La enfermedad de Alzheimer es un trastorno neurodegenerativo que afecta la memoria, el pensamiento y el comportamiento. En la actualidad, es la forma mĂĄs frecuente de demencia.
Los sĂntomas, al inicio, son los olvidos leves, la confusiĂłn y algunas dificultades en el lenguaje. A medida que avanza y progresa el trastorno, el paciente puede experimentar desorientaciĂłn, cambios de personalidad y pĂ©rdida de su capacidad para realizar tareas cotidianas.
Hoy en dĂa, todavĂa no existe una cura. Sin embargo, en los Ășltimos años hemos conocido mejor la enfermedad y se estĂĄn desarrollando tratamientos experimentales que son prometedores. Por eso, aquĂ te presentamos los avances cientĂficos mĂĄs relevantes sobre el alzhĂ©imer.
1. La detecciĂłn de los sĂntomas tempranos
La enfermedad de Alzheimer tiene un diagnĂłstico clĂnico. Es decir, que un neurĂłlogo determina que un paciente la tiene luego de hacerle un examen y unas pruebas de memoria y de funciĂłn cognitiva.
Pero los sĂntomas del trastorno son capaces de simular a los de otras enfermedades, como la demencia senil. Por lo que no siempre resulta claro ni fĂĄcil llegar al diagnĂłstico definitivo.
AdemĂĄs, puede suceder que los primeros sĂntomas pasen desapercibidos. Ello retrasa la detecciĂłn del alzhĂ©imer y empeora la calidad de vida de la persona afectada.
Un estudio de los Ășltimos 10 años encontrĂł que los pacientes con peor reconocimiento de los olores tenĂan mĂĄs riesgo de padecer la enfermedad a futuro. Y si bien no es una señal definitiva, el hecho de que se detecte la asociaciĂłn varios años antes de que inicien los olvidos, es una puerta de entrada al diagnĂłstico temprano.
2. Los nuevos métodos para el diagnóstico
El diagnĂłstico clĂnico, solo con los sĂntomas, trae problemas. No todos los pacientes reciben la confirmaciĂłn de inmediato y muchos son catalogados con deterioro cognitivo o solo con signos de envejecimiento, pero no con la enfermedad de Alzheimer que padecen.
Es por ello que los investigadores trabajan para tener pruebas que aceleren el diagnĂłstico. SegĂșn la Alzheimer´Association, los Ășltimos avances en este campo son los siguientes:ImĂĄgenes estructurales: la resonancia magnĂ©tica y la tomografĂa cerebral sirven para medir el achicamiento del cerebro, que es un signo de la enfermedad. En particular, se lograron avances en la mediciĂłn de este encogimiento en el hipocampo, que serĂa una de las regiones que primero sufre los cambios.
PET: el PET es la tomografĂa por emisiĂłn de positrones. Permite ver la actividad de las cĂ©lulas del cerebro y su metabolismo. Como sabemos que las neuronas afectadas usan menos el azĂșcar, esa señal podrĂa medirse con este mĂ©todo.
Radiotrazadores: en algunos paĂses, las instituciones de salud autorizaron sustancias que, una vez inyectadas en el paciente, se unen a las proteĂnas anormales que aparecen en los cerebros con alzhĂ©imer. Luego, a travĂ©s de resonancias o tomografĂas, es posible ver de un color distinto las zonas donde hubo uniĂłn de sustancias inyectadas y proteĂnas anormales.
PunciĂłn del lĂquido cefalorraquĂdeo (LCR): tambiĂ©n hay paĂses que autorizaron la prueba de punciĂłn lumbar para el diagnĂłstico. Se extrae un poco de LCR y se lo analiza para encontrar las proteĂnas anormales.
ExĂĄmenes de sangre: se investigan opciones para medir en la sangre aquellas sustancias que indiquen la presencia del alzhĂ©imer. Hay algunas pruebas disponibles, pero todavĂa ninguna de ellas ha sido aprobada por la AdministraciĂłn de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA).
3. Las pruebas genéticas para conocer el riesgo
Tampoco podemos diagnosticar la enfermedad de Alzheimer con una prueba genética. Sin embargo, ya conocemos mås de 80 åreas del ADN que se relacionan con el trastorno.
El gen mĂĄs estudiado se llama APOE. Una de sus formas, la APOE4, tiene un fuerte vĂnculo con la enfermedad. Las personas que portan esta variante tienen un riesgo mucho mayor de padecer alzhĂ©imer.
Uno de los casos mĂĄs famosos de alguien que tiene el gen APOE4 es el de Chris Hemsworth. No obstante, la prueba no se realiza de rutina. Se reserva para casos que tienen antecedentes familiares y si hay una sospecha muy elevada por la apariciĂłn de signos tempranos.
4. Los nuevos tratamientos
Desde el año 2003, solo un fĂĄrmaco ha podido superar tres fases de investigaciĂłn para llegar a convertirse en una opciĂłn de tratamiento contra el alzhĂ©imer. Pero, en los Ășltimos 10 años, mĂĄs de 50 sustancias alcanzaron la segunda fase. Estos nĂșmeros son contradictorios, pues hay mucho desarrollo por parte de los cientĂficos, aunque es mĂnima la cantidad de fĂłrmulas que avanzan a travĂ©s de las pruebas completas.
Aun asĂ, las esperanzas estĂĄn en el horizonte para encontrar una cura y son dos las lĂneas mĂĄs investigadas:FĂĄrmacos antiamiloides: como aducanumab y lecanemab. Se trata de sustancias que reducen la acumulaciĂłn de placas de beta-amiloide en el cerebro. En los pacientes que participaron en las experimentaciones, la mejorĂa de los sĂntomas fue mĂnima.
FĂĄrmacos contra la proteĂna tau: este grupo de medicamentos bloquea la formaciĂłn de las proteĂnas anormales del alzhĂ©imer.
Por su parte, el uso de células madre es un campo de investigación emergente. Estas células tienen la capacidad de diferenciarse en neuronas, lo que las hace atractivas para la regeneración del tejido cerebral dañado.
5. El conocimiento de los factores de riesgo
Para prevenir la enfermedad de Alzheimer, tenemos que conocer los factores que aumentan la posibilidad de que ocurra. Y en eso hemos avanzado mucho, pues cada vez sabemos mĂĄs sobre aquellas situaciones o circunstancias que nos ponen en riesgo.
SegĂșn los investigadores, las personas con diabetes tipo 2, colesterol elevado, enfermedades cardiovasculares, trastornos de la salud bucal y depresiĂłn son mĂĄs susceptibles. Quiere decir que el control de estas condiciones podrĂa reducir la posibilidad de tener alzhĂ©imer.
TambiĂ©n estĂĄn mĂĄs expuestos los que fuman, los que tienen obesidad y un mal descanso nocturno. Por lo tanto, los cambios hacia hĂĄbitos generales mĂĄs saludables podrĂan ser la clave.
Inclusive, la contaminaciĂłn del aire podrĂa jugar un papel en la enfermedad. AsĂ como tambiĂ©n el aluminio presente en el agua de bebida.
¿QuĂ© nos espera para el futuro?
Las nuevas pruebas para un diagnĂłstico mĂĄs temprano y preciso podrĂan ser el prĂłximo gran avance de la ciencia frente al alzhĂ©imer. Con los descubrimientos recientes en genĂłmica y en biologĂa molecular, tambiĂ©n es probable que surjan tratamientos mĂĄs personalizados y adaptados a las caracterĂsticas de cada paciente.
Se prevĂ© un aumento en la colaboraciĂłn entre investigadores de diferentes campos. Por ejemplo, entre cientĂficos de la neurociencia y la psiquiatrĂa, asĂ como entre biĂłlogos moleculares e ingenieros biomĂ©dicos.
A medida que la investigaciĂłn avanza, tambiĂ©n se espera un aumento en la consciencia pĂșblica sobre la enfermedad. Ello podrĂa impulsar el apoyo para la investigaciĂłn y la mejora de los servicios para pacientes y cuidadores.
En conclusiĂłn, el futuro del abordaje del alzhĂ©imer es un enfoque multidisciplinario que combinarĂĄ biologĂa y tecnologĂa. Todo, en pos de una mejor calidad de vida para las personas que sufren la enfermedad.
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