Microsoft sigue acumulando actualizaciones de software fallidas y la versión final y «estable» Windows 11 24H2 no ha sido una excepción. Una versión que prometía ser el punto de inflexión en cuanto a la mejora en la adopción del sistema (tanto por novedades como por la entrada de Windows 10 en su último año de ciclo de vida) y que ha llegado plagada de errores, algunos muy graves. Preocupante. Y más teniendo en cuenta que esta misma versión ya tuvo que ser retirada en el mes de junio por errores y el fiasco de Recall.
Si la recomendación general para todo tipo de software es mantenerlo actualizado con el último código, especialmente por motivos de seguridad para evitar que sus vulnerabilidades puedan ser explotadas, la realidad de Windows invita a usar otro tipo de estrategia: esperar a ver. Y es que el historial de Microsoft en la entrega de actualizaciones es simplemente desastroso y por ello conviene retrasar su instalación, al menos las actualizaciones de ‘características’, las de ‘calidad’ o las versiones generales que engloba todo como la que nos ocupa.
Cómo deshabilitar la actualizaciones automáticas de Windows (permanentemente)
Hay maneras de aplazar las actualizaciones de calidad y funciones sin afectar a las de seguridad que seguirán instalándose a través de los parches mensuales o los extraordinarios si son necesarios. Es muy sencillo de hacerlo desde la función Windows Update presente en la configuración del sistema operativo.
Pero es un mero aplazamiento temporal. Una vez que se alcanza el límite de tiempo tendrás que instalar las actualizaciones más recientes para poder volver a pausar las actualizaciones. Hay otros métodos más avanzados que usan el registro de Windows para retrasar la actualización de características hasta 365 días o el editor de las directivas de grupo, una herramienta interna muy usada por los administradores TI que permite un mayor control del funcionamiento del PC, incluyendo la gestión de las actualizaciones.
Y hay una opción más radical usando las ‘Políticas de grupo’ que deshabilita las actualizaciones automáticas de Windows permanentemente. Si como nosotros no te fías un pelo de la decepcionante entrega de software de Microsoft o usas equipos para producción y no te puedes permitir el menor riesgo, es la mejor opción. También muy sencillo de gestionar:Accede a la sección de servicios. Por ejemplo, escribiendo «servicios» en el cuadro de búsqueda. O usando el comando ‘services.msc’ desde la función de ejecutar (Windows + R).
En servicios locales busca «Windows Update».
Pulsa con el botón derecho y accede a sus propiedades.
En General > Tipo de inicio, márcalo como Deshabilitado.
Y eso es todo. Simplemente reinicia tu PC para que los cambios se concreten. Windows Update no funcionará automáticamente y te librarás de sus errores. Por supuesto, la opción es completamente reversible para cuando así lo consideres y más potente que la mera pausa de unos días que suele ser insuficiente ante la incapacidad de Microsoft de resolver los problemas.
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