LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Carlos Vindas).- En medio del torbellino de noticias que inundan nuestras pantallas y llenan nuestras conversaciones diarias, es inevitable detenerse y reflexionar sobre el rumbo que está tomando nuestro mundo y, más cerca de casa, nuestra región. Los eventos en la frontera sur han tomado un lugar destacado en el escenario de actualidad, y es imperativo comprender la complejidad de la situación.
Desde la frontera sur, emerge una imagen que no podemos pasar por alto. La travesía de migrantes que cruzan la Selva del Darién para llegar a Paso Canoas es un testimonio de resiliencia y determinación. Sin embargo, una vez allí, se encuentran en un limbo. Se espera que paguen una tarifa de $30 USD para el siguiente tramo de su viaje hacia Nicaragua. Es tentador pensar en esta tarifa como accesible, pero ¿qué sucede con aquellos que llegan exhaustos y sin recursos después de atravesar un país extranjero? ¿Qué futuro aguarda a quienes, en Nicaragua, se enfrentan a otra tarifa imponente de $150 USD?
Esta situación nos insta a cuestionar la integridad de nuestro sistema y el compromiso de las instituciones encargadas de velar por el bienestar de los migrantes. ¿Estamos simplemente trasladando a estas personas de una frontera a otra, sin considerar sus condiciones y necesidades? Es imperativo que nuestras acciones reflejen nuestros valores como sociedad, especialmente en momentos de crisis humanitaria.
Una sombra de incertidumbre se cierne sobre el financiamiento de los servicios públicos. La Reforma Fiscal ha dejado un vacío en los fondos destinados para mantener las carreteras en buen estado. Los recursos provenientes del marchamo y de los peajes, diseñados para preservar nuestra red vial, parecen destinarse a otros fines desconocidos. Esto plantea interrogantes sobre la transparencia en el manejo de los recursos y la priorización de las necesidades reales de la población.
La atención médica, un pilar fundamental de cualquier sociedad, también está en tela de juicio. Las citas médicas pospuestas por un año o más ponen en riesgo los derechos de los ciudadanos de cuidar su salud. Los fondos de pensión se tambalean y equipos médicos en desuso permanecerán en servicio, poniendo en riesgo la calidad de la atención. La vivienda, un derecho básico, ha perdido su apoyo gubernamental.
La política, un medio para la toma de decisiones y el empoderamiento, a menudo se ve empañada por la politiquería. La lucha por el poder a menudo eclipsa la búsqueda del bien común. Los diputados, llamados a representar al pueblo, a menudo se enredan en disputas partidistas en lugar de legislar para el beneficio de todos. ¿Es esta la práctica política que refleja nuestra sociedad y sus valores?
En medio de estos desafíos, recordamos nuestros valores fundamentales: la cortesía, el respeto y la solidaridad, supuestos, pilares se erosionan en nuestras interacciones diarias. La empatía hacia nuestros semejantes, especialmente aquellos en situaciones vulnerables, debe prevalecer.
Es crucial recordar la regla de oro: tratar a los demás como nos gustaría ser tratados. En un mundo lleno de desafíos, cada uno de nosotros tiene el poder de marcar la diferencia. A medida que enfrentamos incertidumbres y desafíos, debemos mantener la esperanza de un mañana mejor y reconocer que nuestra participación es el primer paso hacia un cambio significativo.
Agradecemos a quienes han leído estas reflexiones y les recomendamos compartir también sus opiniones. Juntos, podemos dar forma a un futuro más humano y solidario, representando los valores que queremos ver en nuestra sociedad.
Con aprecio, "La Voz de Goicoechea" su medio digital.
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