«Necesitamos dejar de ser solo números, solo números, que nos ocupan para solo mostrar que somos tantos (migrantes nicaragüenses), pero cuando vas a la práctica eso no es así. Necesitamos que todas las instituciones estén informadas y articuladas», expresó Heyling Marenco, de la organización Colectivas Feministas Volcánicas, una organización que posiciona y visibiliza los derechos de las mujeres migrantes y exiliadas centroamericanas y del Caribe.
Marenco reclamó que en ciertas ocasiones, en algunas instituciones costarricenses, los migrantes deben explicar «el por qué y para qué sirve tu carnet migratorio o de permiso laboral».
En esa nota se destaca que las nacionalidades con mayores solicitudes de permanencia son: Nicaragua, Colombia, Estados Unidos, Venezuela y El Salvador.
Para Braulio Aguilar Abarca, del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, hay que sensibilizar sobre la migración antes de cualquier prejuicio. En ese sentido destacó que la migración nicaragüense no es una «carga pesada para Costa Rica», refiriéndose a una entrevista que concedió la vicepresidenta Epsy Campbell a la Voz de América en octubre de 2019.
«No es que seamos una carga pesada, no obstante, somos seres humanos. Hay que darle un rostro humano a la migración, hay que darles un rostro humano a las personas solicitantes de refugio también, hay que romper esta dicotomía de que somos números, cifras», recalcó Abarca.
Recientemente, la encuesta nacional «Construyendo una ruta común hacia el 2030», elaborada por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Escuela de Estadística de la estatal Universidad de Costa Rica (UCR), reveló que 6 de cada 10 personas afirmaron haber sido discriminadas en al menos una oportunidad por condición económica o social (35,6 %), edad (32,4 %) y sexo (20,7 %).
Al evaluar qué tan difícil es la vida para las personas en Costa Rica, se encontró que el 77 % de los consultados identifica que son las personas con discapacidad las que presentan mayores dificultades, seguido de los nicaragüenses o indígenas (57 %), LGBTI (41 %), mujer (34,5 %), afrodescendiente (29,5 %) y joven (21,5 %).
Estos escenarios son parte de los retos que deben enfrentar los nicaragüenses en Costa Rica y que muchos denominan como xenofobia.
«Si pasa algún accidente o robo lo primero que dicen es que seguro fue un nica, (quien cometió el delito)», lamentó Marenco. Para ella aún existen estereotipos y percepciones erróneas de los nicaragüenses en Costa Rica.
«Lo hablo desde mi experiencia, desde que vas en Uber, lo primero que te preguntan como te escuchan un acento diferente, es ¿de dónde sos? Lo primero que te dicen es que: «sos de Venezuela» y uno dice que no. Incluso te dicen todos los países del mundo menos que sos de Nicaragua. Es este país sigue habiendo una estándar o un perfil del nicaragüense, como el nicaragüense es esto, habla así, se comporta así y claro seguimos viviendo ese tipo de xenofobia», explicó.
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