…No había cumplido un año de trabajar para la compañía bananera en la Finca Diez cuando Pule escribió la última carta desde Palmar Sur a El Cañal…La página se escurrió de las manos de doña Paulina quien quedó en un profundo sueño por varios días y cuando despertó no reconocía a nadie de la familia…
LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Gerardo A. Perez Obando GAPO).- Los últimos renglones de la misiva de Fulgencio anunciando el retorno a las pampas nicoyanas fue el detonante del desvanecimiento de su madre.
-Aunque estoy muy a gusto tengo que salir de aquí, la Finca Diez es la más cercana al río Grande de Térraba. Me agrada sentarme a la ribera y esperar que la tarde caiga lentamente, pero hace algunos días el “judío errante” se cruzó en mi camino…
A inicios de diciembre Pule pasaba al frente de la cantina de El Cañal rumbo a la casona. Ese mismo día, doña Paulina reconquistó su consciencia. Se levantó lúcida tal que si nada hubiese acontecido. Toda/os celebraban el retorno en silencio y por la tarde sospecharon del motivo de la recuperación cuando se sentó sonriente en la mecedora oteando hacia el horizonte.
Al dibujarse en lontananza la diminuta figura que crecía cada vez que se acercaba a la casona el corazón de doña Paulina comenzó a acelerarse... Al estar segura de que era Pule, hizo a un lado el balancín caminando presurosa hacia el encuentro...
Ese diciembre Pule se dedicó a labores inmediatas en la casona, corrales y contestar cualquier clase de interrogantes acerca de la zona bananera sur. Cuando llegaba el tema del “judío errante” deslizaba su mano apretando mejillas y labios sobre la barba que había dejado crecer después de conocer al Padre Kilian. Nunca abordó el tema llevándose el secreto hasta la muerte.
A mediados de enero doña Paulina, sin pretexto para reparaciones en la casona lo miró montarse a la yegua y adentrarse en la trocha donde sabía que en cualquier momento se tragaría a su hijo para siempre…
Algunos meses de tensa calma habían acontecido cuando doña Paulina escuchaba angustiada de Fulgencio el retorno del cántico en la montaña…
-Mami…ya conocí de donde proviene el canto del año pasado.
¿Creí que lo habías olvidado como nosotras/os.
-Yo también, pero hace algunos días, después de la melodía que me lo recordó, tuve el presentimiento que alguien me observaba a escondidas. Luego descubrí que era desde el árbol de cenízaro. Con el tiempo, partes de una silueta que aparenta ser de mujer y que los caprichos de las corrientes de viento y rayos solares disimulan, se asoma. Hoy la vi.
-Doña Paulina se santiguó mientras decía con el corazón comprimido: Dios te proteja hijo, debes de tener mucho cuidado con esas cosas.
-Si mamá, aunque algo interno me dice que no tema. No logré reparar mucho en ella porque la aparición fue muy corta, sin embargo, era muy bella. Estaba cubierta con ropaje largo. El vestido blanco y refulgente lucía acicalado con atractivas rosas rojas cercadas con otras flores bordeando los flancos.
Esa noche doña Paulina lloró en silencio porque su corazón le decía que el destino reclamaba por su Pule…
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