LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Sadniv Solrac).- Un integrante de una iglesia local que apoya a los habitantes en las labores de ayuda tras desastres, repartiendo productos esenciales luego de los estragos causados por el huracán Helene, expresó que la crisis ha dejado a la comunidad dividida, pero también unida.
“Escuché una historia tras otra; la gente está destrozada. Lo que escuché hoy fue increíble”, dijo Kristi Brown, de la Primera Iglesia Bautista de Hendersonville, a The Christian Post el lunes.
En un video de Facebook, el pastor Justin Alexander reportó que aproximadamente 5,000 personas, de una población de 15,000 habitantes, pasaron en auto por el estacionamiento de su iglesia, ubicada a 40 kilómetros al sur de Asheville. Esta área ha sido el foco de atención nacional debido a la devastación que ha sufrido, con comunidades enteras destruidas.
Brown, directora del Centro de Mujeres Ascend en Asheville, tiene experiencia en manejar crisis, ya que su centro fue vandalizado en 2022 por el grupo radical Jane’s Revenge. Recientemente, participó como voluntaria, junto a otros 100 miembros de la iglesia, en la distribución de alimentos y productos esenciales a los afectados por la tormenta.
Durante esta actividad, ofreció apoyo espiritual a la comunidad, escuchando historias conmovedoras, como la de una mujer que perdió contacto con su familia desde el paso del huracán, que ha dejado a la región sin servicios básicos y con más de 1,000 personas desaparecidas, según el New York Post.
“Descubrí que cuando les pedía a las personas que oraran por algo, me decían algunas cosas por las que orar: su hogar, un ser querido desaparecido, cualquier necesidad. Pero todos decían: ‘No sé qué hacer con esto’”, dijo Brown.
Una madre joven comentó a Brown que se sentía ansiosa mientras su esposo la asistía en la remoción de los numerosos árboles caídos en las vías y resaltó que no habría podido darle de comer a su bebé si no se hubiera tomado la precaución de desinfectar 25 biberones antes de la tormenta. Al llegar a la iglesia, solo le quedaba su última botella de agua.
“Se puso a llorar cuando empecé a hablar con ella. Dijo: ‘Es tan abrumador’ Seguía escuchando que nadie estaba preparado para esto”, contó Brown.
Brown observó que, aunque muchos intentaban mantener una actitud positiva tras la devastación en su comunidad, había quienes enfrentaban una lucha interna. Una mujer se acercó a él, compartiendo su dolor, lo que llevó a un momento de conexión profunda en medio de la tragedia al pedir un abrazo.
Este encuentro resaltó el sufrimiento subyacente que persiste en la población, afectada por la magnitud de la destrucción.
A pesar del contexto difícil, Brown se muestra esperanzada en encontrar formas de brindar apoyo espiritual y emocional, creyendo en la oportunidad del Evangelio en tiempos oscuros. Resalta la importancia de ofrecer ayuda tangible como comida y agua, así como oración, para recordar a las personas que hay esperanza.
Además, señala la necesidad urgente de asistencia en salud mental para abordar el trauma prolongado que muchos enfrentarán en el proceso de recuperación, que podría tomar años.
“No es que dude de Dios o de su soberanía, es solo que estoy luchando con tanta pérdida y destrucción. ¿Cómo se recupera la gente de esto?”, expresó.
La ciudad de Asheville, liberal en un entorno republicano de Carolina del Norte, ha visto cómo la crisis ha unido a su comunidad. Brown destaca que los residentes, ante la falta de respuesta gubernamental, decidieron actuar para apoyarse mutuamente.
“Estoy tratando de encontrar las bendiciones en esta tormenta. Esta tormenta está uniendo a nuestra comunidad de una manera que no había visto en mucho tiempo. Creo que, a nivel nacional, nuestra comunidad ha estado dividida durante toda esta temporada política en la que estamos. Pero ahora la gente está ayudando a la gente. Creo que es una bendición la unidad que se forma porque todos estamos en crisis juntos”, finalizó.
En un video de Facebook, el pastor Justin Alexander reportó que aproximadamente 5,000 personas, de una población de 15,000 habitantes, pasaron en auto por el estacionamiento de su iglesia, ubicada a 40 kilómetros al sur de Asheville. Esta área ha sido el foco de atención nacional debido a la devastación que ha sufrido, con comunidades enteras destruidas.
Brown, directora del Centro de Mujeres Ascend en Asheville, tiene experiencia en manejar crisis, ya que su centro fue vandalizado en 2022 por el grupo radical Jane’s Revenge. Recientemente, participó como voluntaria, junto a otros 100 miembros de la iglesia, en la distribución de alimentos y productos esenciales a los afectados por la tormenta.
Durante esta actividad, ofreció apoyo espiritual a la comunidad, escuchando historias conmovedoras, como la de una mujer que perdió contacto con su familia desde el paso del huracán, que ha dejado a la región sin servicios básicos y con más de 1,000 personas desaparecidas, según el New York Post.
“Descubrí que cuando les pedía a las personas que oraran por algo, me decían algunas cosas por las que orar: su hogar, un ser querido desaparecido, cualquier necesidad. Pero todos decían: ‘No sé qué hacer con esto’”, dijo Brown.
Una madre joven comentó a Brown que se sentía ansiosa mientras su esposo la asistía en la remoción de los numerosos árboles caídos en las vías y resaltó que no habría podido darle de comer a su bebé si no se hubiera tomado la precaución de desinfectar 25 biberones antes de la tormenta. Al llegar a la iglesia, solo le quedaba su última botella de agua.
“Se puso a llorar cuando empecé a hablar con ella. Dijo: ‘Es tan abrumador’ Seguía escuchando que nadie estaba preparado para esto”, contó Brown.
Brown observó que, aunque muchos intentaban mantener una actitud positiva tras la devastación en su comunidad, había quienes enfrentaban una lucha interna. Una mujer se acercó a él, compartiendo su dolor, lo que llevó a un momento de conexión profunda en medio de la tragedia al pedir un abrazo.
Este encuentro resaltó el sufrimiento subyacente que persiste en la población, afectada por la magnitud de la destrucción.
A pesar del contexto difícil, Brown se muestra esperanzada en encontrar formas de brindar apoyo espiritual y emocional, creyendo en la oportunidad del Evangelio en tiempos oscuros. Resalta la importancia de ofrecer ayuda tangible como comida y agua, así como oración, para recordar a las personas que hay esperanza.
Además, señala la necesidad urgente de asistencia en salud mental para abordar el trauma prolongado que muchos enfrentarán en el proceso de recuperación, que podría tomar años.
“No es que dude de Dios o de su soberanía, es solo que estoy luchando con tanta pérdida y destrucción. ¿Cómo se recupera la gente de esto?”, expresó.
La ciudad de Asheville, liberal en un entorno republicano de Carolina del Norte, ha visto cómo la crisis ha unido a su comunidad. Brown destaca que los residentes, ante la falta de respuesta gubernamental, decidieron actuar para apoyarse mutuamente.
“Estoy tratando de encontrar las bendiciones en esta tormenta. Esta tormenta está uniendo a nuestra comunidad de una manera que no había visto en mucho tiempo. Creo que, a nivel nacional, nuestra comunidad ha estado dividida durante toda esta temporada política en la que estamos. Pero ahora la gente está ayudando a la gente. Creo que es una bendición la unidad que se forma porque todos estamos en crisis juntos”, finalizó.
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