LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Sadniv Solrac).- El actor Zachary Levi es conocido por su trabajo en las series «Chuck» y «The Marvelous Mrs. Maisel», así como por películas como «Shazam!», y «American Underdog». Ahora, en un nuevo libro llamado Amor radical: aprender a aceptarse a sí mismo y a los demás, cuenta la historia de su propia vida para arrojar luz sobre la importancia de la salud mental. Compartió su viaje personal sobre cómo pasó de ser suicida a superhéroe en una nueva entrevista.
Zach Levi consigue participaciones de actuación más importantes con bastante regularidad. Menos conocida es la vida privada y la dolorosa infancia de Zachary Levi Pugh. Cuando era niño pensaba que su vida era normal. Solo mucho después se dio cuenta de que ni siquiera era normal.
«No hubo nada particularmente traumático que pudiera señalar y decir que estoy viviendo una vida traumatizada», dijo. «Es de esperar que uno no se dé cuenta de eso hasta mucho más tarde en la vida. Mucha gente no se da cuenta de eso. Mirando hacia atrás, puedo asegurarles que fue una infancia increíblemente traumatizante. Hubo muchísimas experiencias insalubres, comportamiento tóxico que estaba ocurriendo. Una vez más, podría decirles que había cosas que me hacían llorar con regularidad. Y cosas que me temían con regularidad. Pero no necesariamente las veía como algo «Pero es normal. Supongo que esto es probablemente lo que otros niños también enfrentan. Así que supongo que sería una instantánea de mi vida».
El trauma de la infancia del joven Zach lo alcanzó en la edad adulta.
«El joven Zach era esto, no lo sé, este joven perdido en un mar de estrógeno, entre mis hermanas, mi mamá, mis tías, mi abuela. Pero afortunadamente, y esta es la gracia de Dios. No solo la gracia. De Dios, si no los planes de Dios. Lo descubrí muy temprano en la vida, probablemente alrededor de los cuatro años, cuando descubrí que podía hacer reír a alguien intencionalmente. Cada niño hace reír a la gente accidentalmente. No sabes por qué. Alrededor de las cuatro, Fui lo suficientemente inteligente como para decir: ‘Puedo hacer esto, puedo hacer X o Y y eso haría reír a alguien’… y también sabía que una persona que ríe y sonríe se siente bien», dijo.
«Y nunca quise dejar de hacer eso. Y de inmediato fui llamado a hacerlo, adicto a… sin darme cuenta de eso, porque estaba perdido en este mundo de tratar de encontrar identidad y valor, y todo ese jazz, que yo «Fue cumplir un llamado en mi vida, pero también descubrir muy rápidamente cómo huir de metabolizar mi dolor… ser el chico, traer la felicidad, traer la alegría».
Ser un estudio rápido le valió a Levi un papel principal desde el principio y un escape de la vida real. Era una vida llena de abusos, una madre con luchas mentales y un padre ausente.
«Huí del dolor. Toda mi vida estuve huyendo del dolor», recordó.
«Estoy agradecido de haber podido encontrar lo que amo hacer y lo que era bueno haciendo a una edad tan joven porque creo que mucha gente no lo hace. Aunque eso también fue algo que me aisló». Que me impidió hacer gran parte del trabajo que tenía que hacer, lo que eventualmente me llevó a sufrir una crisis nerviosa masiva más adelante en la vida», dijo.
«Sentí que estaba fallando», dijo. «Al final, como la mayor parte de mi vida, me sentí como un fracaso. Aunque desde fuera parecía que estaba teniendo mucho éxito, no lo estoy logrando en el nivel al que se supone que debo o al que fui llamado».
Con la música, Broadway y la pantalla grande y pequeña en su currículum, Zach dejó Hollywood para mudarse a Austin, Texas.
«No conocía a nadie y, de repente, después de 15 años de vivir en Los Ángeles, de tener una comunidad y una estructura de apoyo, ahora estaba solo… He destrozado mi vida. Ahora he fracasado por completo. «No hay vuelta atrás de este fracaso», afirmó, y añadió: «Yo diría que si el suicidio fuera subir una escalera de diez peldaños, estaría en el peldaño nueve».
«Afortunadamente, tengo una familia que me rodeó y me apoyó, estuvo allí para ayudarme, lo suficiente para levantarme e ir a terapia, una terapia que me salvó la vida. Fue una tormenta perfecta. Fueron 37 años de muchísimas, muchas Trauma, trauma no curado. Un testimonio real de cómo creo que Dios obra y de lo que debemos priorizar… No entendí eso. Así que irme y hacer esta terapia, finalmente, y darme cuenta de que no he sanado. Me amé toda mi vida. Y, oh, ¿este sentimiento que tengo dentro? Eso es ansiedad. Me alegro de saber finalmente qué es la ansiedad».
La terapia inició su curación, un renacimiento de su fe y el papel de su vida.
«‘¡Shazam!’ Literalmente sucedió mientras estaba terminando mi terapia», dijo Zach. «Pero únicamente porque Dios dijo: ‘Bien, ahora que has hecho lo que has hecho, ahora puedo darte la bendición. Te habrías autodestruido si te hubiera dado esta bendición antes de que hicieras el trabajo’. Y ese es el trabajo.»
En otra entrevista con Faithwire de CBN, Levi habló sobre el poder transformador del «Amor Radical» de Jesús.
«No hubo nada particularmente traumático que pudiera señalar y decir que estoy viviendo una vida traumatizada», dijo. «Es de esperar que uno no se dé cuenta de eso hasta mucho más tarde en la vida. Mucha gente no se da cuenta de eso. Mirando hacia atrás, puedo asegurarles que fue una infancia increíblemente traumatizante. Hubo muchísimas experiencias insalubres, comportamiento tóxico que estaba ocurriendo. Una vez más, podría decirles que había cosas que me hacían llorar con regularidad. Y cosas que me temían con regularidad. Pero no necesariamente las veía como algo «Pero es normal. Supongo que esto es probablemente lo que otros niños también enfrentan. Así que supongo que sería una instantánea de mi vida».
El trauma de la infancia del joven Zach lo alcanzó en la edad adulta.
«El joven Zach era esto, no lo sé, este joven perdido en un mar de estrógeno, entre mis hermanas, mi mamá, mis tías, mi abuela. Pero afortunadamente, y esta es la gracia de Dios. No solo la gracia. De Dios, si no los planes de Dios. Lo descubrí muy temprano en la vida, probablemente alrededor de los cuatro años, cuando descubrí que podía hacer reír a alguien intencionalmente. Cada niño hace reír a la gente accidentalmente. No sabes por qué. Alrededor de las cuatro, Fui lo suficientemente inteligente como para decir: ‘Puedo hacer esto, puedo hacer X o Y y eso haría reír a alguien’… y también sabía que una persona que ríe y sonríe se siente bien», dijo.
«Y nunca quise dejar de hacer eso. Y de inmediato fui llamado a hacerlo, adicto a… sin darme cuenta de eso, porque estaba perdido en este mundo de tratar de encontrar identidad y valor, y todo ese jazz, que yo «Fue cumplir un llamado en mi vida, pero también descubrir muy rápidamente cómo huir de metabolizar mi dolor… ser el chico, traer la felicidad, traer la alegría».
Ser un estudio rápido le valió a Levi un papel principal desde el principio y un escape de la vida real. Era una vida llena de abusos, una madre con luchas mentales y un padre ausente.
«Huí del dolor. Toda mi vida estuve huyendo del dolor», recordó.
«Estoy agradecido de haber podido encontrar lo que amo hacer y lo que era bueno haciendo a una edad tan joven porque creo que mucha gente no lo hace. Aunque eso también fue algo que me aisló». Que me impidió hacer gran parte del trabajo que tenía que hacer, lo que eventualmente me llevó a sufrir una crisis nerviosa masiva más adelante en la vida», dijo.
«Sentí que estaba fallando», dijo. «Al final, como la mayor parte de mi vida, me sentí como un fracaso. Aunque desde fuera parecía que estaba teniendo mucho éxito, no lo estoy logrando en el nivel al que se supone que debo o al que fui llamado».
Con la música, Broadway y la pantalla grande y pequeña en su currículum, Zach dejó Hollywood para mudarse a Austin, Texas.
«No conocía a nadie y, de repente, después de 15 años de vivir en Los Ángeles, de tener una comunidad y una estructura de apoyo, ahora estaba solo… He destrozado mi vida. Ahora he fracasado por completo. «No hay vuelta atrás de este fracaso», afirmó, y añadió: «Yo diría que si el suicidio fuera subir una escalera de diez peldaños, estaría en el peldaño nueve».
«Afortunadamente, tengo una familia que me rodeó y me apoyó, estuvo allí para ayudarme, lo suficiente para levantarme e ir a terapia, una terapia que me salvó la vida. Fue una tormenta perfecta. Fueron 37 años de muchísimas, muchas Trauma, trauma no curado. Un testimonio real de cómo creo que Dios obra y de lo que debemos priorizar… No entendí eso. Así que irme y hacer esta terapia, finalmente, y darme cuenta de que no he sanado. Me amé toda mi vida. Y, oh, ¿este sentimiento que tengo dentro? Eso es ansiedad. Me alegro de saber finalmente qué es la ansiedad».
La terapia inició su curación, un renacimiento de su fe y el papel de su vida.
«‘¡Shazam!’ Literalmente sucedió mientras estaba terminando mi terapia», dijo Zach. «Pero únicamente porque Dios dijo: ‘Bien, ahora que has hecho lo que has hecho, ahora puedo darte la bendición. Te habrías autodestruido si te hubiera dado esta bendición antes de que hicieras el trabajo’. Y ese es el trabajo.»
En otra entrevista con Faithwire de CBN, Levi habló sobre el poder transformador del «Amor Radical» de Jesús.
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