LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Raquel Lemos).- Los niños motivados aprenden mucho mejor, ya que en su etapa educativa son verdaderas esponjas. Así, debemos saber cómo alentarlos para que se desarrollen de la mejor manera posible.
La etapa educativa de los niños comprende dos ciclos: el primero transcurre desde los 6 a los 8 años y el segundo desde los 8 hasta los 10 años. Esta fase es muy importante. En ella los niños son como esponjas que lo absorben todo, por eso, tenemos que aprender a motivarlos de la manera adecuada.
En el caso de que los pequeños no se sientan alentados en esta etapa educativa de su desarrollo, se dejarán muchos conocimientos y aprendizajes por el camino. Además, permitir que se aburran y se noten desmotivados a tan temprana edad podría provocar que asociasen el estudio y el cultivarse como un martirio.
Aprender divirtiéndose
Si deseamos motivar a los niños en su etapa educativa, debemos olvidarnos de las tradicionales clases en las que tienen que estar quietos escuchando al profesor. Si esto resulta aburrido para los adultos, imaginemos cómo será para un niño repleto de curiosidad que quiere moverse todo el rato.
Además, incluso desde nuestra perspectiva como adultos, podemos ser conscientes de que, si el aprendizaje es divertido, este se interioriza mucho mejor. Por tanto, hacer determinados juegos y transformar la teoría en práctica serán dos opciones muy interesantes.
Pongamos un ejemplo muy sencillo. Si nuestro hijo está estudiando los tipos de árboles que existen en su clase de Conocimiento del medio, y esto no le motiva y le cuesta aprender los conceptos, ¿qué mejor manera de conseguir que aprenda que sumergiéndolo en la naturaleza?
Como padres, podemos hacer con él una excursión a un parque o un sendero natural. Mientras disfrutamos del paisaje, iremos viendo los distintos tipos de árboles con los que nos encontramos e intentaremos identificarlos. Nuestro hijo puede tocarlos, oler sus hojas (la del eucalipto, por ejemplo) y aprender in situ todo lo que necesita a través de la experiencia. Todo ello se evidencia en este estudio publicado en la revista Perspectivas.
Tener tiempo libre en su etapa educativa
En la actualidad, muchos niños asisten a muchas actividades extraescolares que les restan tiempo para jugar, para aburrirse o para no hacer nada. Esto no es del todo bueno para ellos, como señala este artículo publicado en la revista Perspectivas en Psicología en el año 2012.
¿Qué beneficios se pueden obtener de alentar a los niños a que disfruten de su tiempo libre? Pues aquí están algunos que, además, ayudarán a su desarrollo personal:Aprenden a decidir: los niños deben aprender a ser más autónomos y tomar decisiones, aunque estas sean pequeñas. Si no les dejamos, en el futuro buscarán depender de otras personas para que les digan lo que deben hacer o no.
Desarrollan su curiosidad: los más pequeños son terriblemente curiosos porque todo les llama la atención. Si tienen tiempo libre, podrán dejar que su curiosidad fluya y satisfacerla.
Empiezan a saber elegir: en ese tiempo para ellos, los pequeños deberán ingeniárselas para elegir qué quieren hacer. Múltiples opciones aparecerán en su cabeza, pero elegirán una de ellas. Esto, en el futuro, les ayudará a saber escoger.
Escuchar sus necesidades
Tener un hijo no significa que lo sepamos todo de él desde el minuto uno. Tenemos que conocerlo y, sobre todo, escuchar sus necesidades. Porque una cosa es lo que hace y otra lo que quiere. Veamos un sencillo ejemplo.
Juan es un niño de 5 años al que le encanta jugar al fútbol con sus padres. Sin embargo, cuando estos lo meten en clases de este deporte, Juan se pone triste, no las disfruta y siempre muestra rechazo para ir la próxima vez.
Sus padres no entienden qué ocurre. Pero si supieran escuchar a Juan, no tendrían duda alguna de lo que sucede. A Juan le encanta jugar al fútbol con ellos porque disfruta de sus padres y de lo bien que se lo pasa con ellos. No es que le interese especialmente el fútbol; es que le encanta disfrutar del tiempo que está con sus padres.
Así pues, antes de introducir a un niño en una actividad, preguntémosle si de verdad quiere hacerla o si le interesaría probar para saber si le gusta. Los pequeños pueden y deben decidir en algunas situaciones, como la que hemos visto reflejada en el ejemplo.
En definitiva, motivar a los niños en la etapa educativa no es muy difícil. Con estos 3 elementos que hemos abordado, podremos empezar a hacer que los más pequeños disfruten de esa fase en la que se encuentran.
No pretendamos que los niños se conviertan en adultos antes de tiempo. No tenemos que inculcarles nuestras agobiantes rutinas. Ellos son niños y están en una etapa educativa en la que pueden aprender divirtiéndose y disfrutando. No les arrebatemos tan pronto lo bello de la niñez.
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