Conectar con una persona es solo una parte de la historia de una buena relación. Y es que hay que considerar que tanto la familia propia como la del otro resultará involucrada. ¿Te has preguntado por qué algunos padres rechazan el noviazgo de sus hijos? Hay muchos motivos.
Sea por cuestiones de índole social, por situaciones económicas o diferencias políticas y religiosas, existen varias cuestiones que pueden dificultar la relación entre los padres y los involucrados en la relación. En el siguiente espacio repasamos las razones más frecuentes.
«No me gusta tu pareja»: un conflicto que afecta a la familia
Una de las circunstancias que pueden causar discrepancias en la familia es que alguno de los miembros decida tener pareja, ya sea por primera vez o no. Ciertas veces, los padres rechazan el noviazgo de sus hijos y no ven con buenos ojos a la persona que escogieron para vivir esta experiencia.
Dicho desagrado puede no exponerse de manera abierta, sino que se manifiesta a través de ironías o indirectas. En otras ocasiones, son motivo de discusiones, conflictos y peleas, incluso en presencia de la pareja en cuestión.
Es posible que todo esto se prolongue por cierto tiempo, al punto de ser una causa de angustia en los hijos y de frustración en los padres, quienes no entienden por qué no se toman en cuenta sus argumentos.
Todo esto hasta que se produce un posible desenlace: hay aceptación de la relación, se disuelve la pareja o los hijos acaban por tomar distancia de sus padres.
¿Por qué los padres rechazan el noviazgo de sus hijos?
La explicación que en algunos casos dan los padres que rechazan el noviazgo de sus hijos es que están pensando en su bienestar. No obstante, detrás de esas aparentes buenas intenciones, se pueden esconder otras razones, que conoceremos a continuación.
De la primera afirmación, con respecto a desear lo mejor para los hijos, se puede inferir que algunos ven en el matrimonio la posibilidad de que la familia mejore en algún sentido, por ejemplo, a nivel económico. Y en este caso, es frecuente rechazar a la pareja porque no satisface tales necesidades.
También suele suceder lo contrario. En familias con mejores posibilidades económicas, pueden desaprobar a una eventual pareja que no tenga el mismo estatus social.
Otros factores que pueden constituirse en punto de partida para que ocurra tal rechazo son las diferencias en relación con credos religiosos, si la pareja del hijo o hija tiene un color de piel distinto, proviene de otro país o cultura, etcétera.
Una de las razones más comunes que exponen los padres que rechazan el noviazgo de sus hijos es que estos aún son muy jóvenes para entablar una relación o para pensar en «esas cosas».
Y es que a muchos les cuesta aceptar que los hijos crecen y se hacen mayores. Más aún, les resulta difícil dejarlos que tomen decisiones por sí mismos, sin consultarles.
Claro, la situación es más comprensible cuando se trata de un joven de 15 años. Sin embargo, no se aplica a hijos de más de 21, algunos de los cuales incluso han comenzado o culminado la universidad.
En el mismo orden de ideas, algunos padres también pueden considerar que sus hijos deben culminar sus estudios universitarios antes de pensar en relaciones de pareja. Esto por la creencia de que una relación puede distraerlos o interferir en el proceso.
Uno de los mayores temores es que se produzca un embarazo no deseado que impida la continuación de los estudios.
La edad de la pareja puede ser la razón por la que los padres rechazan el noviazgo de sus hijos. Si hay mucha diferencia entre uno y otro, a menudo no suele ser bien visto. Los padres pueden pensar que una pareja mucho mayor que sus hijos puede influirlos y manipularlos.
Cuando la pareja en cuestión tiene mayor experiencia, en el sentido de que se ha divorciado o tiene hijos a su cargo, se puede reforzar la desaprobación de la relación.
Sin duda alguna, la orientación sexual sigue siento motivo de desacuerdo con las relaciones de pareja de los hijos. Muchos padres no aceptan que sus hijos se enamoren de alguien de su mismo sexo.
En familias en las que hay hijos con trastornos del neurodesarrollo, como síndrome de Down, autismo, discapacidad intelectual u otros, los padres pueden mostrarse sobreprotectores y no sentirse preparados para que estos tengan una relación de pareja.
Es importante señalar que hay relaciones familiares en las que los límites acerca de la toma de decisiones no se han establecido con claridad. Puede ser que los hijos siempre han dejado que los padres tomen las decisiones o impongan sus criterios con respecto a sus asuntos más importantes. Luego, les cuesta reafirmar su autonomía en la escogencia de pareja.
A veces no hay más motivo que un simple «no me agrada», «no me cae bien», «no me inspira confianza», «hay algo en él o en ella», y similares. No hay otra explicación, ni siquiera para la misma persona.
Por último, aun cuando sea difícil de aceptar o de reconocer, también se da el caso de padres que manipulan a sus hijos. Sea porque se sienten solos o porque tienen alguna enfermedad y temen verse abandonados, pueden poner objeción a cualquier pareja que estos les presenten.
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