Con seguridad todos los que nos dedicamos a la formación, al menos en los niveles superiores, deseamos lograr que los jóvenes sepan pensar con rigor y sobre todo que tengan ideas propias. Sin embargo, la experiencia habitual nos muestra que la mayor parte de los jóvenes no desea tener un propio pensamiento, porque están persuadidos de que eso genera problemas. No merece la pena pensar- dicen- más vale vivir al día, divertirse lo que uno pueda y ya está.
En consonancia con esta actitud, el estilo de vida juvenil es notoriamente superficial y efímero; es enemigo de todo compromiso. Los jóvenes no quieren pensar porque el pensamiento -por ejemplo, sobre las graves injusticias que atraviesan nuestra cultura- exige siempre una respuesta personal, un compromiso que sólo en contadas ocasiones están dispuestos a asumir. No quieren compromiso con absolutamente nada. Consumen relaciones de calada en calada, dicen "te quiero" demasiado rápido: la primera discusión y enseguida la relación ha terminado. Les da miedo a comprometerse y a la responsabilidad, de tener que cuidar a alguien de por vida, por no hablar de querer para toda la vida.
El temor al compromiso de una generación que se refugia en la superficialidad me parece algo tremendamente peligroso. De hecho, puede decirse que la mayoría de los universitarios de hoy en día, dicen que pensar es arriesgado y se conforman con divertirse. No pensar tiene como consecuencia que al final son las modas y las corrientes de opinión difundidas por los medios de comunicación y las redes sociales las que acaban moldeando el estilo de vida de toda una generación hasta sus menores entresijos. Sabemos bien que, si la libertad no se ejerce día a día, el camino del pensamiento acaba siendo invadido por la selva, la sinrazón de los poderosos y las tendencias dominantes en boga.
¿Qué puede hacerse? Los profesores sabemos bien que no puede obligarse a nadie a pensar, nada ni nadie puede sustituir esa íntima actividad del espíritu humano que tiene tanto de aventura personal. Lo que sí podemos hacer siempre es pensar juntos suscitando interrogantes que enciendan su curiosidad natural. Podremos hacerlo a menudo a través de nuestra escucha paciente y, en algunos casos, invitándoles a escribir. No se trata lamentarse de la situación de la juventud actual, sino que más bien hay que hacerse joven para llegar a comprenderles y poder establecer así un puente afectivo que les estimule a pensar.
*
Los comentarios expresados en las secciones de opinión, reclamos del pueblo, campos pagados, negociemos, en la opinión de los lectores y comentarios de terceros al final de las notas o en las páginas de redes sociales, son responsabilidad exclusiva de sus autores.
nos interesa tú opinión al respecto. Te invitamos a participar...
Pueden escríbenos también a nuestro correo electrónico
Miembro de la Red de Medios Alternativos Independientes - REDMAI
Goicoechea, San José - Costa Rica
0 Comentarios
Queremos ver tus comentarios, estos nos enriquecen y ayudan a mejorar nuestras publicaciones :
_______________________________________________