LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Daniela Echeverri).- Son personas que han cometido delitos o que son potencialmente violentas; sin embargo, esta es la razón por la que despiertan atracción sexual en algunas personas. Te contamos todo sobre la hibristofilia.
Para la mayoría de la sociedad son peligrosos criminales, asesinos o antisociales; sin embargo, algunas personas —en especial mujeres— experimentan atracción sexual o amorosa por estos personajes. Es lo que hoy se define como ‘hibristofilia’, una parafilia bastante polémica que puede resultar letal para quienes la padecen.
El primero en acuñar este término fue el psicólogo y sexólogo John Money en la década de los 50. Proviene de las palabras griegas ὑβρίζειν o hubrizein, que significa «atentar contra alguien»; y filo, que significa «afinidad». En la literatura popular, también se conoce como el «síndrome de Bonnie y Clyde».
Pero, ¿por qué ocurre esa atracción por personas malas? ¿Qué es lo que hace que los criminales despierten ese tipo de interés en ciertos hombres y mujeres? ¿Por qué es tan peligroso? Para resolver estos interrogantes, a continuación abordamos en detalle esta parafilia y sus principales características.
Hibristofilia o atracción por los criminales
La hibristofilia está catalogada como una parafilia sexual, es decir, una conducta sexual que se desvía del placer convencional. En este caso particular, la persona se siente atraída por criminales peligrosos —casi siempre mediáticos— que han cometido delitos como violaciones, asesinatos, robo a mano armada, entre otros.
Se manifiesta desde la mera atracción y excitación sexual momentánea, hasta el interés de tener una relación romántica permanente. De hecho, hay casos famosos como el de Ted Bundy, un asesino serial que se casó con Carole Ann Boone mientras se adelantaba un juicio en su contra por homicidio.
Por supuesto, no es el único caso de este tipo. A lo largo de la historia se han registrado decenas de casos de hombres y mujeres que manifiestan sentirse atraídos por personas que han cometido crímenes atroces. Muchos de estos criminales llegan a recibir cartas, correos y regalos en prisión.
La Asociación de Psicología Estadounidense (APA, por sus siglas en inglés), le da la siguiente definición a la hibristofilia:
«Interés sexual y atracción hacia quienes cometen delitos. En algunos casos, esto puede estar dirigido a personas en prisión por diversos tipos de actividades delictivas».
El Dr. John Money, quien describió por primera vez esta parafilia, la catalogó como un «fenómeno patológico». Y si bien puede darse en cualquiera de los sexos, el mayor número de casos se ha observado entre mujeres heterosexuales. ¿La razón? Aún se desconoce.
Como fuere, se considera un problema psicológico que pone en peligro a la persona que lo padece, ya que esta puede exponer su integridad física y mental al pretender un vínculo con criminales de este tipo. Incluso, puede ser tan letal como la asfixiofilia y la cremastistofilia.
En estas relaciones pueden darse dos casos: la persona atraída se acaba convirtiendo en cómplice del criminal, o bien, solo se queda en una fantasía. Se establece un vínculo vía correos o cartas, pero no llegan a conocerse en persona.
¿Por qué surge la atracción por las personas malas?
Hasta la fecha, la hibristofilia no ha sido lo suficientemente estudiada. Expertos en psicología y psiquiatría coinciden en que se necesitan más investigaciones para entender este comportamiento y su origen.
Por ahora, la mayoría de afirmaciones y teorías sobre su causa están basadas en evidencias anecdóticas de entrevistas y libros. De lo que se tiene mayor certeza es que ocurre con más frecuencia en las mujeres; no obstante, tampoco se ha establecido una explicación de ello. Veamos, a continuación, las principales hipótesis.
Una de las hipótesis que intenta explicar el porqué de la atracción por los criminales es la del «impulso biológico». De acuerdo con esta teoría, algunas mujeres llegan a percibir a los hombres agresivos y peligrosos como fuertes y protectores. De forma inconsciente, vinculan sus conductas violentas con una mayor masculinidad.
De hecho, algunas pueden llegar a relacionar sus conductas criminales con una mayor virilidad y potencia sexual, lo que resulta atractivo y excitante. Aun así, esto no ha sido comprobado por la ciencia.
2. Complejo de salvador
La psicóloga forense, Katherine Ramsland, quien además es autora de libros sobre Asesinos en serie, identificó varios rasgos asociados al complejo de salvador en mujeres con hibristofilia. Tras realizar varias entrevistas, determinó que algunas tenían la idea de que su amor podía cambiar a los criminales.
Según su percepción, estas personas son seres ‘incomprendidos’ que solo necesitan de amor y atención para transformarse. A la atracción sexual que sienten por ellos se suma la idealización y el reto de que cambien por ellas. Es como si quisieran ser sus redentoras.
Incluso, algunas tienen motivos casi maternales. Llegan a sentir compasión, empatía y ternura por el criminal al darse cuenta en su historial que tuvieron una infancia difícil. Es como si percibieran una necesidad de proteger a ese niño que no recibió amor y compresión.
3. Esperanza de fama
Gran parte de los casos de hibristofilia ocurren a partir de sucesos mediáticos. De ahí que se considere que la esperanza de fama puede ser un factor que influye en esta parafilia. La persona que se involucra con el criminal en cuestión tiene la idea de que se hará famoso a través de esta relación.
4. Noción del «novio perfecto»
Ramsland propone la noción del «novio perfecto» como otra teoría para explicar esta parafilia. Es una fantasía que, de cierto modo, hace sentir a la mujer con poder sobre la relación. Ella tiene la certeza de saber dónde está él todo el tiempo y que está pensando solo en ella.
Además, no tiene que asumir las obligaciones de un vínculo convencional; ni cocinar, ni rendirle cuentas, ni atravesar otros problemas cotidianos de las relaciones. En cambio, puede existir un cortejo basado en el romance, en el que el criminal le escribe cartas largas, poemas y similares.
5. Antecedentes de abuso
Las entrevistas a mujeres que han tenido relaciones con criminales han permitido establecer los antecedentes de abuso como otro factor influyente en estas conductas. Al respecto, hay un par de hipótesis:La primera está vinculada al punto anterior, pues son mujeres que han sido maltratadas o que vienen de una infancia abusiva, y que creen que estos hombres no pueden hacerles daño, porque estarán tras las rejas de por vida. Es como si amarlas fuese su única opción.
Por otro lado, están las mujeres que también han sufrido maltrato de cualquier índole —físico, verbal, sexual o psicológico— y que dan continuidad al patrón de abuso al elegir parejas con perfiles violentos.
6. Baja autoestima
Un común denominador de las personas que sienten atracción por los criminales es su baja autoestima. Suelen ser hombres o mujeres tan inseguros de sí mismos que sienten que no pueden encontrar el amor de una forma distinta. Experimentan seguridad con aquello que no se puede consumar y que se queda en fantasía.
Con frecuencia, una desajustada autoestima también busca en esos perfiles, fuertes y violentos, una manera de sentir seguridad personal.
Perfil de las personas hibristófilas
En la mayoría de los casos, las personas con hibristofilia experimentan atracción por los criminales con apenas ver sus fotos o tras conocer los detalles de su caso a través de la prensa. En un principio, manifiestan su deseo a través de cartas o llamadas.
Conforme avanza el vínculo, pueden empezar a realizarles visitas físicas. De hecho, se llegan a involucrar en temas de defensa o de ayudas económicas. En casos graves, cuando el criminal en cuestión no está en prisión, la persona atraída se convierte en cómplice de su amante.
De ahí que algunos lo denominen como el «síndrome de Bonnie y Clyde», haciendo referencia a una famosa pareja de criminales de los años 30 que, de hecho, fueron abatidos juntos.
Otras veces, la relación no avanza más allá de una fantasía romántica. Esta ocurre solo a través de cartas, mensajes o llamadas sin que haya contacto físico alguno.
Algunos de los casos más famosos y polémicos
Además del famoso caso de Bonnie y Clyde en los años 30, se han registrado otros ejemplos de hibristofilia a lo largo de la historia. Algunos de los más populares son los siguientes:Ted Bundy. Recibió miles de cartas de mujeres cuando estaba en prisión. Incluso, tenía su propio club de fans.
Jeffrey Dahmer. Su atractivo físico parecía opacar la crueldad de sus actos entre sus enamoradas y enamorados. Recibió cartas, dinero y otros regalos mientras estaba en la cárcel.
Richard Ramirez. Durante su juicio, decenas de mujeres llegaron hasta la corte judicial para poder verlo. Se casó con una de sus fans en prisión, luego de que esta le escribiera más de 75 cartas.
Miguel Carcaño. Condenado a 21 años por el asesinato de Marta del Castillo. Recibió innumerables escritos en prisión y motivó la presencia de jóvenes en las inmediaciones de las distintas cárceles por las que pasó.
Hibristofilia, una parafilia peligrosa
La idealización cultural, la atención mediática y el carácter seductor y dominante que se les atribuye a los criminales, hace que algunas personas experimenten interés sexual y romántico por ellos. Sin embargo, no hay que dejar de lado que es una parafilia peligrosa que puede traer consigo serios problemas.
El hecho de involucrarse con criminales, con fines sexuales o amorosos, puede acabar bastante mal. La vida misma entra en juego. Y es que aunque pueden tener la capacidad de seducir y causar encanto, no dejan de ser psicópatas, narcisistas y egocéntricos con cero empatía por los demás.
Su capacidad para manipular es tan grande que llegan a involucrar a sus parejas en sus crímenes. En el peor de los casos, no tienen reparo en acabar con su vida.
¿Hay algún tratamiento para la hibristofilia?
Es necesario abordar la hibristofilia cuando conduce a elegir personas peligrosas como pareja o cuando el placer sexual se experimenta solo con este tipo de perfiles. Al igual que otras parafilias, se interviene a través de terapias conductuales y cognitivas, de la mano de un psicoterapeuta.
A través de este abordaje se busca modificar los pensamientos que influyen en que el criminal resulte atractivo; por ejemplo, esa sensación de seguridad de estar con una persona fuerte y poderosa. También la necesidad de salvar o transformar a esa persona que quizá nunca recibió amor.
Cada caso debe intervenirse de manera individual. Es necesario indagar a fondo sobre el origen de esta parafilia para poder orientar su tratamiento. Ciertas veces, el profesional puede sugerir el uso de medicamentos psicotrópicos, entre otras terapias.
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