LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Gerardo A. Pérez Obando (GAPO), columnista).- Soy una pieza del segmento de quienes terminamos felizmente nuestro ciclo laboral conforme la ley, sin formar parte de un extraño y selecto sistema de pensiones y que podríamos agregar, probablemente alguna/os tuvimos el extraño gusto de enfrentar las broncas de frente. También es posible que ahora dediquemos nuestro tiempo a lo que natural y realmente siempre nos agradó.
El jueves anterior próximo tuve el privilegio de participar cibernéticamente en el magno encuentro de la primera representación de la ciudadanía de la República con uno de los entes supervisores del ejercicio económico del País, lo cual, personalmente me pareció estar presenciando, guardando la distancia histórica, en una asamblea en los inicios de la antigua Roma.
La trifulca, aunque alguna/os han querido darle tinte político, trataba de dos temas públicos que en algún momento favorecerían al país.
Ambos tienen en común un término “tico” personal cruzado con el romano antiguo: xKMM¢ que traducido al transparente lenguaje de Chaveslandia, significa: “miles de millones de colones”.
La particularidad de esos miles de millones de colones es que, contrariamente a la práctica, financieramente y a largo plazo hablando, como generalmente se da en los procesos gubernamentales, los egresos, al mismo largo plazo, se revertirían en ingresos.
Aprovechando las bondades cibernéticas, en el mismo lapso consulté la página Web de la Contraloría General de la República, encontrando en síntesis algunos de sus postulados:
“La CGR es la institución encargada de vigilar el uso de los recursos públicos que utilizan las instituciones del Estado”, revisa “Cómo gastan el dinero las instituciones de su comunidad” además, exige “Transparencia y rendición de cuentas a las instituciones públicas”.
Como aprendiz de por vida, disfruté del proceso, el cual objetivamente me parece que, a posterior y según se analice, podría interesarle a la ciudadanía por ser una clase magistral de derecho, economía, literatura, administración, ciencias sociales del comportamiento y otras.
Como ciudadano de a pie, me llamó la atención del cómo, personas elegantemente ataviadas, defendían de frente sendas teorías de acuerdo con sus intereses.
Era imposible seguir la contienda sin ojear los comentarios de usuaria/os que confundieron el excelso encuentro para bombardearse como si estuvieran en el coliseo romano de los emperadores en vez de una asamblea, pero eso se respeta.
Desde mi punto de vista de ciudadano caminante, sentí al ente contralor de cómo se gasta el dinero en las instituciones públicas, mostrar un rostro agresor y opositor en todo aspecto frente a proyectos que en el largo tiempo dejarían de ser gastos y, por ende, simplificaría acciones de control gubernamentales, pero, sobre todo, la salud física y económica nacional.
Como pensador, traté de imaginarme el costo económico nacional del encuentro: tiempo, salarios, logística.
El desgaste mental no lo podemos dejar atrás, pero me llamó poderosamente la atención una de tantas llamativas expresiones:
“No se preocupe, la contraloría empuja los proyectos”. Por un momento cruzó por mi mente la pregunta inmediata y maliciosa de, por la actitud negativa y reiterativa que veía, que si ese empujón iría hacia adelante o en lo opuesto.
Los dos proyectos que provocaron el encuentro, definitivamente, reitero, son beneficiosos para la salud física y económica de Costa Rica.
Podría ser que alguna vez el Estado, antes de politizar y alargar decisiones que coadyuvan al/la contribuyente, verdaderos depositarios en el pago de la factura de sus sueldos, promueva que, en vez de una platea de contienda de intereses, sea conformada una mesa de trabajo propositivo para que los equipos multidisciplinarios involucrados se acompañen en cordialidad con su contraparte para bien de la democracia.
Definitivamente nuestros bolsillos lo agradecerán. Podría ser que el aparato estatal lo promueva, porque de no ser así, las clases magistrales mencionadas al intermedio de derecho, economía, literatura, administración, ciencias sociales del comportamiento, pasarían a convertirse en una clase magistral de esgrima.
Esgrima: Arte o deporte que consiste en el manejo de la espada, el sable o el florete para tocar al adversario y defenderse de sus ataques.
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