Microsoft abre su artículo hablando de Windows 11 y el tema de la nube. Según la compañía es erróneo pensar que para dar el salto a dicho sistema operativo sea necesario apostar por la nube de forma nativa. Esta es una posibilidad, pero no es ni mucho menos obligatorio. El segundo mito es que pasar de Windows 10 a Windows 11 supone un gran cambio, nada más lejos de la realidad según Microsoft, quien destaca que la transición es sencilla y que mantiene una compatibilidad total.
La idea de compatibilidad nos lleva al tercero de los mitos que rodean a Windows 11, el riesgo de tener problemas de compatibilidad con ciertas aplicaciones. Microsoft asegura que Windows 11 está construido bajo los mismos pilares que Windows 10, que tiene beneficios importantes y que no tendremos problemas de compatibilidad con las aplicaciones que veníamos utilizando con este sistema operativo si decidimos actualizar. En teoría, el 99,7% de las aplicaciones compatibles con Windows 10 funcionan en Windows 10.
Saltando al cuarto mito nos encontramos con el tema de la experiencia de uso y la productividad. Microsoft niega que los cambios realizados a nivel de interfaz en este sistema operativo puedan tener un impacto negativo en la productividad, algo que es una verdad a medias, porque en mi caso cuando actualicé a Windows 11 desde Windows 10 sí que note una pequeña pérdida de productividad hasta que terminé de acostumbrarme a esos cambios a nivel de interfaz. No fue grave ni duró mucho tiempo, pero fue real.
El quinto mito está más centrando en empresas, y dice que tener varios dispositivos configurados de manera diferente puede aumentar el coste de propiedad. Microsoft dice que este desafío también estaba presente con Windows 10, y que al final existen maneras de reducir el coste de propiedad en función de si se trata de nuevos dispositivos o de dispositivos ya existentes. Por último el gigante de Redmond dice que «no deberíamos tener miedo» de saltar a Windows 11.
Mitos y Windows 11: mi experiencia
La verdad es que me costó bastante dar el salto, pero tengo que reconocer que llevo ya unos cuantos meses utilizando Windows 11 y que de momento no he tenido ningún problema. El rendimiento es bueno porque tengo dicho sistema operativo instalado en un PC de gama alta, y se mantiene en buen estado porque lo uso con cabeza y realizo mantenimientos básicos al menos una vez al mes.
También tengo cuidado con el tema de las actualizaciones tanto a nivel de controladores como de sistema operativo. El único problema grave que tuve con Windows 10 fue debido a una actualización vía Windows Update que estaba en mal estado, así que aprendí la valiosa lección de posponer las actualizaciones lo máximo que sea posible, hasta que esté seguro de que no van a darme ningún quebradero de cabeza.
Para un usuario particular saltar a Windows 11 no debe ser nada frustrante, siempre que tengamos un PC que supere los requisitos mínimos. Para una empresa, o incluso para un profesional, es una decisión más importante y debería ser meditada con sumo cuidado, porque al final de este sistema operativo dependerá tu trabajo y tu productividad.
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