La indemnización de 5.000 millones de dólares no fue una cantidad mencionada a la azar con el fin de ganar protagonismo en los medios, sino que deriva de un cálculo que ha determinado el valor de los datos que la compañía ha recopilado a través del modo incógnito de Chrome hasta diciembre de 2023, fecha en la que se anunció el acuerdo. Los demandantes argumentaron en su momento que Google empleó Analytics, aplicaciones y complementos del navegador para monitorear a los usuarios sin su permiso.
Una de las partes del acuerdo que se han podido saber hace poco es que Google se ha comprometido a destruir los datos recopilados a través del modo incógnito de Chrome, y en los casos en que no puedan ser destruidos, deberá anonimizarlos. Esta destrucción de datos, según ha explicado el portavoz del gigante del buscador, José Casteñeda, implica que los demandantes “no reciben nada”, por lo que en un principio no se incluyen indemnizaciones por daños y perjuicios. Sin embargo, eso no quita que se puedan presentar reclamaciones a nivel individual.
Es más, a pesar de haber llegado a un acuerdo, parece que Google no se retracta o arrepiente por completo de lo que ha hecho, o al menos eso es lo que desprenden las siguientes palabras dichas por Casteñeda: “Nunca asociamos datos con los usuarios cuando utilizan el modo incógnito. Nos complace eliminar datos técnicos antiguos que nunca se asociaron con un individuo y nunca se utilizaron para ningún tipo de personalización”.
En lo que respecta a la parte demandante y según lo que muestra al público, esta parece estar contenta con el acuerdo y con el hecho de que Google vaya a borrar los datos recopilados: “Este acuerdo garantiza una responsabilidad y transparencia reales por parte del mayor recopilador de datos del mundo y marca un paso importante hacia la mejora y defensa de nuestro derecho a la privacidad en Internet”.
Además de la destrucción o al menos anonimización de los datos, el acuerdo también abarca la forma en que Google divulga los límites de sus servicios de navegación privada, cosa que empezó a ser implementada en Chrome hace tiempo, y el compromiso por parte de la compañía durante cinco años de permitir a los usuarios bloquear por defecto las cookies de terceros en el modo incógnito de Chrome para evitar el rastreo de los usuarios.
Como ya hemos dicho en varias ocasiones, la navegación privada o en modo incógnito ofrecida por los navegadores web no es lo mismo que una anonimización del tráfico generado. La navegación privada lo único que hace sobre el papel es bloquear el almacenamiento permanente de cookies y otros datos que se van generando o acumulando mientras se navega, pero la IP sigue inalterada en comparación con la navegación estándar. Si uno quiere anonimizar el tráfico de verdad, deberá emplear Tor o una VPN.
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