LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Jonatan Menguez).- Ciertos hábitos rutinarios pueden instalarnos en una zona de confort poco enriquecedora. Conoce cómo identificar tu círculo vicioso y algunas acciones que motivan al cambio.
El término es una metáfora que representa las ruedas donde corren los hámsteres sin llegar a ningún lugar, y sin poder salir. Trasladándolo a diferentes situaciones de la vida humana moderna, es una sensación que puede ocurrir en diversos aspectos. Por ejemplo, una rutina improductiva en lo laboral, una relación amorosa estancada o la falta de desarrollo personal.
Los hábitos laborales son una forma muy común de subirse, poco a poco, a la «rueda de hámster». El cumplimiento de horarios, las rutinas fijas y la zona de confort, en lo económico, conforman trampas donde se vuelve difícil salir. Puede que ese sea el deseo personal de desarrollo.
Sin embargo, a muchas personas lo único que las ata a su trabajo, es la necesidad económica y las comodidades que tiene, y que los lleva a postergar sus sueños y objetivos reales. Por lo tanto, es fundamental identificar en qué aspecto de la vida transitamos sobre la rueda, siendo este el primer paso para un cambio positivo.
7 consejos para salir del estancamiento
Reconocer el estado emocional y las trabas que nos mantienen en la «rueda del hámster» es un paso importante para comenzar a bajar. No tiene que ser un cambio abrupto: en ocasiones, basta con generar nuevos hábitos o espacios para la reflexión y el autoconocimiento. Aquí hay siete consejos para salir de la rutina improductiva.
El ritmo de vida actual va llevando a una exigencia constante de productividad. Está claro que se necesita dinero para vivir, pero de nada sirve si se sacrifica la salud mental. Generar momentos de distensión, ocio y, por qué no, improductividad, es valioso para bajar el ritmo y luego volver recargado.
Hay actividades cuyo único objetivo es la diversión y no la generación de beneficios económicos o laborales. Cada persona tiene sus momentos particulares para desconectar, pero se recomienda generar entornos tranquilos, relajados y, en lo posible, sin la intervención constante del celular.
Una de las mejores acciones para distraerse y conectarse consigo mismo es la realización de actividades vinculadas a la creatividad. Escribir, pintar o llevar a la práctica creaciones «hágalo usted mismo» o «DIY» (por sus siglas en inglés), estimula la imaginación.
Muchas personas se enfocan en rutinas repetitivas que las alejan de las interacciones sociales. En especial, quienes trabajan en soledad. Por lo tanto, es recomendable volver a conectar con personas que se fueron distanciando, además de buscar nuevas relaciones fuera de las redes sociales.
Es muy probable que la «rueda del hámster», sea un trabajo que no se abandona por temores varios. Se trata de un caso complejo, donde por lo general se espera un momento indicado que nunca llega.
Es importante tomar valor y acomodar otros sectores de la vida, para hacerlo posible. No obstante, el momento nunca es ideal por completo. Siempre habrá riesgos e incertidumbre: cuando la situación es insostenible, hay que tomar impulso y afrontar la decisión.
Uno de los temores principales para modificar la rutina laboral tiene que ver con lo económico. Existen diferentes estrategias para que la decisión no sea apresurada y esté respaldada, por ejemplo, con ingresos extras generados en otra actividad.
Esto, además del dinero de respaldo, fomenta la autoconfianza. Por otro lado, pensar en qué consumos son innecesarios y relegarlos por un tiempo.
Cuando se toman acciones arriesgadas, siempre pueden surgir contratiempos. Es fundamental afrontarlos y no volver atrás, lo que significaría retornar a la «rueda del hámster».
Mientras más visibles sean las metas, más convincente resultará el camino hacia un cambio de hábito. Establecer objetivos a corto y mediano plazo, confiando en las propias habilidades para lograrlos.
¿Cómo saber si estás en la «rueda del hámster»?
Existen varias razones por las que se puede subir a la rueda. No obstante, la mayoría se engloban en los hábitos y en los miedos que, a su vez, son la traba principal para salir. Por ende, la primera acción para identificarla es hacer una reflexión interna sobre nuestra actividad diaria y realizarnos ciertas preguntas clave.
Algunas razones posibles son las siguientes:
Además, es importante auto preguntarse si estamos haciendo las actividades que deseamos, si tenemos objetivos claros o si sentimos desmotivación y falta de deseo.
Es cierto que los grandes cambios no son sencillos. Cualquier aspecto de la vida que se atraviese sobre la «rueda del hámster» requiere valentía y exposición a ciertos riesgos para ser transformado. Sin embargo, una vez identificada nuestra propia rueda, con el paso del tiempo, es cada vez más difícil salir.
Por lo tanto, vale la pena preguntarse, al final del día, si estamos dispuestos a cambiar la perspectiva y modificar esa situación de estancamiento. Si por temor no te animas a las transformaciones profundas, recuerda seguir los consejos para hacerlo de manera gradual y planificada. Afrontar los contratiempos y delimitar objetivos alcanzables es fundamental para bajar de la rueda.
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