LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Francisco García).- Aunque podríamos pensar que el filtro de los cigarrillos los hace más seguros, lo cierto es que, al tapar los agujeros con los dedos, seguimos inhalando las sustancias perjudiciales.
Aunque a lo largo de las últimas décadas se llegó a decir que los cigarrillos con filtro ayudaban a evitar que respirásemos ciertas sustancias tóxicas, en realidad siguen siendo un gran peligro para la salud. El hecho de que tengan filtro no los hace menos dañinos que otras presentaciones. Lo mismo aplica para aquellos cigarrillos con filtro que tienen sabores (a menta, canela, chocolate, etc.). Su sabor no minimiza el riesgo que tienen intrínseco.
Hay que tener en cuenta que cualquier cigarro cuenta con sustancias perjudiciales para la salud. Y por más que la publicidad insista en que una versión es más “ligera” que otras, todas son altamente dañinas.
De acuerdo con la American Lung Association, “los cigarrillos contienen aproximadamente 600 ingredientes. Cuando se queman, los cigarrillos generan más de 7000 sustancias químicas. Se sabe que al menos 69 de estas sustancias químicas causan cáncer, y muchas son tóxicas”.
El tabaco permanece
Según las estadísticas, solo en España, en torno al 22 % de la población total es fumadora y un 2 % ha dejado de serlo. Esto quiere decir que muchas personas consumen cigarrillo, sea con o sin filtro.
Sin importar los riesgos de cáncer, el mal olor de las camisas y el antiestético color amarillo (o marrón, según sea el caso) en los dientes, el tabaco sigue formando parte de la cultura popular. Además, continúa sumando fumadores pese a las advertencias de las propagandas antitabaco y otras formas de concienciación.
Los cigarrillos con filtro
No habíamos terminado de entender los efectos negativos de los cigarrillos, cuando las compañías ya habían inventado toda clase de artilugios para hacer del vicio algo menos mortal. Y, entre ellos, los filtros.
En realidad todo es más ficción y publicidad que protección al consumidor. Se sabe que los cigarrillos con filtro logran reducir el grado de alquitrán, pero sigue existiendo un alto porcentaje de riesgo. Los filtros son de acetato de celulosa, papeles porosos y con orificio de ventilación.
En teoría, estos denominados “cigarrillos light” serían capaces de atrapar el alquitrán, liberar los restos tóxicos o inclusive, diluir el humo con el aire. No obstante, ni los mecanismos ni el diseño han logrado una reducción real de las enfermedades respiratorias producidas por esta droga de consumo autorizado.
El riesgo en los cigarrillos con filtro
La industria tabacalera sustenta la reducción de alquitrán en los cigarros ligeros mediante la prueba de máquina: Los resultados indican que los cigarrillos con filtro ultralight expiden 7 miligramos de esta sustancia perjudicial.
Por su parte, los considerados light expulsan de 8 a 14 miligramos.
Sin embargo, las conclusiones que arrojan las pruebas solo indican el nivel de gases liberados mediante la succión de una máquina. Esto está muy lejos de comprobar la cantidad inhalada por un ser humano y por eso las investigaciones no arrojan resultados concluyentes.
Incluso siendo efectivo, todo dependerá en última instancia de la forma en que el fumador lleve a la boca el cigarro. Si los labios y dedos tapan los orificios del mecanismo de filtrado, la exposición será igual que en las presentaciones normales.
Hay fumadores que creen que pueden “controlar” la forma en que fuman para “protegerse” y así evitar el cáncer y otros problemas de salud, sin darse cuenta de que ese “control” es simplemente una ilusión. No es posible controlar la inhalación de una mayor o menor cantidad de sustancias a voluntad.
Los cigarrilos con filtro y el tabaco de liar
El tabaco de liar es solo el cigarro preparado y enrolado por el propio consumidor. Aunque de presentación rudimentaria y niveles de nicotina algo moderados, las investigaciones demuestran que este formato puede ser todavía más tóxico que el producto comercial vendido en cajetillas.
Los fumadores del tabaco para liar quedan expuestos a un contenido mucho más alto de monóxido de carbono que los de las marcas comerciales. Y, como tiene menos nicotina, los consumidores tienden a realizar caladas constantes y seguidas para cubrir la demanda que su organismo requiere. Por tanto, este producto no reduce la adicción por más que sus etiquetas estén libres de contraindicaciones. Conviene saberlo.
Sustancias químicas
Son tantos los componentes químicos que conserva el cigarro que se necesitaría un libro entero para describirlos todos. Los conocidos son el benceno, acetaldehído, formaldehído, butadieno, isopreno y tolueno.El benceno es un hidrocarburo utilizado en los combustibles para motores, aceites, pinturas y hasta explosivos. Si lo inhaláramos en grandes cantidades podríamos padecer de irritabilidad estomacal, convulsiones o incluso, la muerte.
El acetaldehído contribuye al incremento de la obesidad y el formaldehído es un cancerígeno.
El consumo constante de isopreno se asocia a padecimientos testiculares, disminución de la fuerza muscular y pérdida de peso.
Por su parte, el tolueno en dosis considerables provoca mareos y pérdida de conocimiento.
¿Y el cigarro electrónico?
¿Y el cigarro electrónico? Entre un abanico de opciones destructivas el cigarrillo electrónico se ha erigido quizás como la menos invasiva.
Según algunos estudios los cigarros electrónicos emiten menos sustancias cancerígenas que el tabaco convencional. No obstante, conservan algunas, como el formaldehido, acetaldehído, compuestos fenólicos y nitrosaminas.
El cigarro es cancerígeno
La peor consecuencia con la que tiene que lidiar un fumador es el cáncer de pulmón. Hablamos de una modalidad de tumoración que se manifiesta de forma agresiva en el organismo. Su tratamiento es complicado y muchos pacientes mueren pocos meses después del diagnóstico.
Por otra parte, el cáncer de laringe, faringe y boca son enfermedades mortales que se le añaden a la larga lista de peligros y efectos negativos que se le achaca a este vicio legal. El tabaco de liar eleva el riesgo de padecer tumores malignos en el esófago.
En conclusión, parece obvio que la única opción saludable es no fumar o dejar de hacerlo. Si te lo propones, puedes lograrlo.
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