Es muy gratificante mirar un tiempo atrás y notar cómo has cambiado hasta llegar a tu peso ideal. Todo fue fruto de una gran dedicación al ejercicio y a tus hábitos alimenticios. La rutina en el gimnasio ya no es tan sencilla como la de antes y cada vez puedes levantar más peso. En cuanto a los alimentos, ya no has comido más hamburguesas y tu cuerpo lo demuestra claramente.
1. Lo primero es lo primero. ¡Tienes la oportunidad de celebrar!
Llegar al peso ideal es una gran satisfacción porque supone un objetivo cumplido. ¡Qué alegría es ver que tu esfuerzo ha valido la pena y que es momento de celebrarlo! Sin embargo, no vayas a echar todo por la borda. Todo lo que has hecho se puede perder en una celebración común.
Lo que puedes hacer es darle un toque original a tu festejo, de forma que se honre el peso que has logrado.
Podrías inscribirte en esa clase de baile que antes pensabas que no podías hacer.
También puedes organizar una pequeña fiesta con tus seres queridos. Eso sí, nada de pastel ni carbohidratos simples. Mejor elige fruta picada, postres preparados con yogur y comidas similares.
2. Una vez que entras en el clan, no puedes salir
Una vez que decides tener buenos hábitos alimenticios , no puedes dejar de tenerlos. Las personas que han logrado éxito al conseguir su peso ideal son quienes buscaron alimentarse bien de forma equilibrada. Así, necesitas seguir alimentándote bien para evitar volver a tu antiguo peso.
No obstante, para poder ser parte de este gran grupo de exitosos en el ejercicio, hay algo muy importante que debes saber: borra la palabra “dieta” de tu mente. Ya que eliminaste esa palabra, necesitas ocupar ese espacio en tu mente con “un estilo de vida saludable”.
En definitiva ya no se trata de una dieta, sino de un conjunto de hábitos que pueden ser clave para mantener tu peso ideal para siempre.
Un consejo que te damos a la hora de buscar no recuperar el peso perdido es incluir cafeína de manera habitual en tu dieta.
Varios estudios han demostrado que esta sustancia ayuda a perder masa grasa en el marco de una dieta hipocalórica y a mantener esta pérdida a lo largo del tiempo. Uno o dos cafés al día te aportarán una cantidad de cafeína óptima a la vez que muchos antioxidantes.
3. Puedes darte gustos deliciosos
Ya que entendiste que se trata de un estilo de vida, no deben existir prohibiciones, ya que no las necesitas para ser feliz. Lo más incómodo de una dieta es que definitivamente te prohíbe muchos tipos de alimentos, pero no eres un robot.
Tienes antojos y sentimientos, te sientes triste o te enojas cuando no puedes comerlos. Incluso puede que lo hagas más por lo atractiva que se ve esa prohibición.
No está mal que te des la licencia de comer un postre o un trozo de pan crujient e. No necesitas tampoco comerlo una vez al mes: con que lo hagas una vez a la semana no debería hacerte daño.
Recuerda que se trata de un estilo de vida, pero obviamente no te excedas en este punto. Puedes incluir algún protocolo como el ayuno intermitente para así permitirte ciertos caprichos, sin perder el equilibrio energético. Este tipo patrones alimenticios funcionan muy bien a la hora de reducir el peso corporal, según un estudio publicado en la revista Clinical Nutrition ESPEN.
También puedes probar alternativas saludables que te recuerden a las clásicas. Por ejemplo, podrías tomar pan integral con frutos secos preparado en casa en lugar de pan de caja, chips de plátano, dulces preparados con gelatina en lugar de los comerciales, etc.
4. Pésate más
No necesitas obsesionarte y pesarte todos los días, pero sí una vez por semana o dos veces al mes. Aún más cuando has tenido una fuerte rutina de ejercicios para llegar a un peso ideal y, de pronto, bajas más de lo que quieres o subes más de peso.
Al pesarte puedes ver tu evolución claramente. Para ello necesitas un cuaderno donde anotar los cambios. Por ejemplo, si una semana incluiste un alimento y notas un aumento de peso puedes preguntar a tu nutricionista si hay relación.
Lo mismo pasa a la inversa: tal vez ejercitaste más horas, te sentiste débil y bajaste de peso. En ese caso tienes que evaluar con un entrenador y un nutricionista si hay algo que no funciona correctamente.
5. Tienes piel suelta bajo tus brazos
Quizás no sea tu culpa; a muchas personas les pasa esto por sus genes. También depende de la cantidad de peso que hayas perdido. Estos factores pueden provocar que tu piel no se coloque nuevamente en su lugar, sino que está colgada y no se vea bien.
Para eliminar considerablemente el exceso de piel, puedes seguir una rutina de ejercicios adecuada que trabaje las zonas concretas donde esto ocurre, aumentando la masa muscular. Para ello, puedes ser recomendable consultar a tu instructor del gimnasio para que te recomiende los mejores.
Bienvenido a la nueva etapa de tu vida con tu peso ideal
Llegar a tu peso ideal implica la entrada a una nueva etapa. Prepárate para ello y aprende a amar tu cuerpo y el resultado final. Puede haber algún detalle que no te guste, pero siempre puedes trabajar en ello.
Recuerda mantener tu estilo de vida saludable para impedir recuperar el peso perdido. Intenta mejorar poco a poco aún más tus hábitos y ser constante en tus rutinas de entrenamiento. De este modo ganarás en aspecto y en salud.
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