Alberto Cabezas
LA VOZ DE GOICOECHEA.- Un padre ejemplar es el guía y el mejor apoyo para sus hijos en cualquier circunstancia, pero sobre todo entrega su corazón incondicionalmente. Un papá es responsable, protector, les da herramientas a sus herederos y hace lo que esté a su alcance para garantizarles un buen futuro.
De lejos, esta descripción parece una lista de características que todos los papás deberían tener. Y si este fuera el caso, el protagonista de esta historia encajaría perfectamente en el perfil.
Lo que hizo este hombre por su hijo es una clara muestra de que, para darle amor a la familia, solo es necesario tener la disposición para hacerlo. En este caso, este hombre con síndrome de Down apoyó a su hijo para que ingresara a la universidad y dio un ejemplo de vida que todos deberían seguir. Conoce esta magnífica historia.
Sader demostró que se siente muy afortunado por tener a un padre ejemplar que ha luchado desde el primer momento para que él sea feliz. Por este motivo, compartió con el público la importancia de contar con sus seres queridos y de valorar cada esfuerzo que hicieron por él.
Las dificultades de este padre ejemplar
Lamentablemente, muchas personas creerían que una persona con síndrome de Down no puede lograr lo que este padre hizo por su hijo. Pero no hay una conjetura más errada. En realidad, una de las dificultades que Sader confesó tener junto a su padre es que en Siria hay mucha desinformación y discriminación.
Según lo que indicó el joven, la gente suele creer que las personas con Síndrome de Down dependen de otros. No obstante, los Issa son una fiel prueba de lo contrario. Pues el padre de Sader se dedicó a trabajar en una fábrica de trigo y fue el soporte económico de su hijo para cumplir la meta de ser dentista.
Para este chico es un motivo de orgullo que su papá le haya brindado tanto afecto. Además, pese a que surgían burlas, Sader los ignoraba y le prestaba atención a lo que realmente era importante: su familia y sus estudios.
“Ha hecho todo lo posible para que yo tuviera todo lo que necesitase de niño. Eso me ha impulsado a dar todo de mí”, señaló el odontólogo. De esta forma, le dio una lección útil al mundo, porque con su experiencia dejó en evidencia lo importante de no dejarse llevar por las apariencias y ahorrarse las etiquetas.
Jad y Sader, un vínculo ejemplar
El testimonio de esta familia sirve de invitación a la sociedad a ser mejores personas. Los rasgos, las habilidades y las virtudes de cada uno son valiosas y nadie tiene derecho a subestimarlas.
Olvidar las etiquetas significa eliminar las limitantes que nos trazamos para poder convivir en comunidad. Y es que las personas con capacidades diferentes también tienen mucho que aportar. Así lo demostró el padre de Sader y muchas otras personas de esta población.
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