La pornografía se ha convertido en un tema preocupante que muchos expertos han estudiado, sobre todo en relación con los problemas que puede tener su abuso en la adolescencia. Este es un periodo de la vida muy delicado en el que surgen las inseguridades, los problemas de autoestima, el deseo de gustar y de obtener satisfacción sexual.
El artículo La pornografía y su incidencia en el desarrollo psicosexual de adolescentes afirma que «la pornografía es un problema social, quienes más la consumen es la población de 12 a 14 años, que afirman buscar estos temas en sitios webs». Pero ¿por qué se habla de la pornografía en estos términos durante esta etapa de la adolescencia?
Si bien la pornografía puede ser un estímulo para la masturbación totalmente inocente y siempre marcando una clara diferencia con las relaciones sexuales reales, el mayor problema en los más jóvenes, siguiendo lo que afirma el artículo mencionado, es la adicción que provoca. Esto causa un aislamiento en el que se prefiere el porno a las relaciones reales.
7 de cada 10 adolescentes consumen porno
Puede que la cifra asuste; sin embargo, es real. Así, se recoge en un documento del Observatorio de la Infancia de la Junta de Andalucía en el que se explica que el 68,2 % de los adolescentes consumen pornografía de forma frecuente. Los dispositivos tecnológicos han contribuido a ello, ya que años atrás el porno se consumía en revistas y, posteriormente, en películas.
Masturbarse viendo pornografía es algo habitual en adolescentes y adultos, solo que los primeros lo toman como algo real.
En la actualidad, es fácil que los adolescentes accedan a la pornografía. Con tan solo teclear en el buscador las palabras adecuadas, encuentran vídeos, gifs e imágenes de manera gratuita. En estos lugares, no hay filtros y, como mucho, tan solo indican afirmar que se tiene 18 años. Pero ¿quién comprueba que quién le da a «aceptar» realmente es mayor de edad? Nadie.
La Covid-19 aumentó las cifras
Save the Children realizó un informe en el que indicó que «el tráfico mundial de consumo de pornografía experimentó un incremento masivo del 18,5 % el 24 de marzo de 2020». El confinamiento afectó a todas las personas y estar más tiempo en casa aumentó el consumo de pornografía en los adolescentes. Quizás haya tenido que ver el aburrimiento o el propio estrés.
Algo en lo que los adolescentes superan a los adultos es en lo puestos al día que están de todas las novedades en cuanto a redes sociales, aplicaciones o plataformas como OnlyFans. A pesar de que los menores de 18 años no pueden acceder, esto no siempre es seguro. Hay maneras de sortear esto y acceder a todo el material pornográfico que tanto morbo genera.
El principal problema en el que se insiste en todos los estudios es que a los adolescentes les cuesta discernir que lo que están viendo es ficción. Además, muchos de ellos acuden al porno para poder buscar referencias con respecto a ese acto que tanto interés genera en estas edades. La cuestión es que todavía no han llegado a culminar su proceso madurativo.
No recibir educación afectivo-sexual adecuada (todavía en las escuelas esto es algo sobre lo que hay que trabajar más), puede hacer que los adolescentes intenten reproducir en sus relaciones sexuales lo que ven. Prácticas sadomasoquistas, expectativas que solo causan frustración y posturas que, lejos de generar placer, provocan incomodidad.
El consumo de porno puede afectar a las parejas adolescentes.
Además, en la pornografía hay de todo. Escenas de violaciones, violencia, sexo en la calle, acorralamientos, etc., que los adolescentes no saben que no son reales. Se trata de ficción. Los actores que hay detrás están interpretando un papel. Si no se lanzan de un edificio como Spiderman, ¿por qué sí creen que el porno es real?
Al igual que con cualquier otro tipo de adicción, la pornografía en la adolescencia se vuelve un problema cuando hay un consumo compulsivo de ella y frecuente. Además, puede que se intente buscar en la pornografía el alivio a una emoción negativa. También, en ocasiones el consumo puede provocar sentimientos de culpabilidad. Esto es una señal de alarma.
La vergüenza es el arma más poderosa de la pornografía para que los jóvenes mantengan su adicción. Pero, con el tiempo, tan solo esto les generará frustraciones en sus relaciones con otras personas. No lograrán la satisfacción sexual esperada, puede que tengan problemas para alcanzar el orgasmo o disfrutar. Buscar ayuda lo antes posible es fundamental.
Soledad, estrés, curiosidad, morbo… Todas estas palabras se acentuaron con la pandemia, pero el consumo de pornografía ya hace años que preocupa. Es vital ponerle más atención que nunca para que los jóvenes puedan tener relaciones sanas y que comprendan cuanto antes que cuando ven porno en Internet, películas u otras plataformas se trata de una ficción.
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