Junta de Educación logró no solo restaurar el edificio patrimonial, sino, construir tres edificios de dos niveles para aulas y un gimnasio
Vieja campana de escuela celebró la conclusión de las obras, mientras que estudiantes y personal se preparan para ocuparla en octubre
LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Lizeth López Villalobos).- Por varios años Guiselle Cerdas Quesada, directora de la Escuela León Cortés Castro, en San Marcos de Tarrazú, guardó la vieja campana que llamaba al recreo con la esperanza de que algún día volvería a su lugar, en la entrada del edificio patrimonial.
El viernes pasado, mientras los y las estudiantes practicaban para el desfile de la Independencia, la volvió a repicar, esta vez, ante la algarabía de niños, para anunciar que la escuela ya estaba prácticamente lista y muy pronto los volverá a recibir luego de cinco años, tras su cierre, posterior restauración y construcción de nuevas aulas y un gimnasio.
“Empecé a tocar y a tocar la campana, los chiquillos volvían a ver y pegaban unos gritos y aplaudían con las compañeras docentes que estaban afuera, en la calle. Estamos felices, contentos y emocionados. He visto lágrimas, los docentes están muy contentos y especialmente los estudiantes. En este momento los chicos de sexto son los que nos están pidiendo al menos disfrutarla unos dos o tres meses”, comentó la directora.
Así lo corroboró Mitzy Rosales Mora, quien es la presidenta del gobierno estudiantil: “Es emocionante ver cómo quedó y también porque los de sexto no vamos a tener mucho tiempo para estar ahí, porque ya salimos de la escuela para el colegio. En esa escuela pasé muchos momentos bonitos con mis compañeros y para mí es muy especial”, dijo.
Desde hace dos años, ella y sus compañeros y compañeras de la Escuela reciben clases en dos edificios prestados por la Iglesia Católica y el Ministerio de Agricultura y Ganadería, los que no reúnen las condiciones, pues no están hechos con ese fin. Actualmente, en el edificio donde recibe clases Mitzy hay un pequeño planché de unos 10 metros cuadrados, donde incluso les dan clases de Educación Física.
“Aquí no se puede jugar. Todos perdimos la costumbre de andar corriendo porque no se puede, chocamos, y a los que les gusta el futbol no los dejan, porque sacan la bola a la calle o golpean a alguien”, señala como uno de los mayores inconvenientes de las instalaciones que ocupan, pero que pronto abandonarán.
De la mano de su Junta de Educación y bajo la supervisión técnica del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural, el edificio de la Escuela León Cortés Castro pasó por un proceso de restauración que se extendió por espacio de 10 meses.
Obras en el edificio patrimonial. Durante el presente año, a la edificación se le reforzaron sus vigas y columnas con fibra de carbono y también sus paredes pasaron por un reforzamiento estructural. Entre las obras más relevantes se hizo el resane y reposición de muros y barandas; resane y nivelación de pisos y escaleras; la nueva cubierta del techo; la instalación del busto de León Cortés
Castro, ubicado al frente de la fachada principal, y la construcción de una rampa para comunicar la antigua construcción con la actual.
También, se restauraron cielos rasos, pisos de mosaico, ventanas y verjas, puertas y cerrajería, así como las barandas de madera y las de concreto. Se dotó de nuevos sistemas pluvial, eléctrico y de detección de incendios; se pintó toda la estructura y se remozaron las zonas verdes y aceras exteriores.
Las obras fueron supervisadas por un arquitecto del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural, quien viajó a San Marcos dos veces al mes con el fin de vigilar que se respetara el tejido histórico del inmueble patrimonial, que no sufriera alteraciones, así como brindar asesoría durante la ejecución del proceso.
“Yo soy exalumna de esta institución y tengo muchos recuerdos, especialmente de las bodegas, donde salían los fantasmas, donde nos íbamos a esconder, donde nos tirábamos por las gradas, y ver ahora todo bien repellado, con buenos pisos, con las barandas lindas; es volver, otra vez, a un pasado pero mejorado al cien por cien, y que no se quitó aquella ventana donde una se arrimaba a ver el chiquillo que le gustaba jugando bola; es la misma. Tal vez hay diferente paisaje, pero sigue siendo la misma ventana y son las mismas gradas donde cogíamos mangos, porque había un palo por ahí. Son las mismas gradas, pero con otro paisaje y ahí están, aún después del paso del tiempo”, rememoró la directora
La directora de la Escuela, Guiselle Cerdas, posa en su parte favorita de la antigua escuela
La Escuela Vieja. El edificio patrimonial, o lo que llaman “La Escuela Vieja” posee en total 1088 metros cuadrados de construcción en dos niveles. El sótano, o nivel inferior, está destinado mayoritariamente para bodegas. Es una austera construcción con seis aulas, dos oficinas para la Dirección y Orientación, un salón de actos de 155 metros cuadrados, pasillos y un vestíbulo.
Durante nueve décadas, la Escuela León Cortés Castro ha sido el principal centro de primaria de San Marcos de Tarrazú y está reconocida, mediante el decreto 2175-C de 1992, como una de las edificaciones con mayor valor histórico-arquitectónico de esta comunidad dedicada en gran parte a la agricultura.
Inició su construcción en 1928, para su inauguración, en 1935, se le bautizó como Escuela Mixta de San Marcos y lleva el nombre actual desde finales de la década de 1940. Fue reconstruida en 1963 sin alterar su diseño original. Entre otras mejoras, en 1980 se cambiaron los pisos de las aulas, por lo que posee mosaicos de varios periodos constructivos; según consta en el expediente técnico del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural.
El estudio para su declaratoria como patrimonio histórico-arquitectónico, indica que las paredes son de concreto armado, de estructura de madera con alambre; las puertas son de madera y de doble hoja; y sus ventanales de guillotina, diseño actualmente en desuso. Posee cielo raso de tablilla y pisos de mosaicos.
La parte posterior de la escuela da a un patio al cual se desciende por una escalinata doble. Desde este patio se puede ingresar al sótano y contemplar los cimientos de concreto armado del edificio.
Los últimos años estuvo en franco deterioro, por lo que sobrevino la orden sanitaria de cierre a finales de 2017, sin embargo, según Silvia Cordero Solís, orientadora de la institución, el proyecto para restaurarla y construir nuevas instalaciones se gestó en diferentes juntas de Educación desde unos ocho años atrás, hasta este 2022 en que el sueño de muchos tarrazuceños se materializó para el bienestar de docentes, administrativos y, principalmente, de estudiantes.
“La restauración del edificio es muy importante para rescatar algo que es muy representativo para la comunidad en general, no solo para los estudiantes y el personal que trabajamos acá, sino que la escuela es un símbolo a nivel comunal, es algo que nos representa. Para muchos de los pobladores de la comunidad representa sueños, historias y una gran identificación, porque han pasado los años y el edificio sigue ahí, hay muchos recuerdos e historias. Siempre hay personas que cuentan las experiencias que tuvieron en esas aulas, recordando a los docentes que pasaron por ahí, entonces, la restauración de este edificio es algo que la comunidad esperaba y añora poder conocer”, expresó la orientadora.
Solo en la restauración de este edificio patrimonial, la Junta de Educación invirtió 318.5 millones de colones, ya que la institución se extendió hacia atrás del mismo, con tres edificios de aulas de dos niveles y con un gimnasio al costado este de “La Escuela Vieja”; para un total de 6200 metros cuadrados de construcción nueva, según informó la empresa Construcciones Peñaranda. Según la directora, con esto, la capacidad de la matrícula prácticamente podrá duplicarse. Actualmente cuentan con 335 estudiantes.
Se estima que el traslado será en octubre, entonces, muy pronto los niños de San Marcos de Tarrazú tendrán mucho espacio para llenarlo de aprendizajes, gritos, risas, carreras y pelotazos.
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