Qué fuente de poder o alimentación elegir: guía actualizada a 2024


LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Isidro Ros).-  
Es uno de los componentes más importantes dentro del PC, ya que de ella dependerá la alimentación y el correcto funcionamiento de todos sus componentes, pero también es uno de los que más dudas sigue generando. Tanto es así que os puedo confirmar que una de las preguntas que más me hacen conocidos, amigos y familiares es qué fuente de alimentación deberían elegir para mover una configuración determinada, y también me suelen preguntar con frecuencia si la fuente de alimentación que están utilizando puede acabar dándoles problemas.

No es un tema que debamos tomarnos a la ligera. Pensad que hay muchas variables que hacen que al final complican mucho la tarea de elegir bien una una fuente de alimentación. Por ejemplo, un modelo concreto puede tener potencia suficiente para mover un PC determinado, pero al mismo tiempo puede que sus componentes sean de baja calidad, lo que acabará afectando a su vida útil y supondrá un mayor riesgo de sufrir un fallo crítico. Por otro lado también es posible que esa fuente no tenga el amperaje adecuado o el cableado necesario.

Sufrir fallos graves que acaben con la fuente muerta, y quizá con algún componente más arrastrado por aquella, es uno de los problemas más temidos en el mundo del PC, pero no es lo único que puede provocar una fuente de alimentación inadecuada. También hay casos en los que la fuente de alimentación aguanta y no llega a dar un fallo crítico, pero en estas situaciones lo normal es que nos encontremos con otros problemas, como por ejemplo un bajo rendimiento, bloqueos de varios segundos de duración y con un funcionamiento errático.

Cómo trabaja una fuente de alimentación



La fuente de alimentación se conecta de forma directa a diferentes componentes del PC y les suministra energía eléctrica con una potencia (vatios) e intensidad (amperaje) determinados. Ese suministro no se realiza de una forma rígida, es decir, una tarjeta gráfica con un TGP de 200 vatios no va a estar demandando siempre 200 vatios de alimentación a la fuente de alimentación, y lo mismo ocurre con el resto de componentes.

Cada componente pide a la fuente de alimentación, en tiempo real, la energía eléctrica que necesita en cada momento, y esta se la va suministrando y se adapta a cada uno de los cambios que se van produciendo. Siguiendo con el ejemplo anterior, esa tarjeta gráfica puede consumir 50 vatios en tareas básicas, mantener una media de 200 vatios en juegos y superar durante microsegundos ese máximo de consumo llegando a 220 o incluso a 250 vatios.

La fuente de alimentación no suministra energía si los componentes no se la piden, y es importante que esta esté capacitada para cumplir con sus necesidades de potencia y amperaje. Como ciertos componentes pueden tener picos de consumo temporales superiores a sus especificaciones, también es necesario que la fuente de alimentación que vamos a elegir tenga margen suficiente para poder cubrir esos picos, ya que de lo contrario podríamos tener problemas de estabilidad o incluso sufrir un fallo crítico.

Cuando la fuente de alimentación suministra energía a cada uno de los componentes realiza un proceso en el cual esta también consume energía, y puede llegar a generar una cantidad de calor considerable debido a ese trabajo. Por ello las fuentes de alimentación tienen distintos niveles de eficiencia, y cuentan con sistemas de refrigeración activa.

Ciertos componentes no se conectan directamente a la fuente de alimentación, como por ejemplo el procesador, que recibe la energía del socket de la placa base, mientras que otros reciben energía de la placa base y de conectores de alimentación directos de la placa base, como la tarjeta gráfica, que puede sacar hasta 75 vatios de la ranura PCIe.

Fuente de energía y eficiencia: ¿por qué es importante?



La eficiencia de una fuente de alimentación se mide en función del consumo de energía que alcanza para ofrecer una alimentación determinada. Cuando más bajo sea su propio consumo mayor será la eficiencia energética. Para simplificar este tema existen las certificaciones 80 Plus, que además sirven como indicador relativo, que no absoluto, de la calidad de una fuente.

Normalmente las fuentes de alimentación con certificaciones 80 Plus Oro son ya consideradas de gama media premium o incluso de gama alta, dependiendo del resto de sus características, y su calidad de construcción suele ser buena. Por contra, las certificaciones 80 Plus Bronce y 80 Plus Plata no tienen el mismo valor a la hora de identificar la calidad real de una fuente, así que mucho cuidado.

En total existen seis tipos de certificaciones diferentes que reflejan con un porcentaje la relación de eficiencia de una fuente de alimentación. Dichos valores pueden cambiar en función de la carga de trabajo, pero alcanzan sus niveles más altos a partir del 50% de carga. Por eso he tomado ese punto como referencia para mostraros un desglose completo con cada una de esas certificaciones.80 Plus White: indica un 85% de eficiencia. Quiere decir que la fuente utilizará un 15% de la energía como consumo propio.

80 Plus Bronce: en este caso tenemos un 88% de eficiencia. En este caso el consumo de energía de la fuente se reduce a un 12%.

80 Plus Plata: subimos a un 90% de eficiencia. La fuente solo utiliza un 10% de la energía como consumo propio.

80 Plus Oro: saltamos a un 92% de eficiencia. Se reduce el consumo de energía de la fuente a un 8%.

80 Plus Platino: tenemos un impresionante 94% de eficiencia. En los modelos con esta certificación el consumo de energía es de solo un 6%.

80 Plus Titanio: 96% de eficiencia. La fuente solo necesita consumir un 4% de la energía producida para sus funciones básicas.

Una fuente de alimentación con una potencia por encima de la media y certificación 80 Plus Bronce no puede ser considerada, de forma automática, como una buena fuente de alimentación solo por esas dos características, aunque por desgracia este sigue siendo uno de los mitos más importantes cuando hablamos de fuentes de alimentación.

Cableado y fuente de alimentación: por qué es importante a la hora de elegir



Una fuente de alimentación también debe tener el cableado necesario para poder conectarse a todos los componentes que queramos alimentar, ya que si carece de alguno de los cables fundamentales no podremos utilizar la configuración que teníamos prevista. Piensa, por ejemplo, en una fuente de alimentación que solo tiene un cable PCIe de 8 pines y una tarjeta gráfica que necesita dos conectores de este tipo.

El número total de cables dependerá de la cantidad de conectores de la fuente de alimentación. Normalmente las fuentes más económicas y sin diseño modular suelen estar más limitadas en este sentido, aunque a día de hoy la mayoría de las fuentes de alimentación suelen incluir al menos uno de los siguientes cables de alimentación:
  • Cables CPU de 8 pines.
  • Cables mólex con cuatro pines.
  • Cables SATA con cuatro conectores.
  • Cable ATX de 24 pines para la placa base.
  • Cables PCIe de 8 pines en configuraciones de 6+2 pines.
  • Cable adaptador para el enchufe.
Algunas fuentes de alimentación vienen ya con el cable de 16 pines.



Cuando más completo sea el abanico de cables y conectores de una fuente de alimentación más versátil será esta y mejor se adaptará a futuros cambios. No obstante, hay que tener en cuenta que en este sentido siempre debemos buscar un equilibrio y comprar lo que realmente vamos a necesitar. No tendría sentido, por ejemplo, comprar una fuente de alimentación con cuatro conectores PCIe de 8 pines si solo vamos a necesitar uno, pero sí que sería buena idea comprar una fuente de alimentación con dos conectores para dejar margen de ampliación en un futuro.

Según PCI-SIG los cables de alimentación adicional de seis pines pueden suministrar de forma segura hasta 75 vatios de potencia, mientras que los cables de 8 pines alcanzan los 150 vatios. En el caso de los conectores de alimentación de 16 pines el máximo de potencia es de 600 vatios.

Fuente de alimentación modular, semi modular y no modular



Fuente de alimentación no modular

Ya hemos visto que una fuente de alimentación puede tener diferentes tipos de cableado y de conexiones, pero también puede implementarlos de formas diferentes. Las fuentes no modulares son aquellas que tienen todo el cableado integrado en la parte trasera, y que por tanto no son extraíbles, así que tendremos que trabajar con ellos en la gestión del cableado, lo que complica los montajes y hace que, en ocasiones, no podamos conseguir una estética totalmente limpia.



Fuente de alimentación semi modular

Las fuentes de alimentación semi modulares tienen una parte del cableado integrado y otra parte es extraíble, mientras que las fuentes modulares tienen todo el cableado extraíble. La mejor opción en general son las fuentes modulares, porque nos permiten limitar el cableado conectado a aquel que realmente vamos a utilizar. Esto facilita los montajes y nos ayuda a conseguir configuraciones mucho más limpias.



Fuente de alimentación modular

Es cierto que las fuentes no modulares son más baratas, pero teniendo en cuenta la diferencia de precio que existe con las fuentes modulares a día de hoy creo que las primeras no tienen sentido salvo casos muy concretos, y que vale la pena invertir un poco más para comprar una fuente modular, o una semi modular en el peor de los casos.

Otra cosa a tener en cuenta es el factor de forma de la fuente de alimentación. A día de hoy se ha estandarizado el formato ATX, que es el que se utiliza en la mayoría de los PCs de todo el mundo, pero también podemos encontrar unidades basadas en el estándar SFX, que son ideales para equipos de pequeño tamaño, y en el estándar SFX-L, que son como las anteriores pero un poco más grandes. Algunos fabricantes ofrecen también fuentes de alimentación en tamaños muy variados que no se corresponden con estándares concretos.

Cosas a tener en cuenta para elegir una fuente de alimentación



El consumo de los componentes que vayamos a utilizar, de forma conjunta y teniendo en cuenta el pico máximo de los mismos, y no los niveles medios. Esto determinará la potencia que debe tener nuestra fuente de alimentación. Así, si el consumo total del PC en su pico máximo es de 500 vatios lo ideal sería comprar una fuente de alimentación de al menos 550 vatios.

También hay que tener en cuenta las necesidades en términos de amperaje de los componentes. Os pongo un ejemplo, una tarjeta gráfica puede requerir una fuente de 500 vatios y 24 amperios, mientras que otra puede necesitar esa misma potencia, pero 28 amperios. Por tanto, en ambos casos necesitaríamos una fuente de alimentación con la misma potencia pero un amperaje distinto.

Otro punto importante son los conectores que vamos a necesitar, prestando especial atención a los conectores de alimentación PCIe, ya que muchas fuentes de alimentación de gama baja no siempre incluyen este conector, y otras están limitadas a una unidad. La fuente debe venir de casa con todos los conectores que vayamos a necesitar, tanto a corto como a medio plazo.

La gestión del cableado también es importante porque, como os he comentado en el apartado anterior, nos ayudará a conseguir un montaje más limpio. También nos hará la vida más fácil de cara a futuras ampliaciones del PC, ya que solo tendremos que conectar los nuevos cables que necesitemos, y en caso de que dejemos de utilizar algún cable concreto podremos quitarlo y liberar espacio.

El factor de forma de la fuente, aunque esto no suele ser un problema porque en la mayoría de los casos se utilizan chasis de tamaño normal compatibles con el formato ATX, que como os dije es el estándar más utilizado. Tened en cuenta que si elegimos el formato equivocado puede que la fuente no queda en el chasis, así que cuidado con este punto.



La calidad de la fuente y su eficiencia energética, medida por las certificaciones 80 Plus. No siempre es fácil determinar la calidad de una fuente de alimentación, ya que para confirmarlo es necesario hacer una inspección interna o conocer sus componentes clave. No obstante, por regla general los modelos que cuentan con la certificación 80 Plus Oro suelen ser de buena calidad. Esta certificación indica la energía eléctrica consumida por el propio trabajo que realiza la fuente de alimentación, y que se acaba «perdiendo». A mayor eficiencia, mayor potencia real con el mismo consumo de energía.

Medidas de protección incluidas, ya que al final estas también determinan en parte la calidad de la fuente y pueden convertirse en un auténtico salvavidas. Estas son las más importantes:OCP (protección contra sobrecorriente): bloqueará la fuente de alimentación si algún riel se sobrecarga más allá del nivel seguro.

OVP (protección contra sobretensión): bloquea la fuente de alimentación cuando los voltajes exceden las especificaciones recomendadas por el fabricante.

UVP (protección bajo voltaje): si los voltajes caen por debajo de las especificaciones mínimas se producirá el bloqueo de la fuente para evitar daños irreversibles que, además, podrían afectar a otros componentes.

SCP: (protección contra cortocircuitos): en caso de cortocircuito de bloqueará la fuente de alimentación para ponerla a salvo, y también para proteger otros componentes.

OTP (protección contra exceso de temperatura): previene daños por exceso de calor, desactivando y bloqueando la fuente. Esto es clave, sobre todo si vamos a utilizar la fuente en climas muy calurosos.

OPP (protección contra sobrecarga): en caso de que la potencia de salida total de la fuente de alimentación supere un nivel seguro la fuente de alimentación se bloqueará, evitando daños que podrían afectar tanto a la fuente como a otros componentes.

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