LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Rafael Victorino Muñoz).- ¿Dormir una siesta puede afectar el descanso en la noche? ¿Se puede recuperar el sueño? Sigue leyendo y descubre lo que hay de cierto en estas y otras afirmaciones.
No debes dormir con el televisor encendido, no te acuestes después de haber cenado… Muchos hemos escuchado o leído algunos de estos mitos sobre el sueño que nos dejan pensando.
Las horas de descanso son esenciales para poder recuperarnos tras una larga jornada y llenarnos de energía. Pero, ante tanta información, a menudo dudamos acerca de lo que es correcto con respecto al sueño.
Y si bien estas creencias parecen inocentes, en algunas personas producen preocupación. Incluso, no serán pocos los que lleven a la práctica acciones que les afectarán su descanso, en lugar de favorecer la salud.
Existen muchos mitos sobre el sueño. Algunos no pasan de ser solo eso: mitos. Aunque otros tienen una base de verdad. A continuación, los revisaremos y analizaremos, sopesándolos a la luz de las investigaciones científicas.
Necesitamos de siete a nueve horas de sueño; minutos más, minutos menos. Según la Oficina de Prevención de Enfermedades y Promoción de la Salud de Estados Unidos, 7 horas es lo mínimo saludable para un adulto.
Por lo tanto, no tienes que dormir exactamente ocho horas. Si te falta o si te pasas un poco, no está mal. Pero trata de que no sea mucho.
El caer en angustia o ansiedad por controlar las horas de sueño puede conducir a un trastorno conocido como ortosomnia. Ten cuidado con esta obsesión.
2. Continuidad interrumpida
Una idea que angustia a algunas personas es la de tener interrupciones en la continuidad del sueño y no dormir 8 horas seguidas. Esto no es necesariamente grave. En realidad, durante la noche tenemos microdespertares por breves segundos, pero luego volvemos a dormir y ni siquiera lo recordamos.
En esos momentos, el cuerpo se acomoda para evitar el entumecimiento. A veces nos arropamos o desarropamos y ni lo recordamos. Siempre y cuando no se prolongue demasiado el regreso al sueño, un pequeño despertar no afectará en demasía el descanso.
Sin embargo, según los diversos estudios, los microdespertares pueden estar asociados con apnea obstructiva y otros trastornos del sueño. Así que podrían ser un síntoma de cuidado cuando son muy frecuentes.
Los micro despertares son frecuentes en algunos adultos mayores.
3. Los bellos durmientes
Entre las personas que aman dormir existe la creencia, infundada, de que estas horas extra los harán vivir más tiempo o de forma más saludable. En realidad, las investigaciones dicen todo lo contrario.
Dormir demasiado puede ser tan perjudicial como dormir poco. Se suele asociar el exceso de sueño con mortalidad más temprana, uso de automedicación y diversos problemas de salud.
De hecho, aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, ya que al dormir más, las personas realizan menos actividad física. Además, esto implica comer a deshoras, lo que a su vez contribuye a las alteraciones metabólicas.
4. El horario ajustable entre los mitos sobre el sueño
Además de la cantidad de horas y la continuidad en el sueño, es importante mantener un horario regular para dormir. Es decir, acostarse y levantarse casi siempre a la misma hora, incluso los fines de semana.
Algunos piensan que, si se acuestan tarde un día, pero duermen las ocho horas reglamentarias, todo estará bien. Sin embargo, cambiar los horarios no es beneficioso, ya que luego el cuerpo debe readaptarse. Sobre todo, en adolescentes, los estudios indican que la falta de horario regular es motivo suficiente para alterar el ritmo circadiano.
5. La recuperación tardía
Hay personas que durante los días laborables se privan de horas de sueño, precisamente para poder cumplir con todas sus obligaciones. Y luego, el fin de semana, duermen un poco más, con el sentido de «recuperar el tiempo perdido».
Pero esto no funciona así. Dormir más un día no ayuda a recuperar el sueño que se ha perdido en otro. Es como pretender comer diez veces el domingo por haber comido solo dos veces de lunes a viernes.
Las consecuencias de dormir poco no solo se relacionan con el deterioro de la salud (obesidad, hipertensión arterial, trastornos del sistema inmunitario), sino que afectan la concentración y el desempeño laboral y académico, así como el estado de ánimo.
6. El mito de la siesta
Al igual que con el punto anterior, el mismo principio aplica a la siesta. Si no dormimos bien la noche antes, la siesta puede ayudarnos a descansar, pero no se recuperan las horas perdidas.
También existe el mito contrario, según el cual, si duermes en la tarde, no dormirás en la noche. Por lo general, se considera que una pequeña siesta es buena para el organismo, aunque lo recomendable es que no sea mayor a media hora. Según los estudios, las siestas largas están asociadas con una inadecuada higiene del sueño.
7. TV o no TV
Antes de ir a dormir, la televisión no relaja, sino todo lo contrario. Diversas investigaciones sugieren que se debe reducir el hábito de usar dispositivos electrónicos (smartphones y TV) antes de dormir para mejorar la calidad del descanso. Así pues, mirar televisión en las noches, acostados, justo antes de dormirnos, no es lo mejor para una buena higiene del sueño.
8. El ronquido forma parte de los mitos sobre el sueño
Alguien que ronca puede dar la impresión de estar profunda, por no decir plácidamente, dormido. Sin embargo, a su alrededor, las personas (pareja, hijos, compañeros de cuarto) no pensarán lo mismo.
Por otro lado, roncar puede no ser tan inocuo para la mayoría de las personas. Se asocia a menudo con la apnea del sueño, según refieren estudios.
9. El alcohol
Con respecto a tomar una copa de alcohol antes de dormir, hay opiniones sin sustento que lo defienden. Muchos afirman que es beneficioso, relaja y desestresa.
Pero, por otro lado, las investigaciones revelan que los problemas de sueño son más comunes entre los alcohólicos. La sustancia contribuye a experimentar insomnio y una disminución del tiempo total de descanso.
10. ¿Dormir poco no va a matarte?
Los estudios han determinado que existe una alta correlación entre sueño y el estado general de salud física y psicológica de una persona. Por consiguiente, la falta de sueño se asocia con aumento de peso, así como con diversos trastornos de salud, tales como hipertensión arterial, estrés y enfermedades cardiovasculares.
Incluso, se ha relacionado la duración del sueño con la longevidad. Quienes duermen menos de 7 horas diarias, aumentan las posibilidades de muerte temprana por cada hora que restan a su descanso nocturno, según refieren revisiones científicas.
¡El descanso es importante, más allá de los mitos sobre el sueño!
Tener una noche de sueño de calidad, continuo, tranquilo y reparador, puede ser un anhelo frustrado para muchos. El número de personas que presentan algún trastorno del sueño va en aumento, según la National Sleep Foundation.
Por otra parte, no dormir bien acarrea un sinnúmero de consecuencias, que no son nada positivas:
- Fatiga.
- Estrés.
- Obesidad.
- Ansiedad.
- Hipertensión arterial.
- Poca capacidad de concentración.
- Bajo rendimiento académico y laboral.
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