Historias de Goicoechea: Ipís: Las Orquídeas

A inicios de 1960 comenzó la emigración de más de seiscientas familias hacia las montañas de este de Goicoechea. Las colonias La Mora y Rodrigo Facio Brenes recibían estirpes que además de los sueños y esperanzas que traían en mente, cargaban en promedio cinco descendientes que se enraizaron a la comunidad y al crecer buscaron un techo en las cercanías…

LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Gerardo A. Pérez Obando (GAPO).- Para la mitad de mil novecientos ochenta y cinco la primera generación acompañante de la/os pionero/os necesitaban volar. Alguna/os se habían independizado y la mayoría procuraba de su propio sustento. El tiempo fue la fragua para que se acostumbraran al frío e incomodidades por la lejanía con las urbes lo cual no impidió que se arraigaran a la comunidad.

La construcción de la urbanización Korobó comenzó bordeando la Calle Mozotal y se extendió hacia el norte dejando sin edificar un considerable terreno al frente de la carretera principal a San José, sembrando la simiente de lo que sería largos años después el futuro asentamiento familiar.

Los cabecillas iniciales comentaron a conocida/os sobre la esperanza de obtener vivienda propia. Las incipientes reuniones se fraguaron bajo un techo de la avenida Víctor Méndez y posteriormente en el entonces único salón comunal de la colonia Rodrigo Facio Brenes. Con el tiempo el desánimo y aflicción se juntó a la situación de la ausencia paulatina de los gestores iniciales ante un probable hueco en las finanzas de las cuotas que aportaban lo cual no les minó el ánimo porque el avance había sido relativamente grande. El Instituto de Vivienda y Urbanismo había aprobado la venta del área para el loteo bajo el apoyo y asesoría de la Fundación Pro-Vivienda quienes se encargaron del estudio socio económico inicial.

El abandono del sector había hecho crecer en demasía la vegetación y ante la inquietud de la nueva junta directiva organizadora, el Gobierno Local colaboró con la limpieza y retiro de desechos dejando el terreno despejado para la acción. De inmediato el engranaje comenzó insertando las estacas respectivas con las medidas indicadas por el INVU

El estudio socio económico determinó tres opciones para el pago de insumos según núcleo familiar: un costo a quienes no podían ofrecer mano de obra por sus ocupaciones y otro adicionado con el trabajo comunal de sesenta horas semanales o a convenir con la garantía del uso inmediato de la vivienda en cuanto estuviese habilitada.

A partir de ese momento fue parte del paisaje cercano al cruce hacia Coronado contemplar fuerza juvenil mezclada con experiencia que se incrementaba en fines de semana tejiendo el sueño del techo propio.

Con las primeras paredes erguidas en 1990 era evidente el avance. Alguna/os disidentes del ensueño quisieron reincorporarse, pero el espacio había sido rellenado y la época de sonrisas arribaba.

Cumpliendo con lo encomendado, Roxana comenzó con una pala a emparejar las futuras aceras notando que el zacate se desprendía fácil y uniforme. Una vez corroborada su sospecha llamó a los dirigentes Humberto y Rodrigo y antes de finalizar el día celebraran la vista de las relucientes aceras y cordones de caño enterradas por más de una década lo cual desconocían.

Conforme fueron habilitando moradas surgió el tema para la identificación del sitio. Siguiendo el extraño esquema de comportamiento y adulación de alguna/os, centellaron nombres de políticos de turno a lo que una señora levantó enérgicamente la mano:

-Eso no, a nadie le debemos pleitesía, la función del político debe ser anónima porque están obligados a cumplir con su deber, además, ninguna/o lo hace de gratis.

-Propongo que utilicemos la nomenclatura de algún símbolo patrio...Ese fue el momento histórico del bautismo del asentamiento del proyecto de auto construcción de vivienda que acogió inicialmente a doscientas cuarenta y nueve familias que lucharon por ver un sueño convertido en realidad.

La mano de Dios se manifestó cuando Roxana sufrió en silencio la partida de su abuelita Carmen Herrera Lobo antes de saborear la quimera de su sueño terrenal y la familia de don Humberto Madrigal se lo encomendaba después de varios años de disfrute del esfuerzo comunal. Pese a que no encontramos plantas alegóricas en la vegetación del vecindario su nombre floreció en la mente de sus forjadores porque la simiente fue esparcida por niña/os, mujeres y hombres con fe en el futuro y deseos de superación

…Aconteció en Las Orquídeas...

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