Los problemas sexuales más comunes (y cómo solucionarlos)


LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Laura Marcos).-  
Variables de tipo emocional o psicológico son la causa más frecuente de los problemas sexuales, desde una mala educación sexual, hasta expectativas que no se corresponden con la realidad, complejos e inseguridades. Repasamos los problemas sexuales más comunes y te ayudamos a darle solución, de la mano de expertos.

En términos de sexualidad, no hay una manera correcta de hacer las cosas. Cada persona vive su sexualidad de maneras distintas, y todas ellas son válidas, siempre y cuando no impliquen un daño propio o ajeno, o sean un impedimento para el desarrollo satisfactorio de otras áreas de la existencia. Pero, en ocasiones, la sexualidad se vuelve un terreno complejo, que puede ser fruto de problemas derivados de complejos, inseguridades, malentendidos... También puede ocurrir que algunos factores biológicos sean el origen de algunos problemas sexuales.

Los problemas sexuales pueden clasificarse por su origen, según sea fisiológico, psicológico y social. Pero cualquier problema dado también suele implicar al resto de áreas: un problema fisiológico, por ejemplo, producirá efectos psicológicos, y estos pueden dar lugar a algunos desajustes sociales.

Los problemas fisiológicos de una naturaleza específicamente sexual son bastante escasos. Solo una pequeña minoría de personas padece enfermedades o desarrollo deficiente de los genitales o esa parte de la neurofisiología que rige la respuesta sexual. Sin embargo, otras enfermedades como el cáncer, la diabetes, la obesidad... pueden provocar puntualmente alteraciones en la sexualidad, provocando, por ejemplo, una disminución del deseo sexual, o incluso influir en la calidad de las erecciones.

Muchas personas experimentan en algún momento de su vida problemas sexuales que son subproductos de otras patologías o lesiones. Pero los problemas de origen emocional o psicológico son la causa más frecuente de los problemas sexuales, desde una mala educación sexual, hasta creencias equivocadas sobre la sexualidad, expectativas que no se corresponden con la realidad, complejos e inseguridades. Afortunadamente, la gran mayoría de los problemas sexuales fisiológicos se resuelven mediante medicamentos o cirugía. Generalmente, solo aquellos problemas que involucran daños al sistema nervioso desafían la terapia.

El sexólogo y terapeuta Carlos Horrillo cuenta cuáles son los problemas sexuales más frecuentes en hombres y mujeres. Para el experto, muchos de estas complicaciones proceden de que “no sabemos practicar sexo, ‘genitalizamos’ las relaciones sexuales y las centramos en el coito”. Relacionado con esto, una mala educación sexual provoca que las personas, desde muy jóvenes, asuman cierta idea de lo que es el sexo que no se corresponde con la realidad. Para evitar esto, el autoconocimiento y la confianza con el compañero sexual suelen ser recetas exitosas para disfrutar de una sexualidad sana y satisfactoria.


Trastorno del deseo sexual

Algunas causas biológicas pueden afectar al deseo sexual, provocando una disminución de la libido, como el tratamiento de algunas enfermedades; o bien puede producirse un desarreglo hormonal como consecuencia de la edad.

Pero también puede haber otras causas no biológicas que pueden alterar el deseo sexual. Aunque la sexualidad es una de las dimensiones más importantes del ser humano, también es una de las primeras áreas que el organismo ‘olvida’ cuando tiene otras cosas importantes de las que ocuparse.

Según el sexólogo Carlos Horrillo, con el sexo se produce un fenómeno llamado indefensión aprendida: “Cuando el ser humano experimenta momentos de estrés o ansiedad, como puede ser la pandemia de COVID-19, esto influye en su sistema cognitivo y hace que tu sexualidad se vea afectada; y el deseo sexual es lo primero que se pierde”. Por eso un trastorno en la disminución del deseo sexual suele estar producirse en épocas de mayor ansiedad o sufrimiento emocional.


Solución: mucha comunicación

A determinada edad, las variaciones hormonales pueden ser la causa de una caída en el deseo sexual. Para ello, un especialista puede ayudarnos a solucionar el problema, y valorará incluso la introducción de alguna terapia de sustitución hormonal. Pero lo más común es que no existan causas biológicas involucradas, y se trate de una bajada de la libido meramente estacional. En este caso, se recomienda identificar la situación que está provocando el sufrimiento emocional (la muerte de un ser querido, un problema laboral...). La comunicación con la pareja, dedicarse tiempo y no presionarse a uno mismo (ni a la pareja) son claves para que el deseo vuelva a fluir.



Falta de lubricación

En primer lugar, debemos identificar si realmente esto se trata de un problema. Los mitos y las falsas expectativas pueden provocar mucha confusión y sufrimiento, o incluso pensar que tenemos un problema, cuando no es así. Según Horrillo, cada persona lubrica de distintas maneras, y no debemos generalizar: “Hay mujeres que lubrican muchísimo, y otras que menos; no debemos ponernos autoexigencias”. La lubricación está relacionada con la excitación sexual de la mujer. En el caso de notar una disminución en la lubricación vaginal, de no haber causas biológicas, la causa puede ser “un mal sexo por parte de la pareja, o incluso de la propia persona hacia sí misma”.


Solución: identifica lo que te excita

La comunicación con el amante, la relajación y el autoconocimiento son claves para solucionar este problema. Aprender a identificar lo que nos gusta es clave para comunicárselo después a la pareja. Para ello, la autoexploración mediante la masturbación es algo más que recomendable. Por otro lado, la importancia que las parejas heterosexuales suelen darle al coito suele dejar en un segundo plano las necesidades sexuales y preferencias de las mujeres. Alargar el tiempo de los preliminares y entablar juegos eróticos y variedad puede ayudar a mejorar la lubricación y aumentar la excitación.


Disfunción eréctil

La disfunción eréctil, o dificultad para producir y mantener una erección, se puede clasificar en dos tipos, según el sexólogo Carlos Horrillo: la disfunción eréctil primaria tiene un carácter genético o biológico. Algunas enfermedades, como la diabetes, pueden provocar puntualmente episodios de disfunción eréctil. Por su parte, la disfunción eréctil secundaria tiene causas psicológicas: ansiedad, problemas de confianza con la pareja, inseguridades, miedos...


Solución: identifica la causa

Si se sospecha que la causa de la disfunción eréctil es primaria –es decir, que tiene causas biológicas–, será necesario acudir a un profesional médico para atajar el origen fisiológico del problema. Por otro lado, determinados estresores emocionales pueden provocar disfunción eréctil puntual, que puede solucionarse mejorando la relación de confianza con el compañero/a sexual, mejorando la relajación, superando miedos y expectativas, y aumentando la calidad de la estimulación sexual: para esto último, los juegos eróticos pueden ser de mucha utilidad.


Eyaculación precoz

Horrillo señala que las causas pueden tener que ver con la educación sexual del hombre en concreto: “Es cultural. Procede del ‘me masturbo muy rápido a escondidas porque me van a pillar’. Al fin y al cabo, el ciclo sexual completo del hombre se cumple rápidamente en pocos minutos. Después de los bonobos, somos los primates que más pronto terminamos”, explica el sexólogo. 

Solución: las recomendaciones de los expertos varían, desde cuidar la alimentación, no fumar ni beber, hasta lo más esencial: la comunicación con la pareja, la relajación, y tratar de ir escalando suavemente los estímulos que acrecientan la excitación sexual. Si nada funciona, podemos recurrir a la ayuda de un profesional.


Eyaculación retrógrada
Cuando en los hombres se produce un retardo considerable de la eyaculación, o el hombre no es capaz de eyacular, aunque lo desee, suele haber un problema biológico asociado: “Es muy extraño que con una sexualidad normalizada se produzca este problema; suele haber factores físicos asociados”, cuenta Horrillo. Pero, además, como ocurre con otros componentes de la sexualidad, el tiempo que tarda cada hombre en eyacular es variable, no hay un estándar. No debemos ponernos metas ni ser esclavos de expectativas mal fundadas. Lo importante del sexo es el disfrute, no es una carrera para alcanzar el orgasmo.


Solución: Una vez hemos descartado el problema biológico, suele ayudar procurar mejorar la confianza con la pareja y dedicar más tiempo a los estímulos sexuales para aumentar la excitación.

Anorgasmia
La anorgasmia (o falta de orgasmo) se da con mayor frecuencia entre las mujeres, que creen que son incapaces de alcanzar el orgasmo. Pero la anorgasmia con frecuencia tiene un origen en “una nula educación sexual, o en la inexperiencia propia o la del compañero/a para estimular el cuerpo femenino”, cuenta Horrillo.


Solución: recuerda que el clítoris es el centro del placer.
Hay que recordar que el clítoris es el centro del placer sexual, y su estimulación directa, acompañada de otras estimulaciones sensoriales y zonas erógenas, suele ser la receta más segura para alcanzar el orgasmo.


Dolor o dispareunia
Carlos Horrillo se muestra claro ante esta cuestión: “El problema más común que tenemos es que no sabemos tener sexo; se genitaliza todo al máximo, y se les da mucha prioridad a los genitales. De esta forma, a las mujeres les cuesta tener orgasmos, y los hombres creen que cuanta más penetración, y más tiempo practicando el coito, mejor. Al final, si hay un coito de veinte minutos o media hora, sin usar el resto de los sentidos y sin estimular adecuadamente a la mujer, el resultado es una fricción no placentera, incluso dolorosa. Esta fricción también está relacionada con otros problemas, como la cistitis”, explica el sexólogo a Muy Interesante.


Solución: no le des tanta importancia al coito
La solución proviene de mejorar varias variables, desde la excitación sexual, pasando por la lubricación. Para ello, es importante priorizar la estimulación de otras áreas, antes que la sexual, aplicando caricias en el resto del cuerpo, mediante juegos eróticos y aumentando la relajación y la confianza.


Vaginismo
En ocasiones, las personas con vagina experimentan una serie de espasmos en los músculos que la rodean, que la contraen e impiden la penetración, y que denominamos síndrome de vaginismo; pero lo más importante es que estos espasmos se producen en contra de la voluntad de la persona. Los espasmos cierran la vagina y pueden impedir algunas actividades sexuales, además de exámenes médicos. En ocasiones, la causa es desconocida, pero suelen intervenir factores psicológicos, debido a una experiencia traumática. También puede ser una respuesta al dolor producido por el coito, al miedo a la penetración, y otras causas de origen psicosocial (miedos, inseguridades...) Según Carlos Horrillo: “Siempre suele haber un shock traumático; normalmente las mujeres lo olvidan o no lo asocian. No tiene por qué ser brutal, como una agresión, sino simplemente una mala experiencia en la primera vez, por ejemplo”. El problema es que se hace extensible en el resto de las prácticas sexuales, y no solo al coito. Es un problema muy difícil de eliminar y bastante persistente.


Solución
fomenta la confianza y la educación sexual
Lo más recomendable ante este tipo de problemas siempre es acudir a un profesional, pero podemos intentar aplicar la relajación, la excitación mediante caricias, y el fomento de la confianza y la intimidad con la pareja (en el caso de practicar relaciones en compañía), y a la educación sexual para desterrar miedos y creencias infundadas. Con frecuencia, trabajar las inseguridades o resolver traumas ocultos suele resolver el problema.


Complejos

En el sexo, hay muchos mitos, expectativas e inseguridades que impiden disfrutar de las relaciones sexuales con plenitud. Según la sexóloga y youtuber Raquel Graña, este es uno de los problemas sexuales más frecuentes entre los adolescentes: “Se derivan de compararse de los demás y de los estereotipos de belleza, desde cómo tienen el pelo hasta el volumen de su pecho; además, los complejos suelen afectar más a las chicas que a los chicos”, cuenta Graña, que además imparte charlas en centros educativos.

Algunas personas pueden sentirse amenazadas ante quedarse desnudas frente a la pareja o practicar sexo con la luz encendida, lo que limita el disfrute y genera más miedos. Raquel Graña recomienda el trabajo personal para aceptarnos a nosotros mismos y la variedad de nuestros cuerpos. Además, podemos enfocarnos en que la otra persona desea mantener relaciones sexuales con nosotros ayuda a convencernos de que nuestro cuerpo es sexual y deseable.

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