Milly no se apresuró en desalojar el estudio ofrecido por el exesposo Roberto ni él se atrevió a exigirlo máxime que la nueva desposada del guadalajareño, sin Milly pretenderlo, comenzó a simpatizar y solidarizarse con las peripecias y congojas por las que Milly había y estaba pasando...
LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Gerardo A. Pérez Obando, GAPO). -Las circunstancias habían cambiado cuando Milly comunicó a la joven esposa que desalojaría el apartamento. -Pueden esperar un poco, insistió ella, pero estaba decidido. Miriam se sentía a gusto en Burbank. Ante el regreso de los hijos decidió mudarse cerca del albergue para personas mayores donde trabajaban de camareros.
Al poco tiempo Milly conoció al costarricense encargado del área de cocina. Sin pensarlo le pidió que la ayudase a colocarse. Después de largo tiempo de ruegos el “tico” confesó: -Milly. No te he resuelto porque es un trabajo demasiado duro, la gente se cansa y tu prestancia merece un puesto más delicado...Milly sonrió.
El Harvard Plaza ocupa una cuadra. Son dos edificaciones gemelas que en escuadra colindan con un colorido jardín. Cada uno con nueve pisos y setenta y cinco apartamentos. Por las duras funciones el rol laboral de la cocina se dividide en dos turnos de cuatro horas. La previa preparación de víveres requería que la función culinaria comenzara a primeras horas y al finalizar las labores, utensilios de inmenso tamaño y demás enseres debían quedar impecables para el riguroso control de calidad del inicio siguiente. La ola de la cadena que iniciaba en la cocina se expandía a las mesas de los inmensos comedores empequeñecidos ante la cantidad de comensales. El compatriota de Milly tuvo dos aciertos. El trabajo grosero y la elegancia de Milly. Poco tiempo después Milly agradecía a su amigo la oportunidad que le había brindado. -Excelente escuchó decir. Siempre te irá bien.
Después de una evaluación, la oficina de personal citó a Milly para entrevistarla. El encuentro fue puntual: -La vamos a reubicar en funciones más apropiadas para usted…la alegría de los días navideños aumentó con la placentera noticia. Los sentimientos de Milly que habían hecho trinchera en la poesía desde niña la impulsaron a describir su sentir:
“Mi Estrella: ¿Quién soy? sino más que una estrella extraviada en la lejana inmensidad del espacio. Un astro sin luz opacado por la oscuridad de la noche entre resplandores. Viviendo en penumbras y atisbando. Esperando un soplido radiante y sobrenatural que ilumine su estancia. Una estrella separada, solitaria y olvidada en la noche eterna. La soledad se confunde en la espesura del espacio mientras el universo brilla en armonía. Cada astro tiene propio palacio mientras mi destino permanece a la deriva. Todo forma parte de un sistema que se acompaña en la tempestad del cosmos mientras mi estrella se desvanece en la inmensidad del mar. Mi estrella cada día se aparta más...y… “ (Milly en su tristeza)
Milly apartó el cuadernillo. No necesitaba apegos. Sabía que en cualquier lugar del planeta una joven agradable y simpática levanta suspiros, pero no. Fortaleció su alma acompañando seres superados de quienes conoció experiencias, congojas y triunfos. Cumplió indicaciones que al marcharse de la existencia le encomendaron, sabe que en otra dimensión Kathryn, Betty, Florence, Maxine, Sedona, Elane, Mary, Bart, Paul, Muriel, Elane, Hernie, Tomasa, Valborg y centenares más esperan su arribada jubilosa/os…
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