LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Fracción PLP Asamblea Legislativa).- En el Partido Liberal Progresista reconocemos que la libertad y la voz de las que hoy gozamos tantas mujeres, en muchas esferas, es producto de la lucha centenaria de nuestras antecesoras. Creemos fervientemente en el significado del 8M y conmemoramos, año a año, a aquellas mujeres a quienes se les ha arrebatado la vida en la búsqueda de la igualdad y la erradicación de la violencia.
Creemos también que el feminismo es tan diverso y pluralista como lo somos las mujeres. Tiene toda clase de matices unidos por una causa común: la igualdad de derechos y oportunidades para todas las mujeres, independientemente de su color de piel, su credo, discapacidad, orientación sexual, identidad de género, su situación migratoria o cualquier otra característica o condición.
Hay y debe haber campo para todas, porque todas queremos sentirnos seguras en el mundo, sea en espacios públicos o privados. Todas queremos que desaparezca la brecha salarial y que podamos ejercer el derecho a expresarnos sin que alguien más decida qué podemos decir o cómo debemos comportarnos, según sus expectativas.
El feminismo que practicamos en el PLP es el liberal, y nos enorgullece que fueron las feministas liberales quienes dieron la lucha por el voto de las mujeres y el derecho a la educación, no solo en Costa Rica sino en muchos países del mundo. Desde el feminismo liberal, además, no satanizamos a los hombres y mucho menos a aquellos que abiertamente se declaran aliados. El machismo nos hace daño a todos y a todas.
Es por estas razones que hoy denunciamos los incidentes transcurridos en la marcha #8M. Nos desconcierta la actitud de ciertos grupos radicales, de tratar de callarnos por no compartir su ideología económica y política; de tratar de echarnos de una marcha en la que tenemos el mismo derecho a participar que ellas. Este 8 de marzo, como el del año pasado, el feminismo radical de izquierda se apoderó caprichosamente de la marcha, dejando asfixiado cualquier espacio para la diversidad. Fuimos acosadas, asechadas y agredidas tanto verbal, como físicamente. Hicieron lo mismo con nuestros amigos, parejas, partidarios y aliados quienes, desde la solidaridad, marchaban pacíficamente con nosotras.
Llevábamos como estandarte una manta con un mensaje que leía: “Cuando las mujeres tienen verdadera libertad, las sociedades prosperan y florecen”. Hoy nuestra libertad no fue coartada por el machismo, sino por la intolerancia de la radical izquierda, quienes reclaman el derecho de marchar por la calle sin miedo, así como el derecho a la libre expresión, pero que no lo extienden a quienes no piensan como ellas. Gritándonos en la cara consignas de “fachos váyanse”, “ésta no es su lucha”, nos empujaron, nos tiraron líquidos y pintura, y nos amedrentaron sin siquiera escuchar lo que podíamos tener en común. Su odio fue tan grande, que no cabía la posibilidad de estuviéramos marchando por lo mismo. Las diferencias en ideología económica y los prejuicios infundados, pudieron más que la lucha por la igualdad: la agresión fue exclusivamente por nuestra ideología política, es decir, por no ser de izquierda, como si esa fuera la única trinchera desde la cual se pueden defender los derechos de las mujeres.
¿Es así como mejor se sirve la causa de nuestro derecho a la seguridad? ¿Agrediendo y atacando a personas que simplemente caminan pacíficamente por la vía pública? La defensa de la libre expresión para las mujeres, ¿pasa por agredir a los hombres que nos apoyan? ¿No podemos marchar todos y todas si tenemos las mismas luchas? ¿Es la causa de la igualdad monopolio de una sola corriente ideológica? Ciertamente, como liberales no lo creemos y no nos dejaremos convencer, aunque tengamos que enfrentarnos una y otra vez a sus tácticas de intimidación.
Sabemos que muchísimas mujeres, indiferentemente de su partido político, sufren en silencio discriminación laboral, agresión doméstica, desigualdad de condiciones y falta de oportunidades. Posiblemente muchas quisieran también marchar por sus causas, pero la percepción de que la marcha está completamente secuestrada por grupos intolerantes y violentos de la extrema izquierda las mantiene alejadas. Flaco favor le hace estos grupos radicales a la causa.
Desde el Comité para la Igualdad de las Mujeres y la No Discriminación del PLP rechazamos y denunciamos la violencia y agresión física y verbal que sufrimos este #8M por parte de otras mujeres, con el objetivo de callarnos y expulsarnos del espacio que debería ser de todas.
En definitiva, el camino de la violencia nunca será el correcto y no conmemora dignamente a aquellas mujeres que lucharon incansablemente y hasta murieron buscando nuestra libertad.
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