LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Alberto Cabezas, periodista).- En el rico tejido de las expresiones idiomáticas que componen nuestra lengua, encontramos perlas de sabiduría transmitidas de generación en generación. Entre ellas, destaca el dicho "tener los pantalones bien puestos", un aforismo que trasciende su aparente trivialidad para ilustrar una cualidad esencial en la vida: la fortaleza, el coraje y la determinación.
Este dicho, popularizado por nuestros abuelos y sus sabios consejos, no se refiere simplemente a la vestimenta. Detrás de esas palabras yace un recordatorio de la importancia de enfrentar las adversidades con valentía y confianza. En un mundo en constante cambio, donde los desafíos se presentan en todas las formas y tamaños, la actitud con la que abordamos la vida es fundamental.
El mensaje trasciende géneros y edades. Tener los pantalones bien puestos no se limita a un género en particular, sino que es una invitación universal a enfrentar el mundo con entereza. En un contexto histórico donde la igualdad de género y la redefinición de roles están en constante evolución, la expresión cobra un matiz aún más profundo. Implica que todos, independientemente de su género u orientación, pueden y deben demostrar coraje y resolución en sus acciones y decisiones.
Esta expresión encuentra su raíz en una época en la que la vestimenta estaba intrínsecamente ligada a la autoridad y la masculinidad. Sin embargo, su significado se ha metamorfoseado a lo largo de los años. Hoy en día, "tener los pantalones bien puestos" es un grito de independencia, una declaración de que uno es capaz de enfrentar lo desconocido, de tomar riesgos y de mantener la compostura en situaciones desafiantes.
Los abuelos, con su rica experiencia y su conocimiento del pasado, nos regalan este sabio consejo como una brújula moral en un mundo vertiginoso. Nos recuerdan que, en la búsqueda de nuestros sueños y en la superación de obstáculos, necesitamos más que habilidades técnicas. Necesitamos la fuerza interna que nos permita perseverar a pesar de los contratiempos y aprender de los fracasos.
El dicho también lleva implícito un recordatorio de la importancia de la autenticidad. Tener los pantalones bien puestos implica ser fiel a uno mismo y actuar de acuerdo con los valores y principios personales, incluso cuando eso signifique nadar contra la corriente. No es simplemente sobre ser valiente en el sentido convencional, sino sobre vivir con integridad y determinación.
El dicho "tener los pantalones bien puestos" es un tesoro lingüístico que nos recuerda la importancia de afrontar la vida con valor y firmeza. Va más allá de la literalidad de la frase y se convierte en una lección de resiliencia, autenticidad y determinación. Así que, cuando los abuelos nos transmiten esta expresión, nos están legado un recordatorio atemporal de que, en última instancia, la verdadera fortaleza reside en la manera en que afrontamos los desafíos de la vida.
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