…Encadenada al caballo negro surgió la historia del canto en la montaña. Doña Paulina, pensando en el futuro de Pule, presiono las palmas de sus manos sobre sus plateadas sienes mientras su mente buscaba la manera de alejarlo del círculo que cada vez aumentaba su sinsabor…
LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Gerardo A. Pérez Obando, Gapo).- ¿Fulgencio, ¿cómo es eso del cántico en la montaña?
-Mamá, no es para preocuparse porque podría ser imaginación. Al pasar por la espesura cerca del gran árbol de cenízaro antes de llegar a la finca de Chalía escucho una distante y agradable melodía con voz femenina. Comenzó a manifestarse silenciosamente en mi mente y sin pretenderlo comencé a silbar la tonada. Lo extraño es que, aunque siempre distante, escapó de mi mente y me parece escuchar la melodía fuera de ella y cada vez más cercana...
La semana siguiente, acompañada de su hija Camila, doña Paulina dedicó varias horas recorriendo los recovecos mencionados por Pule donde comenzaba a sentir la melodía sin escuchar tonada alguna. Al ingreso de su hijo constataba que tampoco la había escuchado respirando más tranquila.
Pocos días después Fulgencio comunicaba a don Fermín y su madre que había escuchado que en el sur del país se había establecido una compañía bananera donde necesitaban mano de obra con muy buena paga. Ellos se miraban entre sí mientras doña Paulina feliz con la decisión tomada le decía mientras dibujaba una cruz en su frente:
-Dios te acompañe hijo mío. No debes desaprovechar la oportunidad máxime que vas con vecinos conocidos de El Cañal. Es tiempo que conozcas nuevas tierras y experiencias.
Tres meses después en el comedor de la casona don Fermín leía a la familia la primera carta
26 de junio de 1945, Palmar Sur, Finca Cuatro. Estimada familia. Gracias a Dios superamos el largo viaje. Llegamos con bien. Comenzamos a trabajar de inmediato. Separaron al grupo para enviarnos a diferentes fincas. Estoy viviendo en la segunda planta de un barracón destinado a solteros, comparto el cuarto con el compañero José Ángel Canales quien es vecino de Playas del Coco, muy simpático y chistoso. Los barracones están ubicados alrededor de un campo de fútbol donde todas las tardes juegan “mejengas” y lo hacen muy bien. Hay un club de trabajadores donde podemos acudir por las noches a jugar tablero. Ahí estoy aprendiendo a jugar “pin pon”. El “comisariato” vende productos muy diferentes a los del El Cañal y las envolturas vienen en un idioma desconocido que dicen que es inglés. Me gusta mucho el tren, cuando llegue les explico porque en Nicoya no existe. Es un medio de transporte en el que fui a conocer Golfito. Seguiré escribiendo, aunque sabemos que el correo tarda más de un mes. Por ahora, espero que llegue este billete de cincuenta colones que doblé con cuidado y una foto que me regaló mi amigo Canalitos…
Largo tiempo disfrutó doña Paulina la sentida ausencia porque pese al dolor del alejamiento su corazón prefería que estuviese lejos de los sortilegios que rodeaban a su hijo en El Cañal...
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