van y vienen como las generaciones,
y solamente pernocta
la afanada tierra tirando
miradas hacia el sur y el norte,
dónde se levantan severas
tribulaciones fatigosas
de lo que se puede inquirir,
y aunque su ojo nunca duerme,
en espera de tempestades,
esto es novo en las
entrañas de esas almas ávidas
que sienten un intenso deseo
fuerte de tener no lo suyo
o hacer, conseguir algo
en una o su ruta pregonada
e invisible aparentemente,
repletas de ocasos y de
hermosos árboles
piadoso, porque estos
no son dañinos,
que apenas se aventuran
debido a enormes
distancias inmortales,
que se pierden por
la inmensidad de la visión
del inmaculado cielo
y de su presunta llanura,
porque, los pueblan
decenas, millares
de almas ante solitaria
promesa del tiempo
sin menoscabo de dudar
su preciosidad adiamantada
por los designios del tiempo.
Pero. Convencidos de la vida
y la muerte por la certidumbre
del polvo, de la caducidad
se baje la gesticulación
ante la inmensa fila
de panteones en sala de espera
cuya sombra del mármol
y generosas arboledas se prefigura
la notable dignidad
de haber muerto
ante la conjunción
de la frescura de las flores
de los patios y los ayeres
de la hoy detenida historia,
mientras, toca el turno
con la muerte que sabe
que va a morir ante su propia
maldad, pero nunca paz
y aunque añoremos el sueño
dentro del sueño que es realidad,
ante indiferencia que “duerme”
existe solamente la vida,
pero es que, estar muerto
es también vida de nuevo tipo,
en dónde el espacio
y el noble tiempo
son instrumentos suyos
de esas almas vivientes,
no es "simulacro de espejos"
aunque se apague la luz,
pues, su sombra ondea
como bandera de paz y,
como alma dispersa
en comunión con otras
ante imaginaria por infame
que sea en nuestros días
y los del tiempo ido
y los que vendrán
esto y más se entiende
en el lugar de la ceniza
de ese fogón, que volverán
a encender al ver las más
antiguas estrellas que,
con sus enormes ojos
destellan luces maravillosas
dispersas, pero con dirección
para observar la ruta proterva,
furtiva que viene con versista
flagelos contra la paz,
pero la paz hará su turno
para con toda clase
de instrumentos, cantores
conserve como una
danza de crótalos el corazón
de la paz y el progreso.
La sabiduría, ha aprendido
a ordenar, descodificar
lo ignoto, y las constelaciones
en círculo desde la madreselva,
para que las sombras
no entorpecen los pasos
de la avizorada calle desconocida
por dónde pasarán ante la medianía
del caserío, poblado,
y quizá en ese instante
de versista guerra
se enciendan las velas
para alumbrar la ruta maledicente
por hábito en el fútil (es)
corazón (es) anárquico (s)
Hay que romper el tiempo,
y poner eternidad de paz,
progreso en el alma para juntar,
y esparcir la obra que,
se ve, percibe. La comprensión,
es la justicia, y es el alma mater
de todo camino.
*Bayardo Quinto Núñez, escritor nicaragüense, abogado y notario público, pintor, músico, columnista y colaborador del periódico La Voz de Goicoechea de Costa Rica
*
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