Se dice que son buenos para la salud y que ayudan en la digestión; aunque también hay quienes piensan que no los necesitan. En suma, hay muchos mitos y verdades sobre los probióticos, esos productos que se convirtieron en los suplementos dietéticos más demandados y consumidos en el mundo.
Si bien nuestros intestinos ya contienen bacterias buenas, está científicamente demostrado que consumir probióticos tiene un impacto positivo en la salud, ayudando con la absorción de nutrientes, potenciando el sistema inmunitario e incluso mejorando la salud mental.
Mitos sobre los probióticos en la salud
Si bien la OMS se refiere a los probióticos como algo positivo para la salud «cuando se administran en cantidades adecuadas», también es cierto que, alrededor del tema, existen una gran cantidad de dudas. Es por ello que, en este artículo, exploraremos los 16 mitos más importantes que se dicen acerca de consumir probióticos. ¡Acompáñanos!
1. Una persona sin síntomas no necesita probióticos
En la actualidad, hay muchos alimentos ultraprocesados con aditivos y una diversidad de sustancias. Además, tenemos dietas altas en harinas y azúcares simples, así como también consumimos antibióticos y otros medicamentos. Esto, sin dejar de mencionar la posible presencia de elementos contaminantes en el agua potable.
Todo lo anterior puede afectar la salud intestinal, impactando en la microbiota y propiciando que, en su lugar, prosperen bacterias perjudiciales. Entonces, un probiótico podría resultar beneficioso, aunque no se hayan presentado aún problemas evidentes de salud.
2. Los probióticos son medicamentos
En el sentido estricto del término, no se consideran medicamentos, sino suplementos dietéticos cuando los encontramos en el mercado en forma de cápsulas, polvos o gotas. También hay alimentos naturales que contienen probióticos.
3. Todo alimento que contiene bacterias es probiótico
No siempre es así. En un alimento contaminado puede haber microorganismos que, en realidad, resulten perjudiciales.
Para ser considerados como tales, los alimentos probióticos no solo deben contener bacterias vivas, sino tenerlas en un nivel adecuado. Además, deben aportar beneficios que estén respaldados por estudios científicos.
4. Los alimentos fermentados son probióticos
Algunos alimentos fermentados son probióticos y otros no. Los que son sometidos a procesos de pasteurización, cocción, destilación, entre otros; pueden terminar sin bacterias vivas. Eso no significa que dejen de ser nutritivos.
5. Los yogures son probióticos
Sí, los yogures contienen bacterias que se consideran beneficiosas. No obstante, es importante aclarar que no todos los yogures son probióticos. La leche se pasteuriza para excluir bacterias, lo que eliminaría la presencia de los microorganismos; no obstante, algunas marcas comerciales añaden cepas beneficiosas luego de pasteurizar.
Por lo tanto, hay que revisar la etiqueta para comprobar si se trata de un «yogur pasteurizado después de la fermentación» o «con probióticos añadidos».
6. Todos los probióticos son iguales
No, no todos los probióticos son iguales. Cada cepa de bacteria es un ser vivo distinto. Por ejemplo, los yogures pueden contener Bifidobacterium o Lactobacillus, los cuales, a su vez pueden ser bulgaricus, acidophilus, rhamnosus, paracasei u otras cepas.
7. Los probióticos funcionan igual dentro del cuerpo
Las propiedades de los probióticos y sus posibles efectos en el organismo pueden variar. Por ejemplo, se dice que el Bifidobacterium infantis es beneficioso para las personas que sufren síndrome del intestino irritable; mientras que Lactobacillus rhamnosus puede ayudar a prevenir efectos adversos relacionados con el uso de antibióticos.
8. Mientras más bacterias, mayor efectividad
No necesariamente habrá más efectividad con más bacterias presentes. En efecto, los probióticos deben contener una cantidad mínima de cepas para que surtan efecto.
Esa cantidad es variable de acuerdo al producto y se han estipulado algunos mínimos para ciertas condiciones. No es lo mismo tomar probióticos para prevenir la diarrea por antibióticos que como un suplemento cotidiano.
El intestino también tiene un límite máximo de recepción de colonias bacterianas por día. Superarlo no implicará mayores beneficios.
9. Funcionan mejor los que tienen más de una cepa
Se ha comprobado que los probióticos que contienen múltiples cepas distintas suelen resultar más efectivos que los de una sola. De esta manera, el suplemento podría cumplir diferentes funciones.
Aunque hay que aclarar que no por el hecho de asociar varias cepas se convierte en un producto efectivo siempre. Debe haber algún estudio científico que dé respaldo.
10. El yogur es el mejor alimento probiótico
Todos los alimentos fermentados que se desarrollen utilizando o añadiendo bacterias vivas serán buenos probióticos. Si bien el yogur es un alimento popular muy consumido en el mundo, también hay otras opciones:
Chucrut
Tempeh
Kombucha
Es oportuno recordar que, en todos estos casos, el efecto dependerá de las cepas, la combinación de las mismas y si los alimentos han pasado por algún proceso que pudiese afectar a las bacterias.
11. Los probióticos de origen animal son los más adecuados
Entre los mitos de los probióticos se encuentra también la creencia de que los de origen animal son más efectivos. Sin embargo, en las definiciones de instituciones como la OMS, se habla de probióticos como microorganismos vivos sin especificar su origen. De hecho, se usaron con buenos resultados cepas aisladas de plantas, animales, e incluso de fuentes humanas.
12. Debemos consumir probióticos si estamos tomando antibióticos
Se considera recomendable el consumo de probióticos cuando estamos siguiendo un tratamiento antibiótico. Estos últimos fármacos no solo eliminan las bacterias patógenas, sino que también afectan la microbiota normal del cuerpo.
Un suplemento probiótico ayudaría a reducir el riesgo de diarreas asociadas con tales medicamentos. En algunos casos, también prevendrían recurrencias de las infecciones a largo plazo.
13. Los probióticos producen efectos secundarios
En principio, las bacterias probióticas que se consumen ya se encuentran de manera natural dentro del cuerpo, por lo que no debería esperarse una reacción negativa. Sin embargo, es posible que exista algún inconveniente debido a un ingrediente o aditivo que tenga el alimento o el suplemento, como lactosa o gluten.
14. Consumir probióticos no es suficiente para mejorar la salud intestinal
En efecto, no solo basta con los probióticos. Sobre todo, si llevamos una dieta que es baja en fibra y alta en otros productos que pueden causarnos problemas, como los ultraprocesados. El probiótico no es mágico y debe acompañarse de una pauta alimenticia acorde.
15. Los alimentos probióticos deben refrigerarse
Lo ideal es que los productos alimenticios se consuman frescos. O, en todo caso, almacenarlos por corto tiempo y en determinadas condiciones.
Muchas bacterias vivas son sensibles a la luz y la temperatura. Hay cepas que no se benefician con la refrigeración; al contrario, el frío detiene su crecimiento y hasta las elimina.
Es posible que los alimentos y las bebidas fermentadas que permanecen en las neveras de los supermercados durante largos periodos, contengan bacterias muertas. Además, si no hay suficiente cantidad de colonias para multiplicarse, el paso por el ambiente ácido del estómago eliminará una proporción importante.
La alternativa natural son las bebidas de fabricación, fermentación y mantención caseras, como el kéfir. No obstante, hay que realizar el proceso de obtención con estándares altos de bioseguridad y siguiendo instrucciones precisas.
16. Al tomar probióticos por un tiempo el cuerpo se acostumbra
Con los probióticos no ocurre lo mismo que con ciertos fármacos, que pueden perder la efectividad, generar tolerancia o causar efectos secundarios. Recordemos que se trata de bacterias que ya se encuentran en el intestino, así que no estamos añadiendo nada extraño al cuerpo.
¿Cuál es el mejor probiótico?
Debido al interés que generan y al crecimiento de la demanda, en el mercado se encuentra una gran variedad de productos probióticos. Tanto en suplementos como en alimentos.
Saber cuál sería la mejor opción para cada persona es algo que debe ser discutido con un nutricionista o con un médico. Cada probiótico trae diferentes combinaciones de cepas con diversas cantidades y efectividades demostradas para ciertas condiciones de salud.
No hay un producto que pueda ser considerado mejor que todo el resto. En realidad, depende de las necesidades del usuario.
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