Telefónica cumple 100 años, repasamos su historia


LA VOZ DE GOICOECHEA (Por David Salces).-  Tal día como hoy, 19 de abril, pero de 1924, nacía Telefónica o, para ser más exactos, la CTNE (Compañía Telefónica Nacional de España), que finalmente traía a nuestro país uno de los ingenios de comunicación más sorprendentes hasta el momento. Era sábado, Sábado Santo para más señas, cuando el primer primer proyecto de comunicar toda la geografía nacional a través del teléfono daba sus primeros pasos. Y digo que era el primer proyecto de carácter nacional porque, con anterioridad ya se habían puesto en marcha algunos proyectos similares pero limitados a algunas regiones en concreto.

Así, como nos recuerda la página web publicada por Telefónica para festejar su centenario, la CTNE combinó, en su germen, dichas iniciativas previas, la participación de algunos inversores como el Banco Urquijo (lo que nos explica que su primer presidente fuera, precisamente, Estanislao de Urquijo y Ussía, Marqués de Urquijo) y la participación de la estadounidense ITT ( International Telephone & Telegraph). Los medios eran modestos, pero los planes resultaban, para la época, tremendamente ambiciosos. Como ejemplo de ello, ese mismo año se iniciaron los trabajos para comunicar la península con Ceuta y Tetuán (entonces capital del protectorado español de Marruecos), con su primer cable submarino, que partía desde Algeciras en el extremo peninsular.

Durante los siguientes años las actividades se centran, claro, en el despliegue de su red, pero también en las mejoras de la misma. Así, aunque en sus inicios la infraestructura era de tipo aéreo, ya en 1925 se despliega la primera red soterrada, algo que además permitió que la red fuera mucho más densa, además de estar bastante más protegida de las inclemencias climatológicas y de otros tipos. También se dieron los primeros pasos para la automatización del servicio, que no dejaba de crecer en número de abonados.

De este modo llegamos a uno de los grandes hitos históricos de Telefónica, que tuvo lugar en 1928. Los conocedores de la historia, y más de un abonado de Netflix, seguro que ya sabe a qué me refiero. Efectivamente, el 13 de octubre de 1928 el rey Alfonso XIII realizó la primera llamada telefónica transatlántica, con el entonces presidente de Estados Unidos, Calvin Coolidge, que se encontraba en Washington D.C. La descripción del sistema empleado para aquella histórica comunicación nos deja claro el enorme desafío técnico que supuso:

«Es la primera comunicación telefónica trasatlántica que utilizó todas las técnicas de transmisión posibles en el momento: hilo aéreo de cobre entre Madrid y Zaragoza, empleando la frecuencia ordinaria de la voz humana, para continuar hasta Versalles con alta frecuencia, y de allí hasta Boulogne por cable terrestre y cruzar el canal de la Mancha conectando con Londres. Ya desde Rugby en Reino Unido se emitió la voz por radio a través del Atlántico, que se recibió en la costa de Canadá y se transportó por cable hasta Washington«.



Tan histórico es ese momento que, de hecho, se reproduce en la primera temporada de Las Chicas del Cable, la primera producción de Netflix llevada a cabo en España, una trémula ficción sobre la vida y tribulaciones de un grupo de operadoras de centralita de Telefónica. A día de hoy, claro, establecer una comunicación de este tipo, incluso con el otro extremo del mundo, es un proceso tremendamente sencillo gracias a la tecnología, pero en aquel momento fue toda una proeza. Y ese mismo año se inició, también, el despliegue de otro de los servicios históricos de la compañía, los teléfonos públicos.

La década de los 30 arranca con 2.500 poblaciones ya conectadas a la red, y con múltiples enlaces internacionales, incluidos algunos transatlánticos ya probados y operativos. Durante esta más que convulsa década de la historia de nuestro país, el ritmo de crecimiento de Telefónica también se vio afectado por las circunstancias, pero aún así se produjeron algunos avances importantes, como la conexión plena del archipiélago canario con la red en 1931 y el crecimiento en el tamaño de la misma y en las conexiones con otros países. Los años de la Guerra Civil marcan, no obstante, un parón prácticamente absoluto, no de la actividad pero si del crecimiento y la innovación.

La década de los 40, por su parte, se ve profundamente influenciada tanto por la situación de posguerra de nuestro país como por los devastadores efectos globales de la Segunda Guerra Mundial. No obstante, pasado el primer lustro se empiezan a producir cambios significativos, como la nacionalización de Telefónica, el incremento de un dígito, pasando de cinco a seis, en la numeración de las líneas (señal del crecimiento de abonados, especialmente en Madrid), el hito de más de medio millón de líneas (en 1948) y la integración de Gipuzkoa en la red, con lo que ésta finalmente llegaba a todas las provincias españolas.



Aunque la situación económica global aún acusaba los efectos de la Segunda Guerra Mundial, las circunstancias empiezan a ser mejores, lo que se empieza a notar también en Telefónica. Así, estos fueron años de crecimiento de las listas de espera para poder instalar un teléfono en casa, pese al crecimiento de la plantilla de la compañía, y de nuevo vemos cómo la innovación técnica, ya sea propia o adoptada de otras compañías, vuelve a marcar su agenda.

Algunos se sorprenderán al saberlo, pero ya en 1952 se realizaron las primeras pruebas de un sistema de telefonía móvil, con una tecnología muy primitiva pero que apuntaba a un futuro en el que las comunicaciones podrían ser móviles. También en esa década empieza a ser posible realizar llamadas de abonado a abonado, sin tener que pasar por la operadora que, a través de su «clavijero» estableciera el enlace con un cable y, para cerrar el primer lustro, se alcanza el millón de teléfonos instalados. Y en 1957 un nuevo hito en lo referido a la movilidad de las comunicaciones, con la llegada de las comunicaciones directas con alta mar.



Los sesenta, la década del desarrollismo, se vio fielmente representada en los avances de la compañía. Tener teléfono en casa se va popularizando y deja de ser algo solo al alcance de los más pudientes. Por otra parte, llega uno de los elementos más icónicos de Telefónica: la cabina, que empezó a formar parte del paisaje urbano en 1963 y nos ha acompañado durante cerca de sesenta años, hasta su ocaso en 2022.

Esta década también es clave, a escala global, en lo referido al despliegue de cables submarinos, que mejoraban sustancialmente lo que podían ofrecer los radioenlaces empleados hasta aquel momento. También fue la década de llegada del contestador automático y de teléfonos con diseños más «modernos», como los muy recordados (y bastante cotizados actualmente en el mercado vintage) Góndola.

Ahora bien, si hay un momento histórico en esta década, y en el que Telefónica también tuvo su papel, fue en la llegada del hombre a la Luna con la misión espacial Apolo XI. ¿Cómo? Pues estableciendo todos los enlaces necesarios, incluso los intercontinentales transatlánticos tras un fallo en el satélite que se iba a emplear inicialmente para tal fin), que garantizaran la conexión entre la estación de seguimiento de la NASA de Robledo de Chavela (Madrid) y el centro espacial de Houston, Texas, a través de la estación de Telefónica en Buitrago de Lozoya. Un enlace que resultaba imprescindible, puesto que la estación de Madrid fue una de las tres, en todo el mundo, empleadas para mantener las comunicaciones con la Apolo XI durante toda la misión, incluido el alunizaje.



Durante la década de los 70 se producen avances destacables en varios campos importantes, como la mejora del alcance de la red en el medio rural y el despliegue de cables submarinos, que como acabamos de ver jugaron un papel fundamental en las comunicaciones internacionales. También proliferaron las cabinas telefónicas que, además, ganaron un inesperado protagonismo, gracias al mediometraje La Cabina, una joya firmada por Antonio Mercero y protagonizada por José Luis López Vázquez que se convirtió en un gran éxito, tanto nacional como internacional.

Ahora bien, aunque no fuera tan sonado como otros avances que tuvieron lugar en esa década, Telefónica empezó a dar sus primeros pasos en algo que resultaría clave en décadas posteriores. Hasta entonces, la red se había empleado exclusivamente para comunicaciones de voz, pero en 1970 se iniciaron los trabajos para que también se pudiera emplear para la transmisión de datos y, de este modo, se dieron los primeros pasos para la llegada de la teleinformática a nuestro país.



Si en los 70 se dieron los primeros pasos en el uso de las redes para la transmisión de datos, con los ochenta llegaría un concepto que nos ha acompañado hasta hoy: la digitalización, un proceso que repercutió tanto en el funcionamiento interno de Telefónica, como en los servicios ofrecidos a los clientes. En aquella década nacieron servicios como Ibercom (un sistema de redes privadas virtuales para empresas) y Ibertex (la implementación española de Videotex), se inició la adopción de tecnologías como GSM, se completó la automatización del servicio, se inició el despliegue de la red de fibra óptica, hoy especialmente protagonista por el apagón de ADSL y se empiezan a realizar pruebas del servicio RDSI.

En estos años, con la presidencia de Luis Solana, se aborda también un ambicioso proyecto de internacionalización de Telefónica, haciendo que la teleco española empezara a convertirse en una de las mayores del mundo. Así, la compañía empieza a cotizar en algunas de las bolsas más importantes del mundo, y también da sus primeros pasos en mercados internacionales, algo para lo que jugó un papel clave el despliegue previo de cables submarinos intercontinentales con Latinoamérica.

De aquella década, más concretamente de 1985, data una de las acciones de comunicación más memorables de la compañía, «Faltan 15 años para el año 2000», que recordábamos recientemente, que nos adelantaba un futuro que, pocos años después, se convertiría en el presente, con la llegada a nuestro día a día de las redes telemáticas. A día de hoy, ver ese anuncio con el conocimiento de todo lo que ocurrió en esos 15 años, reconozco que me pone la piel de gallina.


La de los noventa fue una década apasionante en lo referido a la tecnología, las comunicaciones y la convergencia de ambas y, como ya nos habían adelantado en la campaña de comunicación de 1985 a la que acabo de hacer referencia, Telefónica formó parte bastante activa de dicha revolución que, quienes tuvimos la gran suerte de vivir, no podemos sino recordar con enorme cariño. No en vano, para muchos supuso la primera toma de contacto con buena parte de las mismas.

De aquella época datan algunos nombres que te resultarán bastante familiares, especialmente si ya peinas algunas canas. Moviline, Movistar, InfoVia, ADSL, RDSI, TRAC… y, por encima de todo, una de las mayores revoluciones que hemos experimentado en mucho tiempo, Internet. Empezamos la década utilizando módems de 2.400 baudios para conectarnos a las pujantes BBS, y la terminamos con las conexiones a Internet de alta velocidad a la vuelta de la esquina.

Y, en lo referido a la conectividad móvil, a principios de los noventa este era un servicio excepcionalmente exclusivo (y muy, muy caro), y terminamos la década con infinidad de promociones, móviles gratis, planes de prepago y postpago para todos los bolsillos. El teléfono móvil empezaba su imparable crecimiento que, con los años, lo ha llevado a sustituir, en gran medida, al teléfono fijo.



Iniciamos la primera década de este siglo con los primeros pasos de la conectividad 3G, pero también con el despliegue de RIMA (Red IP Multiservicio Avanzada), una red que marcó un antes y un después en la calidad de las conexiones en nuestro país. En esta década también vivimos la enorme evolución de los teléfonos móviles, que a cada poco se iban volviendo más inteligentes. El momento más recordado en este sentido es, claro, la llegada del iPhone, cuya segunda y tercera generación (iPhone 3G y 3GS) fueron comercializadas en exclusiva por Telefónica en España.

Esta década, no obstante, y aunque también trajo algunas innovaciones tecnológicas, como las primeras pruebas de conectividad a Internet por fibra óptica, se centró más en el crecimiento internacional, en los grandes pasos de la compañía para ganar posiciones en el mercado de los contenidos y en la reorganización de sus actividades y su relación con los accionistas. Y lo mismo podemos afirmar sobre la década de los 10, otros diez años en los que los movimientos tecnológicos más destacables tienen que ver con la evolución tecnológica, con los avances en el despliegue de fibra y la preparación de la infraestructura para la conectividad móvil 5G. No quiero decir, con esto, que fueran años «perdidos», pues jugaron un papel fundamental en su crecimiento y consolidación, pero sí que corresponden a periodos en los que no ha habido tanto margen a la innovación como, sobre todo, en los 90.

Y así llegamos a la década presente, en la que la fibra y 5G son una realidad imperante, al punto de que Telefónica ha elegido esta fecha, la de su primer centenario, para apagar los últimos elementos de la red de cobre que se ha mantenido operativa hasta ahora. Un guiño al futuro que, eso sí, ha obligado a aquellos usuarios que todavía mantenían sus conexiones ADSL a buscar una alternativa a las mismas. Un guiño a un futuro, que ya es presente, despidiéndose de un presente que, a partir de hoy, se convierte en pasado.



Con mejores y peores decisiones, con movimientos alabados por unos y criticados por otros, lo que es indiscutible es que los cien años de historia de Telefónica, de «nuestra» teleco, son también un interesante reflejo de la evolución de nuestro país, de cómo pasamos de ser un país sumido en las terribles circunstancias globales de la primera parte del siglo XX y que, además, también arrastraba sus propias carencias, a convertirse en un ejemplo de evolución y progreso, a veces castigado por la opinión interna, que tiende a ser bastante negativa en comparación con la imagen que proyectamos al exterior.

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New2020-  Goicoechea es el cantón número 8 de la provincia de San José, fundado en 1891. Hoy conformado por siete distritos: Guadalupe, San Francisco, Calle Blancos, Mata de Plátano, Ipís, Rancho Redondo y Purral. Donde orgullosamente decimos: "De la montaña a la ciudad, así se extiende mi cantón". "Goicoechea, Goicoechea, te llevo en el corazón." -

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