LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Gonzalo García).- La NASA va más allá de los viajes espaciales, también está muy interesada en tecnologías “terrestres” y en su implementación en la vida real: una de ellas estudia como recargar los vehículos eléctricos en cinco minutos.
La NASA ha demostrado en diferentes ocasiones su interés por la movilidad eléctrica y por desarrollar tecnologías que faciliten el uso de vehículos eléctricos no solo en sus viajes espaciales, sino también en sus desplazamientos terrestres. Una de ellas va dirigida precisamente a eliminar uno de los hándicaps que obstaculizan la adopción masiva de los vehículos eléctricos: el tiempo de recarga. La Agencia Aeroespacial americana cree que puede lograr realizar esta operación en tan solo cinco minutos, gracia a la tecnología que está desarrollando.
La autonomía que son capaces de ofrecer los coches eléctricos ha pasado a ser un problema secundario, ya que en muchos casos está por encima de los 350 kilómetros reales y a velocidad de autopista. Las baterías de alta capacidad han dado paso a un problema que también preocupa a la industria: los tiempos de carga. Hoy en día ya se han implementado cargadores con potencias de 350 kW que serían capaces de recargar un coche eléctrico con una batería de capacidad media (60-70 kWh) hasta el 80 % en aproximadamente 15 minutos. Para eso es necesario que el coche admita estas potencias y que la curva de carga se mantenga constante. Ninguna de las dos cosas ocurre actualmente.
La NASA está muy interesada sobre el desarrollo de tecnologías relacionadas con los vehículos eléctricos. Hace poco mostraba los avances de su batería de electrolito sólido, que ha dado un paso de gigante y se ha convertido en la más avanzada del mundo. Ahora la Agencia perteneciente al gobierno estadounidense ha mostrado estar muy interesada en solucionar el problema de la velocidad de carga. Por eso acaba de anunciar que está trabajando en una tecnología para reducir el tiempo de carga de una batería a cinco minutos. El enfriamiento extremo del sistema de carga, directamente derivado de tecnologías espaciales es el secreto para lograrlo.
La autonomía que son capaces de ofrecer los coches eléctricos ha pasado a ser un problema secundario, ya que en muchos casos está por encima de los 350 kilómetros reales y a velocidad de autopista. Las baterías de alta capacidad han dado paso a un problema que también preocupa a la industria: los tiempos de carga. Hoy en día ya se han implementado cargadores con potencias de 350 kW que serían capaces de recargar un coche eléctrico con una batería de capacidad media (60-70 kWh) hasta el 80 % en aproximadamente 15 minutos. Para eso es necesario que el coche admita estas potencias y que la curva de carga se mantenga constante. Ninguna de las dos cosas ocurre actualmente.
La NASA está muy interesada sobre el desarrollo de tecnologías relacionadas con los vehículos eléctricos. Hace poco mostraba los avances de su batería de electrolito sólido, que ha dado un paso de gigante y se ha convertido en la más avanzada del mundo. Ahora la Agencia perteneciente al gobierno estadounidense ha mostrado estar muy interesada en solucionar el problema de la velocidad de carga. Por eso acaba de anunciar que está trabajando en una tecnología para reducir el tiempo de carga de una batería a cinco minutos. El enfriamiento extremo del sistema de carga, directamente derivado de tecnologías espaciales es el secreto para lograrlo.
El sistema que ha ideado la NASA utiliza intensidades de corriente de 1.400 amperios y un dispositivo de refrigeración por líquido dieléctrico similar al que se utiliza para la gestión térmica de los sistemas de energía de fisión nuclear.
Si bien los detalles sobre este sistema de carga no han salido a la luz, sí se sabe que se basa en un dispositivo de refrigeración por líquido dieléctrico similar al que se utiliza para la gestión térmica de los sistemas de energía de fisión nuclear. Detrás de este gran invento hay varias soluciones tecnológicas, complicadas de explicar técnicamente, y que son fruto de muchos años de estudio y experimentación. Su resultado es que la intensidad de la corriente se elevaría hasta los 1.400 amperios, de ahí la necesidad de implementar un sistema de refrigeración muy poderoso.
El equipo de desarrollo de la Universidad americana de Purdue ya ha sido capaz de obtener una intensidad de corriente de 2.400 A, muy por encima de lo necesario para lograr recargar una batería en cinco minutos. Se trata de una solución experimental lograda bajo las condiciones controladas de un laboratorio que, como siempre, deja muchos aspectos que mejorar cuando se traspasa a las condiciones reales.
Una de las primeras dudas que suscita esta tecnología, que precisa implementar los equipos para lograr altas intensidades de potencia y los que formarán parte del sistema de refrigeración, es su coste. Un coste que no solo habrá que repercutir sobre el equipo de recarga sino también sobre las baterías que serán capaces de soportar estos niveles de corriente.
Si bien los detalles sobre este sistema de carga no han salido a la luz, sí se sabe que se basa en un dispositivo de refrigeración por líquido dieléctrico similar al que se utiliza para la gestión térmica de los sistemas de energía de fisión nuclear. Detrás de este gran invento hay varias soluciones tecnológicas, complicadas de explicar técnicamente, y que son fruto de muchos años de estudio y experimentación. Su resultado es que la intensidad de la corriente se elevaría hasta los 1.400 amperios, de ahí la necesidad de implementar un sistema de refrigeración muy poderoso.
El equipo de desarrollo de la Universidad americana de Purdue ya ha sido capaz de obtener una intensidad de corriente de 2.400 A, muy por encima de lo necesario para lograr recargar una batería en cinco minutos. Se trata de una solución experimental lograda bajo las condiciones controladas de un laboratorio que, como siempre, deja muchos aspectos que mejorar cuando se traspasa a las condiciones reales.
Una de las primeras dudas que suscita esta tecnología, que precisa implementar los equipos para lograr altas intensidades de potencia y los que formarán parte del sistema de refrigeración, es su coste. Un coste que no solo habrá que repercutir sobre el equipo de recarga sino también sobre las baterías que serán capaces de soportar estos niveles de corriente.
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