“Mi discapacidad no es un impedimento, me valía”

Por Alberto Cabezas

LA VOZ DE GOICOECHEA.- Marilyn Castillo es una persona ciega venezolana y presidenta de la Asociación San Pablo Inclusivo, por ende, su niñez y adolescencia transcurre en su país de origen. Ella considera que este período de su vida fu atropellado puesto explica que en la época que le tocó nacer la inclusión no era un tema muy común “para ese instante las personas con discapacidad no eran tomados en cuenta para nada, de hecho, éramos como una especie de estorbo”, según confiesa.

“Estábamos aislados de tal manera, que el tema que ni siquiera se tomaba en cuenta, sino todo lo contrario como que era un tema tabú, aunque yo tenía bastante visión para esa época, no era lo suficiente como para igualarme a los demás. Entonces, siempre fue como que, a un lado, me echaban a un lado los profesores, yo estudié en una escuela de monjas y para ellos era un tema wua, sobre todo porque yo era muy grande”, destacó.

“Para la media era súper grande, entonces, que me colocaran a mi adelante, interrumpía la visión a los demás, por lo cual, siempre trataban de discriminarme que yo no podía estar adelante, que tenía que estar atrás, que me tenía que estar cambiando los lentes, que esto, que lo otro, por lo que yo terminaba estudiando en el suelo para poder ver la pizarra y eso era tema de discusión entre mis padres y los profesores”, puntualizó.

Agregó, “así más o menos trascurrió mi niñez, en lo que fue mi primaria. En la secundaria no fue muy diferente, aunque cambié de escuela seguía siendo de monjas y la discriminación en esta otra escuela fue quizá hasta peor porque ya yo estaba en la adolescencia, me comenzaba a rebelarme, ya no soportaba ese tema que me discriminaban porque yo no viese igual que los demás. Para mí todo lo contrario eso no era signo de menos sino más bien de valentía y empecé a enfrentarme a los profesores”.

Con esta profesión persona ciega conversó el Periódico La Voz de Goicoechea.

¿Como reaccionaban tus profesores en tu lucha en la secundaria por la igualdad y que te trabaran igual?

La directora que era una monja le ocasionaba un inconveniente, porque para ella yo era un problema, porque tenía una actitud retadora dado que no me dejaba pisotearme por ellos. Esto para ellos era un poco molesto.

Por lo que me comenzaron a colocar obstáculos, en cuanto a mis estudios, ya que era una escuela técnica, yo quería entrar a estudiar informática puesto que se me daba súper bien la informática y a pesar de mi discapacidad visual, yo en mi primaria tuve contacto con las computadoras ya que mi padre es ingeniero en informática.

Desde pequeña tenía una computadora a un lado, fui de las primeras que en la primera tuvieron una laptop, la pude usar, entonces en mis clases de cómputo, yo destacaba incluso ayudaba a mis profesores. Pero no solo en computación, sino también en matemáticas y yo académicamente daba la talla, pero no era suficiente por mi condición visual para los profesores.

En el momento que yo quise escoger la informática porque en 4 año, uno escogía donde quería irse en esa escuela, era turismo, informática y administración.

Por mis habilidades y actitudes yo quería irme hacia la informática, pero la directora no quería, me negó la entrada a la informática a pesar de que yo cumplía con los requisitos. Para ella mi discapacidad visual era un impedimento, sin ninguna replica y jamás ella yo debería estudiar informática.

Eso llevó una discusión, al punto que la profesora pasó a todos los profesores al frente de mí, para que me demostraran que yo no era capaz y la sorpresa para ella fue que los profesores que ella pasó hablaron muy bien de mí.

Expresaron que “mi discapacidad no era ningún impedimento, sino que al contrario eso me daba valía” y para la profesora fue humillante, porque ella quería hacerme ver como que no y eso a ella le llevo a un dilema al punto que dijo “te acepto que sigas estudiando acá pero no informática, escoge administración o turismo”.

Para mí fue un golpe bajo porque no me estaba permitiendo estudiar lo que yo quería. Entonces, por supuesto yo no le quise dar a ella la razón, que yo me fuera porque quizá ella pensó que si yo no estudiaba informática no estudiaba en esta escuela.

Entonces, expresé “me voy por administración”, allí estaba mi mejor amiga. Pensé que a lo mejor en algún momento me permitan cambiar para informática.

Fue tanta la discriminación en ese momento cuando comencé a estudiar administración, que en los pasillos la directora y las monjas que la estaban apoyando a ella me trataban verbalmente tan mal, que yo dije para empezar que yo no estoy estudiando lo que yo quiero, me están haciendo la vida imposible ósea no, me salí de la escuela y me fui a estudiar en un liceo público y en ese lugar fue lo mismo.

Pero iba pasando el tiempo y mi discapacidad iba siendo más notaria. Anteriormente, yo era capaz de leer los libros, llegó un momento en que ya nos podía leer. Los profesores me retratan que yo leyendo las lecturas. Llego un punto en que yo quería grabarlas y decirlas de memoria para no tenerlas que leerlas, pero yo sabía que me iba a equivocar, pero esta situación fue realmente humillante.

Fue un proceso súper duro. En una ocasión íbamos a presentar una prueba de español y para no verme menos, teníamos una hora libre, por lo que todos los compañeros estuvieron aprovechando a estudiar y yo obviamente los libros no los veía.

Por lo que agarro el libro y hago la idea como que estoy leyendo, paso las páginas, pero obviamente yo no leía nada, en ese momento me hace levantarme una profesora y dije “Castillo tú que no ves nada, levántate a ver lee lo que está en la pizarra”, comenzó a burlarse de mí delante de todos mis compañeros y esa fue como la gota que derramó el vaso.

Ante esto, le dije a la profesora “lo lamentó profesora, pero Usted no es quien que puede humillarme, pero eso no se va a quedar así yo voy a dirección y voy a presentar una queja”. Allí la profesora se puso a defensiva a solicitar disculpas. Pero yo le dije “lo lamento maestra, pero eso sí que no lo voy a tolerar yo”.

Presenté la queja a la dirección y fue la última vez que llegue al liceo, no quise volver más y me puse muy mal, me expresé a mí misma “definitivamente los estudios para mí no son, me divorcie de la institucionalidad y comencé a llevar infinidades de cursos, como de repostería, de dulces, de panadería, administración, computo, entre otros.

Hasta que conocí a mi actual esposo, él me ayudo a que siguiera estudiando eso fue años después saqué mi bachillerato por madurez, luego entré a estudiar a la universidad, obviamente la carrera que yo no quería, ya que la ciudad que yo me crie que fue en Mérida Venezuela, allí está la Universidad de los Andes, no estaba la universidad que yo hubiese querido.

Ya yo había dejado el cómputo a un lado, porque me había afectado psicológicamente la negativa de mi primera experiencia, aunque era buena en el mismo, para mí era suficiente las burlas que recibe por querer ser una experta en computación. Por lo que quería estudiar psicología, pero en la universidad no existía esa carrera.

Entonces, me uno yo a una escuela especializada en discapacidad visual, el Centro de Atención al ciego y deficiente visual, ellos me apoyaron mucho de hecho trabajé con ellos un tiempo.

Ellos me insistieron en que entrara a la universidad hubo convenio entre esa institución y la universidad para estudiar ciertas carreras, pero el abanico de opciones era muy limitado eran como tres las carreras que había para que pudiéramos estudiar sin presentar la prueba que hacen para entrar a la universidad. Si presentamos la prueba, pero era más por protocolo, porque era muy sencilla.

La opción que yo tuve fue para entrar a la docencia, cosa que jamás me imaginé que yo iba a estudiar. Sin embargo, a medida que yo estudie la carrera me enamore de ella, la saqué en menos tiempo de lo que yo hubiese pensado. La carrera duraba 5 años y yo la saqué en 4 años y medio con notas excelentes.

Igual en la universidad me llevé mis tropiezos, pero aquí no me dejé amedrentar aquí tenía más madurez y empoderamiento, en lo que yo era capaz y en lo que no. Pues le abrí camino, a los que venía detrás de mí. Los profesores como quien dicen al final terminaron quitándose el sombrero. Ante todo, lo que yo fui capaz de enfrentarme y me gradué.

Por la situación política que vivíamos mi esposo, yo decidí migrar y Costa Rica, aunque nunca estuvo en nuestros planes, se nos presentó como una opción, yo llegué en diciembre del 2013 con mi hijo mayor, mi esposo ya estaba en Costa Rica y entré a hacer una maestría en la UNA en docencia universitaria.

Por ende, conozco, al antiguo vicealcalde de San Pablo de Heredia David Zúñiga, él es una persona con discapacidad motora y él tenía un proyecto para crear una asociación y así fue como yo llegué a él.

La coordinadora de la Escuela de Música de San Pablo, dado que mi hijo estudiaba allí converso conmigo fue la que me presentó a Zúñiga.

Fue así como se transforma la asociación, inicialmente yo como vicepresidente y David como presidente, luego él se retiró, quede como presidenta y actualmente soy la presidenta de la asociación.

¿Qué proyectos tiene la asociación?

Queremos dar a conocer la política de la discapacidad. Deseamos involucrar a las personas con discapacidad en el deporte, soy la vicepresidenta del Comité de Deporte de San Pablo. También estamos ofreciendo un taller para que entiendan como contratar a una persona con discapacidad.

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