Paulina esperaba pacientemente el retorno de la comadre quien era la encargada de traer la catizumba de niña/os que nacían en los alrededores a El Cañal y no había sido la primera persona que le había recomendado no seguir pariendo. …Al reconocer su figura entrando al trillo de su casa sonrió…
Por Gerardo A. Pérez Obando (GAPO)
LA VOZ DE GOICOECHEA.- Paulina siempre recordaba el pensamiento de Fermín sobre el designio divino de la venida de la/os hija/os al mundo. Lo menos que esperaba era que el consejo de la comadre tuviese la bendición de las monjitas que la visitaban cada fin de mes.
Antes de su llegada, sacó los perdigones posándolos sobre el mostrador y al frente de estos colocó la silla donde la iba a sentar. Una vez acomodada, bajó la voz preguntando:
- ¿Cuál es el secreto…es seguro?
-No lo podría asegurar. La realidad es que algunas familiares que tengo en Pozo de Agua, La Mansión y en Nicoya me han contado, por si alguien pregunta, que les ha funcionado haciendo que la matriz se congele y adiós descendencia.
- ¿Qué debo hacer?
-Sencillo, ponerla en la boca y tragársela como un purgante con agua en una “jícara”.
Días después de pensarlo, escogió la mediana y se la tragó. A media tarde Camila le explicaba a la curandera que su mamá estaba con molestas náuseas, pero nada lograba expulsar.
La comadre preparó varios jarabes en botellas: raíz ipecacuana, violeta, tomillo y manzanilla. Lo que ambas desconocían era que Paulina estaba en la segunda semana de gestación. La sanadora la sentó a su lado ayudándola a tomar la jarra con ipecacuana en un solo trago. El efecto inmediato fue sellado con la mirada cómplice entre ellas al escuchar un golpe metálico dentro de la bacinilla.
-Con ese vómito expulsó el mal por completo. Mientras se duerme que se tome este jarabe de manzanilla para que le provoque sueño, indicó a Camila.
-Mañana estará como nueva, escuchó Paulina a lo lejos mientras sentía una mano sobre la frente.
Paulina descansaba, escuchaba cuentos inventados por mamá antes de ir a dormir cuando niña. Escuchó pasos. No necesitó abrir los ojos para reconocer que era Fulgencio.
- ¿Cómo estás Pule?
-Hola mamá…hoy tuve un día muy lindo
-Con el caballo
-No lo vas a creer, creo que es una muchacha...en la rama de un árbol...
-Después me cuentas…
-Claro que si…hasta mañana…
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