En estos 20 años de historia la imagen de Facebook, y por lo tanto los hábitos de uso de la red social, han cambiado sustancialmente. Después de unos inicios en los que apuntaba, exclusivamente, a estudiantes de diversas universidades, el servicio se abrió a todos los usuarios interesados en usarlo, y se inició de este modo un crecimiento exponencial, basado sobre todo en las recomendaciones de los propios usuarios, que hizo que por momentos pareciera posible llegar a retomar el contacto con prácticamente todas las personas que, en uno u otro momento y mayor o menor presencia, habían pasado por nuestras vidas.
Suelo denominar aquellos tiempos como la fase de la inocencia. Todavía no existía una conciencia clara y extendida ni sobre la importancia de la privacidad ni sobre el valor de los datos personales. Costaba mucho explicarle a la gente que Facebook, tarde o temprano, empezaría a monetizar dicha información, y el común de los mortales publicada contenido personal, expuesto a muchas miradas indiscretas, sin ser consciente de que estaba perdiendo el control sobre el mismo.
Visto con el prisma actual aquello fue, a todas luces, una insensatez colectiva. Aún a día de hoy recuerdo encontrarme perfiles de desconocidos en los que podías obtener información suficiente como para escribir una biografía completa, y documentarla con todo tipo de material fotográfico. Yo mismo reconozco haber subido más contenido del que haría hoy en día (de hecho hoy en día no subo prácticamente nada a redes sociales), pero es que era posible encontrar personas que no se dejaban ni lo más mínimo por compartir.
La parte buena es que supuso una revolución en las relaciones personales. Por una parte, facilitó el recuperar contacto con muchas personas con las que el paso del tiempo, la distancia y la vida, habían separado caminos. Desde reencontrarte con compañeros del colegio hasta dar, décadas después, con ese amigo que vivía en el mismo edificio que tú y con el que jugabas todas las tardes, pero con el que perdiste el contacto hace ya mucho tiempo.
Por otra parte, también se convirtió en una herramienta muy interesante para socializar. En mi caso, a través de Facebook conocí hace ya algunos años a varias personas. con parte de las cuales incluso llegué a irme de vacaciones en un par de ocasiones. Caray, incluso empecé a conocer a una persona con la que podía haber llegado a surgir la chispa del amor. Finalmente no cuajó, pero sí que llegamos a quedar para tomar un café en un par de ocasiones.
Pero entonces llegó el gran escándalo. Antes de ello ya había cada vez más voces que alertaban de los riesgos de privacidad de Facebook, pero fue con el escándalo de Cambridge Analytica cuando las valoraciones negativas empezaron a generalizarse, y a este respecto también jugaron un papel muy importante las revelaciones sobre fallos de seguridad y una extrema laxitud en la protección de la privacidad de los usuarios. En este punto no es que los usuarios dejaran de publicar contenido con tanta ligereza, algo que muchos ya habían empezado a hacer anteriormente, es que empezaron a borrar lo que habían publicado previamente y, en no pocos casos, también a cerrar sus cuentas.
Adicionalmente, Facebook tuvo que enfrentar un problema para sus números, sus cuentas y especialmente sus planes de futuro, y es que era una red social que no lograba atraer a los más jóvenes, que la consideraban una red social «para mayores». Atraídos por formatos como el de Instagram, la desaparecida Vine, Snapchat y sobre todo TikTok, Facebook tuvo que afrontar, al tiempo, el desencuentro con sus usuarios y la falta de interés de los más jóvenes.
Es cierto que, desde entonces, Facebook ha intentado mejorar en lo referido a la protección de la privacidad. Ahora ofrece un enorme grado de control, aún más elevado en la Unión Europea debido a las regulaciones propias de este espacio común, pero aún así sigue tropezando con la misma piedra, a veces por accidente, en otras ocasiones de manera intencional, algo que volvimos a ver hace tan solo un mes. Y no es que no aprendan, no, es que la privacidad de los usuarios va en contra del modelo de monetización de la red social.
Durante estos últimos años, hemos visto encuestas en las que Facebook obtenía la más baja de las calificaciones, algo que es imposible desligar de las políticas de seguridad y privacidad de la compañía. Sin embargo, también es innegable que sigue encontrándose entre los servicios más empleados de Internet. Sigue siendo la red social por antonomasia, aunque otras como Twitter hagan bastante más ruido. Según datos de SimilarWeb, su tráfico mensual es de 16.600 millones de visitas.
Así, contrariamente a la opinión bastante extendida de que Facebook ya no es lo que era, lo cierto es que sigue siendo un servicio empleado a diario por muchos cientos de millones de usuarios, y no parece que esto vaya a cambiar a corto plazo. ¿A medio? Quizá sí que veamos una tendencia al descenso, y a largo… es demasiado complicado lanzarse a hacer una predicción.
¿Cuál es tu caso? ¿Sigues utilizando Facebook, lo has dejado o nunca llegaste a emplear esta red social?
*
Los comentarios expresados en las secciones de opinión, reclamos del pueblo, campos pagados, negociemos, en la opinión de los lectores y comentarios de terceros al final de las notas o en las páginas de redes sociales, son responsabilidad exclusiva de sus autores.
nos interesa tú opinión al respecto. Te invitamos a participar...
Pueden escríbenos también a nuestro correo electrónico
Miembro de la Red de Medios Alternativos Independientes - REDMAI
Goicoechea, San José - Costa Rica
0 Comentarios
Queremos ver tus comentarios, estos nos enriquecen y ayudan a mejorar nuestras publicaciones :
_______________________________________________