La verdad es que la imagen que se ha generado alrededor de Windows 11 no es buena, aunque siendo sinceros en este caso no se trata solo de una cuestión de imagen. Dicho sistema operativo arrastra problemas que todavía hoy no se han resuelto, y es claramente inferior a Windows 10 en ciertos aspectos. Si a esto unimos el polémico tema de las actualizaciones, que siguen llegando cargadas de errores, tenemos un cuadro bastante claro que nos pinta al detalle algunas de las carencias más importantes de Windows 11.
En mi caso, utilizo Windows 11 en el banco de pruebas y en el portátil, pero tengo Windows 10 en mi PC personal, y no pienso actualizar a corto ni a medio plazo. En el portátil actualicé a Windows 11 porque quise probar dicho sistema operativo de una manera más personal y más intensiva, y la verdad es que la experiencia no me gustó.
Incluso tras tanto tiempo utilizando Windows 11 en el banco de pruebas no termino de acostumbrarme del todo a este sistema operativo. Puede que alguno piense que eso es porque no he dado el salto completo a dicho sistema operativo, y puede que tengáis una parte de razón, pero es que me siento mucho más cómodo cuando utilizo Windows 10, y teniendo en cuenta la cantidad de horas que paso al día delante del PC no me compensa afrontar ahora mismo una transición a Windows 11.
No descarto actualizar en un futuro, de hecho está claro que al final tendré que pasar por el aro y abandonar Windows 10, pero no tengo ninguna prisa, y viendo las informaciones que llevan circulando desde hace meses sobre un posible Windows 12 quién sabe, igual al final me acabo pasando directamente a este, todo dependerá la realidad del momento, del estado en el que se encuentre Windows 11 y de lo que ofrezca Windows 12. La verdad es que los primeros rumores son interesantes, ya que lo colocan como un sistema operativo inteligente que supondrá un avance muy grande.
Sé que muchos de vosotros tenéis dudas sobre si realmente vale la pena dar el salto a Windows 11, sobre todo ahora que ha recibido varias actualizaciones y que en teoría se encuentra en un estado más maduro. En este artículo os voy a dar nueve razones muy claras por las que es mejor seguir con Windows 10, y no, no voy a centrarme en daros mi visión personal de Windows 11, sino que todas las razones que vamos a ver parten de una base totalmente objetiva, y no representan una opinión.
1.-Windows 10 funciona mejor que Windows 11 con hardware menos potente
Es un hecho que Windows 10 es un sistema operativo muy completo y perfectamente funcional, y también que resulta mucho menos exigente que Windows 11 a nivel de hardware. Esto queda claro desde el momento en el que vemos los requisitos mínimos de cada uno de estos dos sistemas operativos, pero es que incluso cuando los utilizamos en equipos que superan esos requisitos mínimos la diferencia de rendimiento es grande.
Por ejemplo, un PC configurado con 4 GB de memoria RAM y una CPU de dos núcleos y cuatro hilos ofrece una experiencia de uso bastante buena con Windows 10, pero no podemos decir lo mismo si le instalamos Windows 11, ya que nada más iniciar el sistema casi toda la memoria RAM está ocupada, y el rendimiento es bastante pobre.
Es un hecho que Windows 11 no funciona bien con 4 GB de RAM, pero es que incluso si utilizamos Windows 11 en un equipo configurado con 8 GB de memoria RAM, que es el doble de lo que exigen los requisitos mínimos, la experiencia tampoco será totalmente satisfactoria, y el resultado solo será realmente aceptable para escenarios de uso básico y multitarea mínima.
Tenlo claro, Windows 11 es más exigente que Windows 10 a nivel de hardware, y funciona peor con configuraciones en las que este último suele moverse bastante bien. Si tienes un PC modesto no lo dudes, es mejor que te quedes en Windows 11. En caso de que tengas un PC potente y estés pensando saltar a dicho sistema operativo sigue leyendo, porque tienes razones para pensártelo un poco más.
2.-Windows 11 sigue dando problemas de rendimiento
Esto también es un hecho constatado. Hace un par de años se confirmó un problema importante que reducía el rendimiento de los procesadores Ryzen en Windows 11, y con el paso del tiempo hemos ido viendo otros problemas similares que volvían a reducir el rendimiento de los procesadores Ryzen de AMD, y que incluso afectaban a otros componentes importantes, como la tarjeta gráfica.
Microsoft ha sido incapaz de generar un escenario de confianza que anime al usuario a dar el salto a Windows 11, y esto es especialmente grave si hablamos de aquellos que utilizan un procesador Ryzen de AMD, ya que han sido los más afectados por esos problemas de rendimiento y estos problemas se han repetido en más de una ocasión.
No es plato de buen gusto tener un procesador potente que supera de largo los requisitos de Windows 11, y también los de los juegos y aplicaciones que utilizamos, y ver que este no desarrolla todo su potencial y que rinde menos de lo que debería porque Windows 11 tiene problemas que ya deberían haber quedado totalmente resueltos. A esto debemos unir que, incluso cuando ya parecían haber sido superados, esos problemas han vuelto.
Al final la clave está en esa situación de inseguridad que sigue generando Windows 11, especialmente con ciertos componentes, y que afortunadamente no nos encontraremos en Windows 10. Con esto no quiero decir que este último sea un sistema operativo perfecto y libre de errores, pero sí que es cierto que no da todos los problemas que estamos viendo en Windows 11.
3.-La interfaz de Windows 11 es mejorable y tiene carencias importantes
Esa es una de las cosas que más me ha echado para atrás durante mis aventuras con Windows 11, y es un dato objetivo porque está respaldado por las valoraciones de otros medios, y porque hacer cosas tan sencillas como crear una nueva carpeta es más complicado y lleva más tiempo en Windows 11 que en Windows 10.
La interfaz de Windows 11 es menos intuitiva, el menú de inicio es claramente inferior, tanto por diseño como por funciones, y Microsoft ha introducido cambios que han hecho que, al final, cosas sencillas y muy básicas que podíamos hacer con unos simples clics en Windows 10 ahora requieran de una mayor cantidad de pasos, y que en algunos casos puedan llegar a frustrar a los usuarios con menos experiencia.
En este sentido quiero compartir con vosotros algo muy curioso, y es que en su primera interacción con Windows 11 una amiga tuvo que llamarme por teléfono porque no daba con la tecla para crear una carpeta, ya que al hacer clic derecho no le aparecía directamente la opción «Nuevo > Carpeta». Esta es otra prueba de los errores que ha cometido Microsoft con la interfaz de Windows 11.
Afortunadamente Microsoft se ha dado cuenta de este error, y ahora sí nos aparece la opción de crear nueva carpeta directamente con un clic derecho. Sin embargo, la interfaz de Windows 11 sigue teniendo margen de mejora, y no solo a nivel de sistema operativo, también en lo que respecta a sus aplicaciones más básicas.
Recordad que, al final, cada usuario es un mundo, y que no todos tenemos el mismo nivel ni somos capaces de asimilar y de adaptarnos de la misma forma a una nueva interfaz. Esto se puede complicar aún más cuando la interfaz que monta un nuevo sistema operativo no es nada intuitiva o se aleja mucho de la versión anterior, cosa que precisamente sucede con Windows 11.
4.-Windows 10 es un sistema operativo más fiable y más maduro
Ya he dicho que los inicios de Windows 10 no fueron fáciles, de hecho en su debut fue bastante criticado, se vio envuelto en la polémica de las actualizaciones gratuitas «forzadas» de Microsoft, y en general los usuarios sentían que Windows 7 seguía siendo el caballo ganador, precisamente por su madurez y por su estabilidad.
El caso es que, con el paso de los años, Microsoft fue lanzando numerosas actualizaciones que mejorando notablemente Windows 10, tanto a nivel de interfaz como de funciones, de seguridad y de estabilidad, y al final dieron forma a uno de los mejores sistemas operativos que ha lanzado la compañía hasta el momento, y se mantiene como una de las mejores opciones a día de hoy.
Windows 10 es más estable, está más madurado, presenta menos errores y lleva una racha más razonable en todo lo que respecta a los fallos derivados de actualizaciones. Por otro lado, también es un sistema operativo que se lleva bien con hardware antiguo, y es capaz de funcionar de forma óptima con configuraciones que no son compatibles con Windows 11.
Podría poner muchos ejemplos. Imagina que tienes un PC equipado con un Ryzen 7 1700, un procesador de 8 núcleos y 16 hilos, 16 GB de RAM y un SSD. Este ordenador no es compatible con Windows 11, y podrías tener problemas de rendimiento y de estabilidad si fuerzas la instalación de dicho sistema operativo, cosa que no ocurriría con Windows 10, donde tendrías un soporte pleno y una estabilidad total.
5.-Con Windows 10 seguiremos teniendo soporte hasta 2025
Este punto también es importante, y es que Windows 10 tiene todavía más de dos años de soporte asegurados, lo que significa que no deberías tener ninguna prisa por actualizar a Windows 11. Dicho sistema operativo recibirá sus últimas actualizaciones en octubre de 2025, y a partir de dicha fecha quedará totalmente abandonado.
Si sigues utilizando Windows 10 después de esa fecha final de soporte no tendrás ningún problema a corto plazo, y lo más probable es que tampoco a medio plazo, aunque al final será recomendable que empieces a valorar actualizar a un sistema operativo más moderno que siga recibiendo soporte y actualizaciones a nivel de seguridad, ya que los agujeros y problemas de seguridad se irán acumulando en Windows 10 con el paso del tiempo, y no serán resueltos.
Con esto en mente, no es mala idea esperar uno o dos años más para que Windows 11 termine de madurar. Esto puede acabar ahorrándonos muchos disgustos, y nos permitirá disfrutar de dicho sistema operativo a otro nivel, siempre que Microsoft haga los deberes y lo pula como es debido durante ese periodo de tiempo.
Windows 10 seguirá recibiendo actualizaciones importantes, y ofrece un conjunto de funciones avanzadas muy completo, así que en líneas generales tampoco tendrás nada de lo que preocuparte si decides apurar hasta el final de su vida útil. Recuerda que ahora mismo casi todas las funciones clave de Windows 11 también están presentes en Windows 10.
6.-Windows 11 recibe actualizaciones problemáticas
Y esto es algo que no va a cambiar ni a corto ni a medio plazo. Si miramos el historial de actualizaciones que ha ido recibiendo Windows 11 nos daremos cuenta de que los problemas han sido prácticamente una constante, y que al final Microsoft tiende a lanzar actualizaciones que parecen no haber pasado por un proceso de prueba lo suficientemente estricto.
Al final, esto hace que el usuario final llegue a convertirse en un «probador beta» más, y que en algunos casos se produzcan fallos y errores graves que terminen con Microsoft recomendando la desinstalación de una actualización concreta. Sé que esto no es algo nuevo, y que también ha ocurrido con Windows 10, pero ahora mismo la situación ha mejorado notablemente con dicho sistema operativo, y Windows 11 se ha convertido en la gran cuenta pendiente de Microsoft.
Los que nos leéis a diario sabéis que al final Microsoft tiene una cuenta pendiente con las actualizaciones de Windows en general, pero ahora mismo Windows 11 se lleva la palma en este sentido, y es mejor esperar a que la situación mejore, sobre todo si utilizáis equipos con componentes que, a pesar de estar soportados, no encajan en el concepto de «actuales».
Por otro lado os recuerdo el consejo de siempre tanto si utilizáis Windows 10 como Windows 11, no seáis de los primeros en instalar las actualizaciones de Windows, posponedlas hasta que veáis qué resultados están dando en general, y valorad las opiniones de los usuarios para ver si realmente han llegado en un estado aceptable o si ha ocurrido todo lo contrario.
7.- Los requisitos son más altos de lo que parece
Cuando miramos los requisitos de Windows 11 es fácil pensar no son para tanto, y que en realidad no es tan exigente como quieren hacernos creer, pero en realidad ocurre todo lo contrario. El problema está en que Microsoft no concreta un detalle muy importante, y es que solo son compatibles determinados procesadores.
Para ejecutar Windows 11 necesitamos un procesador de dos núcleos a 1 GHz, 4 GB de RAM, 64 GB de espacio libre y un chip TPM 2.0 o equivalente. No parece gran cosa, pero como dije el problema está en la compatibilidad real a nivel de componentes, y también en el alto consumo de recursos que tiene este sistema operativo.
Por ejemplo, un Intel Core i7-7700K, que tiene 4 núcleos y 8 hilos y un IPC bastante decente, no es compatible con Windows 11. Necesitaremos como mínimo un Intel Core Gen 8 o superior. En el caso de AMD un Ryzen 7 1800X con 8 núcleos y 16 hilos no es compatible, necesitaríamos como mínimo un Ryzen serie 2000.
Si nos atrevemos a ejecutar Windows 11 en un PC que solo tenga 4 GB de memoria RAM tendremos una experiencia de uso terriblemente mala. El rendimiento será muy pobre, y con 8 GB tampoco nos encontraremos en un nivel ideal. Necesitaremos contar al menos con 16 GB de RAM para que este sistema operativo funcione realmente bien. Con Windows 10 a partir de 8 GB la experiencia ya es buena.
8.- Windows 10 rinde mejor en juegos con el mismo hardware
Es un hecho demostrado, y es lógico porque al final es un sistema operativo mejor terminado, más pulido y con un consumo de recursos más bajos. La diferencia de rendimiento con aplicaciones y la experiencia de uso en general también es mejor con Windows 10, algo que puedo confirmar tras varios meses utilizando a diario Windows 11.
Tanto Intel como AMD recomiendan utilizar Windows 11 con sus procesadores más avanzados, pero la verdad es que tanto los Core Gen 12 y superiores como los Ryzen 7000 y superiores funcionan perfectamente con Windows 10, de hecho no he tenido ningún problema para hacer pruebas con un Ryzen 7 7800X3D en dicho sistema operativo, y el rendimiento ha sido excelente.
La diferencia de rendimiento entre ambos sistemas operativos no es muy grande en juegos si hablamos de valores medios, ya que oscila entre un 2% y un 10%, pero hay títulos concretos en los que nos podemos encontrar diferencias de entre 10 y 20 fotogramas por segundo, así que no es algo que podamos despreciar o pasar por alto.
Si tienes un PC con Windows 10 y lo utilizas exclusivamente para jugar tranquilo, ahora mismo no hay ninguna razón por la que debas plantearte dar el salto a Windows 11, y como dije anteriormente este sistema operativo tendrá soporte hasta el 14 de octubre de 2025, así que todavía tienes más de un año para seguir disfrutándolo.
9.- Anuncios, muchos anuncios
Microsoft está convirtiendo a Windows 11 en un «campo de anuncios», y esto es algo cada vez más molesto, porque aparecen en espacios donde antes no estaban. Este tema es fácil de resolver, ya que es posible deshabilitar los anuncios de una manera sencilla siguiendo estos pasos, pero esto es algo que muchos usuarios desconocen, y ahí es donde tenemos un problema importante.
Sí, ya sé que Windows 10 también tiene anuncios, pero en una cantidad menor, y esto hace que resulten menos molestos. Microsoft ha adoptado una línea muy clara, y es evidente que piensa seguir colando cada vez más anuncios en Windows 11, un sistema operativo que no es precisamente barato, ya que en su versión Home cuesta alrededor de 149 euros (versión retail).
La compañía juega con la ventaja que os he comentado anteriormente, que muchos usuarios de Windows ni siquiera saben que los anuncios se pueden desactivar, y esto le supone una ventaja muy importante. Aquellos que no saben quitarlos verán los anuncios, y los que saben quitarlos no se quejarán demasiado porque saben cómo hacerlo.
Será interesante ver cómo evoluciona la estrategia de Microsoft en este sentido, y hasta qué punto está dispuesto a llegar con los anuncios en Windows 11. El gigante de Redmond no es el único que utiliza este tipo de prácticas en su ecosistema de software, pero sigo pensando que meter publicidad en un sistema operativo de pago con su precio de casi 150 euros es una falta de respeto hacia el usuario.
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