Historias de Goicoechea: Ipís, barrio Los Ángeles, 1958


Probablemente la mayoría de la vecindad no recordará la pulpería “Y griega” situada en la bifurcación de la antigua calle que ostentaba el mismo nombre. Mucho menos imaginarán que algunos metros al norte de sus inmediaciones existió un cine...ni la fábrica de productos de pólvora sobre la vereda que enrumbando hacia el este terminaba en cafetal…

LA VOZ DE GOICOECHEA (Por Gerardo A. Pérez Obando (GAPO).- A finales de 1950 el barrio Los Ángeles era un pequeño poblado que nacía en el cruce de veredas que al noreste enrumbada a Coronado y continuando hacia el este el recorrido más adelante partía en dos las poblaciones de Vista de Mar y Rancho Redondo. El angosto y descuidado camino que uniéndose al pésimo servicio de las “cazadoras” que no iniciaban el recorrido hasta que los viejos buses estuviesen llenos hacía del transporte una odisea.

En El Alto de Guadalupe se había levantado un caserío que ameritó destinarlo como adecuado para iniciar y finalizar el recorrido de los buses hacia San José. Después de ese punto los cafetales flanqueaban las orillas del camino y en el límite de Ipís Abajo afloraban pocas construcciones para dar paso nuevamente a las plantas del cafeto. Antes de subir la Cuesta de Marcelo a mano derecha construían una casona y algunos metros más arriba se erguía una gran infraestructura de depósitos y tanques de agua con el rótulo de Acueductos y Alcantarillados. En el recorrido del último serpenteo del camino dentro del cafetal asomaban algunos techos de las familias que les daban mantenimiento. Después de una breve recta de la vereda el camino se partía en dos. El barrio Los Ángeles nacía en la bifurcación siguiente. En la junta de las sendas brotaba un jardín de multicolor florido donde estuvo la casa amarilla de la familia Herrera Burgos. En la continuación de cafetales un recibidor de la cosecha se erguía orgulloso y antes de llegar a la escuela, dos rótulos de salones de baile ubicados diagonalmente anunciaban los equipos de futbol que patrocinaban: Los Ángeles y El Lisboa.

Al costado oeste de la escuela Los Ángeles nacía una calle que a pocos metros se dividía en dos. El de la izquierda toma el norte y el otro enrumba el este que se extendía cerca de un kilómetro sin salida en ese entonces. La última casa que limitaba con el cafetal era la morada de la familia de don Hugo Esquivel.

Antes de la familia Esquivel don Jacinto había establecido una fábrica productora de artículos explosivos. Don Eduardo y su esposa Cecilia habían escogido para el establecimiento el nombre de “Pulpería Y griega” por la ubicación estratégica. Al norte de la pulpería don Pedro junto con su hermana/o Evangelina y Felo habían instalado un rudimentario proyector de cine.

La calle “Y griega” fue mudo testigo de dos seguidas tragedias lamentables que quienes las recuerden han tratado de olvidar. El extraño accidente que produjo la muerte de un estimado vecino y el “socollón” a principios de la década de 1960 cuando se escuchó el estruendo de una gran explosión seguida de un leve temblor de tierra en las edificaciones aledañas. En la fábrica de productos de pólvora se produjo un conato de incendio que replicó en diversas explosiones. La descendencia de don Nino Tenorio recuerdan a su padre y abuelo corriendo donde sus amigos afectados y sin pensar en consecuencias adversas comenzó a sacar las víctimas que procuraban auxilio.

La familia Tenorio Solano que compartió la historia aún vive detrás de la escuela y para evitar ampliar pormenores de estas desventuras que hubieran deseado no vivir evocan recuerdos que ahora suenan chistosos. La tarde que una de ellas se escapó con su novio al cine de la calle. Recuerda que entre el “pulguero” se divertían a lo grande con las ocurrencias de “Los Tres Chiflados” cuando escuchó un vozarrón muy conocido: -Enciendan las luces, enciendan las luces, esto está muy oscuro y mi hija entró con su novio. Antes que la estancia se iluminara ella se le acercó sumisa. También evocan las bailadas en los salones Lisboa y Los Ángeles y recuerdan a don Raúl (Lulo) y su hijo Guillermo, aunque se les escapa el apellido.

El panorama actual varió completamente cuando el progreso se adelantó al tiempo desapareciendo el viejo cine de la mano de la pulpería y la fábrica de explosivos. Con el paso de los años la urbanización Zetillal suplantó al cafetal y la calle sin salida se convirtió en La Avenida Higos de acceso secundario. La familia Esquivel emigró, muchos foráneos llegaron y se establecieron. Algunos recordaremos levemente, pero con estimulación cerramos los ojos y evocamos pinceladas de una época vivida…no hace mucho tiempo…

Para quienes vinieron después y generaciones posteriores esto será historia, pero para la familia Tenorio es parte de la leyenda de su vida, momentos que en sus corazones nada podrá suplantar. 

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