen en la vida de las mujeres, sin que ellas puedan tener claro si están frente a verdades o mitos de la menopausia.
Lucía Yturriaga, fundadora del proyecto Womanhood, trabaja para combatir la desinformación que circula sobre un período de la vida que no debería ser estigmatizado. A partir de sus experiencias personales, entendió que faltan espacios, profesionales e iniciativas que brinden a las mujeres un apoyo y una atención integral y de calidad.
Por eso hablamos con ella, quien respaldó los datos con la doctora Bárbara Fernández del Bas, ginecóloga y sexóloga, para desmontar los mitos sobre la menopausia más comunes. Algunos datos te sorprenderán.
No hay sofocos en todas las mujeres que atraviesan la menopausia
Quizás, en la cultura popular, los calores, bochornos o sofocos sean el síntoma más asociado a la menopausia. Sin embargo, aunque se estima que el 75 % de las mujeres los tendrán, hay dos de cada diez que nunca los sienten.
«Cada cuerpo es diferente y la menopausia se manifiesta de maneras diversas», aclara Lucía Yturriaga. Y añade: «Algunas mujeres tendrán sofocos leves, otras los vivirán con mayor intensidad, y algunas no los sentirán en absoluto».
También es importante entender que el síntoma no es incontrolable. En la actualidad, conocemos diversas estrategias que reducen los bochornos o disminuyen el riesgo de que interfieran con la vida cotidiana.
El deseo sexual se puede reactivar
Según Yturriaga, la vergüenza y la incomodidad para hablar del tema hacen que la baja libido no se diagnostique adecuadamente. Hay un silencio alrededor del tema que dificulta un abordaje adecuado.
Lo cierto es que, aunque más de la mitad de las mujeres refieren un deseo sexual disminuido en la menopausia, el mismo no desaparece por completo. Solo que necesita un trabajo y una dedicación mayor para lograr su reactivación.
¿Y cómo hacerlo? La fundadora de Womanhood hace hincapié en los siguientes aspectos:Ampliar la visión sobre el sexo. No debe reducirse solo al coito, ya que el placer no depende únicamente de la genitalidad.
Comunicarse con la pareja. Hablar sobre lo que nos gusta, nuestras necesidades y preocupaciones puede transformar por completo la experiencia sexual.
Reconectar con la autoerotización. Leer literatura erótica, disfrutar de caricias en momentos de soledad o simplemente descubrir lo que nos gusta es una forma de conectar con nuestro cuerpo.
Probar cosas nuevas. A veces, la falta de deseo proviene de la rutina. Experimentar con juguetes o explorar nuevas formas de intimidad puede hacer que la libido vuelva a surgir de manera natural.
Acudir al médico para evaluar las opciones disponibles. Existen tratamientos que pueden ayudar y uno de ellos es la testosterona. Bajo prescripción médica, puede ser efectiva para mejorar la libido en algunas mujeres.
No temer al uso de lubricantes. La sequedad vaginal propia de la menopausia puede hacer que las relaciones sexuales sean incómodas. Los lubricantes a base de agua aumentan la comodidad y contribuyen a la relajación durante el sexo.
La «hormonofobia» limita el uso médico de la terapia de reemplazo hormonal (TRH)
Para Lucía Yturriaga, los datos son claros y marcan un miedo bastante difundido hacia el uso de terapias hormonales en la menopausia. Según los registros que nos comparte, hace 20 años había un 20 % de mujeres en la menopausia que usaban TRH, mientras que ahora, apenas ascienden al 4 %.
«En España, 1,6 millones de mujeres mayores de 50 años tienen peor calidad de vida debido a la desinformación y el abandono de este tratamiento», nos comenta. Y prosigue: «En mujeres sin riesgos añadidos, la TRH ayuda a prevenir fracturas, insomnio, sofocos y problemas de salud cardiovascular y cognitiva».
La terapéutica ganó mala fama hace dos décadas. El estudio Women’s Health Initiative de 2002 y el Million Women Study de 2003 asociaron su uso con riesgos para la salud. Sin embargo, en la actualidad, hay 21 sociedades científicas que publicaron un documento de consenso que afirma que, bien prescrita, antes de los 60 años, la TRH puede mejorar la calidad de vida y aliviar los síntomas de la menopausia.
Yturriaga recomienda que cada mujer hable con su médico y que se informe con especialistas que saben del tema. La desinformación puede limitar el acceso a un mayor bienestar.
Las mujeres mayores de 50 años pueden hacer ejercicio de fuerza
Durante mucho tiempo solo se recomendaba el ejercicio cardiovascular para las personas que tenían más de 50 o 60 años. Las rutinas se fundamentaban en salir a caminar, practicar natación o hacer ciclismo.
Hoy entendemos que lo mejor es un abordaje integral y una rutina que contemple diferentes aspectos del ejercicio. Es así que la fundadora de Womanhood propone tres dimensiones a trabajar en la menopausia:Fuerza: para mantener la masa muscular y la salud ósea. Es posible levantar pesas y trabajar con resistencia para prevenir problemas como la osteoporosis.
Elasticidad y equilibrio: yoga y pilates, por ejemplo, que mejoran la flexibilidad y el control del cuerpo. Es una forma de prevenir accidentes.
Cardiovascular: el cardio sigue siendo importante para cuidar la salud general.
Subir de peso no es inevitable
«A medida que las mujeres llegan a la menopausia, suelen ganar alrededor de medio kilo por año», nos confirma Lucía Yturriaga. Pero este aumento no es responsabilidad exclusiva del cambio hormonal. Ella nos explica que el mismo envejecimiento y el estilo de vida menos activo son factores importantes.
La disminución de estrógenos está allí y contribuye a la acumulación de grasa en la zona abdominal. No obstante, hay una pérdida de masa muscular cuando envejecemos, que hace que el cuerpo queme calorías de manera más lenta.
Si sigues comiendo lo mismo que antes y no ajustas tu nivel de actividad física, el metabolismo más lento y la menor masa muscular pueden llevar a un incremento en el peso.Lucía Yturriaga
La clave, según su propuesta, está en adaptar los hábitos. El ejercicio regular y el ajuste en la alimentación son esenciales. Como bien nos recuerda, el riesgo asociado al sobrepeso no puede subestimarse, ya que se asocia a un aumento en la posibilidad de padecer cáncer de mama, diabetes tipo 2, hipertensión arterial, apnea del sueño y artrosis.
Información de calidad para vivir mejor
«Es normal sentirse abrumada por la cantidad de información errónea que existe sobre la menopausia —comenta Lucía Yturriaga—. En especial, cuando una está en medio de los síntomas». Por eso, ella considera que es clave buscar fuentes confiables y profesionales que entiendan esta etapa.
Su mensaje es que las mujeres no tengan miedo de preguntar, pedir segundas opiniones, e incluso cambiar de médico si no están convencidas. No tiene sentido conformarse si uno percibe que no está en buenas manos.
«No aceptes menos de lo que mereces y asegúrate que las decisiones sobre tu salud estén basadas en información sólida y personalizada», sentencia Yturriaga. Para ello existen espacios como Womanhood.
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