La rotura del tendón de Aquiles es una lesión que tiene lugar en el cordón fibroso que conecta los músculos de la parte trasera de la pantorrilla con el hueso del talón. Es común en las personas que practican alguna actividad deportiva, aunque también se asocia al sobrepeso y al consumo de algunos medicamentos.
Ocurre cuando el tendón sufre un desgarro parcial o total debido a un estiramiento que excede su capacidad. A menudo, esta situación es consecuencia de un salto forzado, aceleraciones repentinas al correr o demasiada presión. También se puede originar por una caída o cualquier traumatismo en la zona.
Sus síntomas principales abarcan el dolor y la incapacidad para caminar; estos pueden variar de intensidad en función de la severidad de la lesión. Sin embargo, la mayor parte de las veces es posible tratarlo con terapia física y ejercicios. ¿Quieres saber más al respecto? Descubre más sobre sus causas y sobre el proceso de rehabilitación.
El tendón de Aquiles es una cinta de tejido que atraviesa la parte trasera inferior de la pierna. Se encarga de unir los músculos gastronecmio y sóleo al hueso calcáneo. Esta banda, que también se conoce como ‘cuerda del talón’, impulsa el pie del suelo y permite caminar, correr o saltar.
En la mayoría de los casos, la rotura se produce en el punto del tendón que está ubicado a unos 6 centímetros de la parte en que se une al hueso del talón. Es más probable sufrirlo cuando la pierna está extendida y el músculo de la pantorrilla está contraído.
Factores de riesgo
Tal y como lo detalla una publicación en Journal of Functional Morphology and Kinesiology, la ruptura del tendón de Aquiles ocurre con mayor frecuencia durante la práctica de deportes. Los hombres de mediana edad —en especial atletas no entrenados— tienen más riesgo de padecerlo en comparación con los jóvenes.
Otros factores de riesgo identificados son los siguientes:
- Aumento repentino de la presión ejercida sobre el talón de Aquiles.
- Práctica habitual de deportes que implican saltar.
- Tropiezos, caídas o accidentes.
- Tratamientos con inyecciones de esteroides.
- Consumo prolongado de medicamentos antibióticos.
- Desviaciones anatómicas.
- Sobrepeso y obesidad.
- Inflamación crónica o artritis reumatoide.
En ocasiones, la rotura del tendón de Aquiles cursa de manera asintomática. No obstante, por su severidad o falta de tratamiento puede causar las siguientes manifestaciones clínicas:
- Sensación de haber recibido un golpe en la pantorrilla.
- Imposibilidad de doblar el pie o ponerse de puntas.
- Marcha anormal.
- Incapacidad para impulsar la pierna lesionada hacia adelante al caminar.
- Escuchar un chasquido o crujido cuando se produce la lesión.
- Dificultad para subir escaleras.
- Moretones o hinchazón en la pierna o el pie.
Para realizar un diagnóstico de rotura de tendón de Aquiles, el médico iniciará con una exploración física de la zona afectada. Primero, inspeccionará la pantorrilla para determinar si hay signos de sensibilidad o inflamación. En este punto es posible que sienta un espacio si el tendón está completamente roto.
En el siguiente paso el profesional pedirá al paciente una serie de movimientos y ejercicios que permiten determinar el rango de movimiento y la fuerza muscular. Si hay rotura del tendón de Aquiles, la persona tendrá menos habilidad para empujar hacia abajo o apoyarse sobre los dedos.
Las pruebas de diagnóstico complementarias pueden incluir ultrasonidos o resonancia magnética. Estos procedimientos son indoloros y tienen la función de crear imágenes de los tejidos del cuerpo para saber la extensión exacta de la lesión.
Tratamiento de la rotura del tendón de Aquiles
Para diseñar un tratamiento apropiado para la rotura del tendón de Aquiles, el profesional debe considerar factores importantes como la edad, el estilo de vida y la gravedad de la lesión. A veces, sobre todo si se trata de deportistas, las personas eligen una cirugía para reparar el tendón.
Sin embargo, antes de recurrir a esta medida como alternativa, hay algunos cuidados y hábitos que apoyan el proceso de recuperación con un pronóstico favorable. Veamos en detalle.
El tratamiento no quirúrgico de la rotura del tendón de Aquiles evita riesgos asociados con la cirugía, como es el caso de la infección. Sin embargo, su desventaja es que la recuperación puede tardar más y la lesión se puede volver a presentar. Estas medidas incluyen las siguientes:
Colocar hielo en la zona afectada. La aplicación de compresas de hielo durante 15 o 20 minutos, cada 4 o 6 horas, coadyuva en la disminución del dolor y la inflamación.
Intervención quirúrgica
La cirugía para reparar el tendón de Aquiles es un procedimiento que implica una incisión en la parte inferior de la pierna. A través de esta se vuelve a unir el tendón desgarrado por medio de puntadas.
Ahora bien, como lo detalla un estudio compartido a través de Frontiers in Surgery, el tratamiento quirúrgico disminuye la tasa de re-ruptura, pero tiene una tasa más amplia de complicaciones en comparación con el tratamiento conservador.
El proceso de rehabilitación de la rotura del tendón de Aquiles incluye una serie de ejercicios de fisioterapia que tienen como objetivo fortalecer los músculos de la pierna y, por supuesto, el tendón. La mayor parte de las veces hay una recuperación total en un periodo de 4 o 6 meses.
Es muy importante cumplir este plan de la mano de un profesional, ya que los ejercicios se deben implementar de manera gradual. Es decir, su nivel de intensidad irá cambiando conforme avanza la fase de recuperación.
Por otro lado, hay un tipo de rehabilitación que se conoce como ‘rehabilitación funcional‘. Consiste en la realización de algunos ejercicios con carga de peso, centrados en el tobillo, que suelen hacerse en las primeras semanas luego de sufrir la lesión. De hecho, se ponen en práctica cuando la persona aún usa su dispositivo de inmovilización.
Una revisión de estudios compartida por Foot and Ankle Clinics informó que este tipo de terapias pueden ofrecer resultados similares al tratamiento quirúrgico. Por supuesto, debe hacerse de la mano de un profesional en fisioterapia. La idea es recuperar la movilidad y el desempeño físico.
Una vez se cumple el proceso de recuperación, el riesgo de tener un nuevo traumatismo aumenta. Por eso, es importante tomar medidas preventivas como las siguientes:Mantenerse en buena forma y hacer ejercicios de calentamiento y de estiramiento antes de cualquier práctica deportiva.
Evitar los zapatos de tacón alto o calzados inapropiados para el deporte.
Preguntar al médico si puede jugar al tenis, baloncesto y otros deportes.
Mantener una dieta saludable.
Evitar el sobrepeso.
La rotura del tendón de Aquiles puede causar dolor y limitaciones en los movimientos. Aunque afecta con más frecuencia a los atletas, cualquier persona puede padecerlo, sea por un accidente, la práctica inapropiada de deportes o por sobrepeso.
En muchos casos mejora tras un periodo de reposo y la práctica de fisioterapia. No obstante, a veces se requiere cirugía. Por eso, si existe sospecha de esta lesión, lo mejor es acudir al médico para que este oriente hacia el tratamiento más adecuado según el caso.
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