LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Raquel Lemos).- Es normal que al principio nos cueste trabajo asimilar conceptos en una lengua desconocida para nosotros, pero no debemos desanimarnos. Más allá de aprender un idioma, estaremos fortaleciendo nuestra mente.
Sobran los motivos por los que querer aprender otro idioma: conocer nuevas culturas y formas de pensamiento, obtener mayores oportunidades laborales, crecimiento personal, entre otros.
Aunque invertimos dinero en asistir a academias y en profesores particulares, no conseguimos la fluidez que tanto ansiamos.
Hay factores en los que no hemos pensado y que influyen de manera importante en el aprendizaje de un nuevo idioma. Reconocerlos y empezar a ponerles solución será muy importante para que nuestros esfuerzos comiencen a dar fruto.
Aprender un nuevo idioma nos aporta muchos beneficios. Mejora la memoria, la capacidad de atención y potencia el desarrollo de determinadas áreas de nuestro cerebro que están implicadas en el lenguaje.
Pero esto no es todo, ¿sabías que aprender un nuevo idioma nos protege ante enfermedades neurodegenerativas? Esto se debe a que el aprendizaje mantiene la mente activa y mejora la flexibilidad cognitiva.
Sin embargo, a pesar de toda la constancia, paciencia y esfuerzo que requiere aprender esa lengua, seguimos sin ser capaces. ¿Por qué?
Un estudio realizado por los investigadores de la Universidad de McGill en Montreal ha demostrado que el éxito en el aprendizaje de un nuevo idioma depende de las conexiones de nuestro cerebro, que varían de una persona a otra.
No obstante, la directora de la investigación, Xiaoqian Chai, asegura que los resultados no concluyen que una persona esté condicionada por su cerebro a la hora de aprender un idioma con éxito y que el cerebro se puede modelar a través del aprendizaje.
A continuación, hablaremos de las dificultades a las que hacemos frente cuando nos proponemos aprender un nuevo idioma en la edad adulta.
El recuerdo de nuestro hogar
Cuando nos mudamos a otro país para aprender un idioma, nos agrada descubrir a personas provenientes de nuestro lugar natal o a aquellas que hablan nuestra lengua materna. Sin embargo, esto puede ser un impedimento para conseguir la fluidez en el nuevo idioma que estamos aprendiendo.
Por otro lado, sentimos nostalgia de nuestros orígenes. Por eso, muchas personas se niegan a adquirir el nuevo acento impuesto por el aprendizaje de una nueva lengua y esto puede convertirse en una barrera.
Quizás este problema no esté presente en todas las culturas pero, en algunas, cometer un error o hablar mal nos causa mucha vergüenza.
En algunos casos, las personas son competentes en las facetas de escribir, escuchar y leer, pero carecen de la capacidad para hablar a causa de este pavor a hacer el ridículo. Estamos en el proceso de aprender un nuevo idioma y cometeremos errores, ¡es normal!
No obstante, este puede ser un problema muy importante, ya que la persona se niega a practicar la competencia oral en el otro idioma, lo que impide el correcto aprendizaje y desarrollo.
Centrarse solo en una competencia
En algunas escuelas se le da prioridad a la gramática antes que a la competencia oral. En otras es al revés. Se prefiere hablar y hablar, sin prestar atención a saber formar frases bien construidas o a comprender lo que se escucha.
Esto puede dificultar la tarea, pues quedarán cabos sueltos que no se han trabajado. ¿De qué nos sirve saber hablar si después no sabemos redactar o leer?
La falta de lectura
La mejor forma de no tener faltas de ortografía y adquirir nuevo vocabulario es leer. No obstante, en un nuevo idioma esto puede resultar desalentador.
Descubrir que hay muchas palabras que aún no sabemos y que la lectura nos va a llevar mucho más tiempo puede tirar nuestra motivación por los suelos.
Por eso, es importante leer mucho, pero hacerlo por niveles de dificultad. Empezar con un libro de un nivel muy básico e ir incrementándolo a medida que avancemos.
Eso sí, hay que saber gestionar ese estrés que a veces nos invadirá por no poder leer con una fluidez normal.
Busca una forma de aprender que sea divertida, así no te parecerá tediosa la tarea de practicar cada día. Aprender un idioma conlleva dedicación y constancia. Entonces, ¿por qué no divertirnos mientras aprendemos?
Si te gusta el cine, disfrutarás viendo las películas en versión original. Puedes empezar poniendo los subtítulos en tu idioma y después quitarlos cuando te encuentres preparado.
También puedes buscar un amigo con quien practicar, puedes salir de paseo o a tomar algo. A la vez que conoces gente nueva mejorarás tu fluidez en ese idioma que quieres aprender.
Para concluir, aprender un nuevo idioma conlleva un gran trabajo. No podemos pretender saber inglés, francés, portugués o cualquier otra lengua de un día para otro. Necesitamos practicarlo cada día, dejando de lado el miedo y la frustración que nos desanimarán y nos instarán a dejarlo.
La paciencia, la práctica y la motivación nos permitirán aprender mucho más rápido de lo que pensamos. Adoptemos el error como una manera eficaz de asimilar los conocimientos y enfrentémonos a esa vergüenza que no nos sirve de nada. Es un sentimiento inútil que, lejos de producir algún beneficio, nos retrasará en nuestro aprendizaje.
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