LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Teresa Mascarenhas).- Viajamos hasta Benalúa, en la provincia de Granada (España), un pequeño pueblo situado en plena Hoya de Guadix, rodeado de terrenos arcillosos que han facilitado la excavación y construcción de las típicas casas cuevas tan populares en esta región de Andalucía.
Benalúa se halla aproximadamente a unos 13 minutos de Guadix y a unos 5 km de Purullena.
Lugares que poseen una extraordinaria belleza paisajística, formaciones rocosas de un color rojizo, que son un verdadero gozo para la mirada, senderos que conducen a emblemáticos miradores que se convierten en grandes lienzos de luz y color, regalo de esta maravillosa tierra, tan sumamente rica en contrastes.
Conforme más te adentras en ella, más fuerte se hace el deseo de conocerla.
Alojados en las Casas Cuevas La Granja, pudimos sentir la emoción de experimentar cómo sería vivir en una de estas bellísimas casas. Y fue realmente fabuloso descubrir este lugar tan apacible, perfecto para pasar unos días en pareja o en familia, un sitio idóneo para explorar poco a poco estos pueblos, con sus costumbres, sus historias, su rica gastronomía…
Y al caminar a lo largo de sus innumerables senderos, fuimos cómplices de esta inigualable belleza natural que con tanto orgullo atesoran.
En Guadix, visitamos el barrio de casas cuevas, interesante saber que cada barrio celebra sus fiestas en diferentes fechas y cada barrio tiene su propia iglesia.
Estas pintorescas casas cuevas presumen de ser una de las construcciones más ecológicas que han existido, y hoy en día, se puede decir que forman parte del 45% de la población granadina. En su interior disponen de todas las comodidades y ventajas para vivir en ellas.
Todas orientadas al sol para aprovechar su luz; estas cuevas mantienen la temperatura media de 18 a 20 grados lo cual hace que la estancia en verano sea fresquita, y en invierno cálida.
Así que bajo estas condiciones no es necesaria la utilización de aires acondicionados o calefacciones que son perjudiciales para el medio ambiente y al mismo tiempo se disfruta de un importante ahorro energético, e impide el exceso de dióxido de carbono desde el exterior.
Mantiene las características apropiadas de humedad y ventilación.
Es bastante económica pues no necesita de cimentación, ni materiales, ni techos…
Las cuevas se excavan eliminando la arcilla y llegando a formar innumerables estancias.
La libertad para construir bajo tierra alcanza el infinito.
Al mismo tiempo este tipo de construcciones están más protegidas y ofrecen más seguridad con respecto a las inclemencias meteorológicas.
Otro de sus beneficios es el aislamiento acústico favoreciendo el descanso y la tranquilidad.
Esta arquitectura bioclimática o ecológica, se integra en el medio ambiente y preserva el entorno donde está construida.
En estos tiempos que avanzan tan veloces debemos tomar conciencia y valorar con más ímpetu, los cuidados y respetos que tanto necesita este mundo donde vivimos; y realmente, este tipo de viviendas ofrece multitud de beneficios y ventajas para la naturaleza y para nosotros mismos.
Fue un verdadero placer poder visitar muchas de estas casas cuevas, así como de interesante fue visitar la Cueva- Museo La Inmaculada de Purullena, la cual no solo es habitada por sus dueños que muy amablemente nos hizo conocer cada rincón de ella, sino por su colección de objetos, muebles, fotografías, cuadros, utensilios de hace siglos atrás perfectamente conservados y expuestos para todo aquel que desee visitarla, antigüedades, que hablan de un pasado que sigue vivo entre el silencio de sus paredes blancas.
Por otro lado, esta tierra granadina no deja de sorprender, y es que, en la comarca de Guadix, resplandece otra de sus maravillas “El desierto de Gorafe” conocido como el Desierto de los Coloraos, por el color rojizo de su tierra mencionado antes, que al estar erosionadas y apenas poseer vegetación ha provocado que se las conozca también como “Badlands”, cuya principal característica son la extrema aridez y los barrancos.
Pero sin duda alguna, uno de los instantes más emocionantes de este viaje y quizás inolvidable en nuestras vidas fue nuestra llegada al “Mirador del fin del mundo” situado en una meseta, a un kilómetro de la población de Beas de Guadix.
Después de conducir a través de un estrecho y elevado sendero, alcanzamos la cima donde pudimos disfrutar de unas impresionantes vistas, mientras atardecía.
A lo largo de los años Guadix se ha convertido en un plató de cine en más de una ocasión. Películas como Morena Clara (1936), Emerald City, la nueva versión del mago de Oz, Doctor Zhivago, Indiana Jones y la última cruzada fueron rodadas allí.
No es de extrañar que muchos directores de cine quedaran fascinados por la belleza de estos paisajes naturales y desérticos.
Hay que decir que entre los años 60 y 70, se filmaron muchos westerns en este excepcional escenario; películas muy conocidas como: Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio, El bueno, el feo y el malo, todas protagonizadas por Clint Eastwood.
Después de pasar unos días en esta tierra y quedar fascinado por ella, nuestro viaje llegaba a su fin. Nos marchamos con el pensamiento de volver pronto, todavía quedaba mucho por conocer y experimentar.
Cómo decía Ray Bradbury, escritor estadounidense “Ve el mundo, es más fantástico que cualquier sueño”
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