LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Derek T. Tijerino Corella*).- Nuestro sistema educativo históricamente ha sido reconocido por su calidad y acceso universal. Mas, sin embargo, sabemos que los últimos años no ha sido así, donde hemos tenido una deplorable calidad de educación, actualmente pasamos por una crisis que, desde mi punto de vista, esto ha afectado en la seguridad de nuestro país, la cual ha tenido números muy altos en homicidios y delincuencia, una situación que transmite temor en la sociedad costarricense.
Las diferencias en la calidad de la educación entre áreas urbanas y rurales son evidentes, con instituciones educativas urbanas generalmente mejor equipadas y con personal más capacitado, donde también no se puede comparar una educación privada con la pública, porque la brecha de diferencia en enseñanza es significativa.
Este desequilibrio se traduce en desigualdades en las habilidades y conocimientos adquiridos por los estudiantes, estableciendo desde temprana edad una brecha que persiste a lo largo de la vida.
Además, el acceso a la educación preescolar y secundaria sigue siendo un desafío para muchas comunidades marginadas, lo que limita las oportunidades desde el inicio. Las familias con recursos económicos limitados a menudo enfrentan dificultades para invertir en la educación de sus hijos, creando un ciclo de pobreza que se transmite de una generación a otra, desafortunadamente las personas que viven estas difíciles situaciones buscan como sobrevivir, suplementar sus necesidades básicas, eligiendo hacer actos delictivos, ya que es dinero fácil y rápido.
La brecha educativa se puede traducir directamente en oportunidades desiguales en el mercado laboral.
Los empleadores tienden a favorecer a candidatos con una educación sólida y habilidades específicas, creando una barrera para aquellos que no han tenido acceso a una formación adecuada.
Esto perpetúa la desigualdad económica, ya que las oportunidades laborales bien remuneradas son inaccesibles para muchos.
Además, la falta de igualdad de oportunidades se ve a veces afectada por la discriminación de género y racial, provocando ésta que a menudo se enfrenten barreras adicionales en el mercado laboral, limitando aún más sus perspectivas económicas y contribuyendo a la brecha económica general.
Superar las desigualdades económicas requiere un enfoque integral que aborde tanto a las diferencias en la educación, como a las oportunidades laborales.
La inversión en la mejora de la calidad de la educación en todas las regiones del país, con especial atención a las áreas rurales y comunidades marginadas, es esencial para cerrar la brecha educativa desde la raíz.
Las desigualdades económicas en Costa Rica son un desafío persistente, que afecta a la sociedad en conjunto con las diferentes poblaciones.
La conexión intrínseca entre el sistema educativo y las oportunidades laborales resalta la necesidad de abordar ambos aspectos para lograr un cambio significativo. Únicamente a través de un compromiso continuo con la equidad, una notable mejora de calidad en la educación y el acceso igualitario al empleo, se puede esperar una Costa Rica más justa y próspera para todos los ciudadanos.
*Estudiante de economía, Universidad Nacional
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