Josué 4:18-20: “Y aconteció que cuando los sacerdotes que llevaban el arca del pacto de Jehová subieron de en medio del Jordán, y las plantas de los pies de los sacerdotes estuvieron en lugar seco, las aguas del Jordán se volvieron a su lugar, corriendo como antes sobre todos sus bordes.
Y el pueblo subió del Jordán el día diez del mes primero, y acamparon en Gilgal, al lado oriental de Jericó. Y Josué erigió en Gilgal las doce piedras que habían traído del Jordán”.
Por Pastor José Peña del Ministerio Evangelístico “La Hora”, ubicado en República Dominicana.
Comentario
LA VOZ DE GOICOECHEA.- Estamos a punto de iniciar un nuevo año, de despedir noviembre y comenzar con el último mes de diciembre, por eso hoy 29 de noviembre, mañana 30 y el 1 de diciembre estaremos compartiendo con ustedes la lección “ANTES DE POSEER LA PROMESA, ES NECESARIO ACAMPAR EN GILGAL”.
Hoy día mucho se habla de conquista, muchos predicadores nos dicen que somos conquistadores, se habla de conquistar las promesas que Dios nos ha hecho, pero hay algo muy interesante y que es el común denominador y es el hecho de que aunque tenemos muchas promesas de parte de Dios, promesas que ya debieron haberse cumplido, aun no se cumplen, promesas que aún no hemos conquistado.
El
pueblo de Israel a pesar de tener una promesa de parte de Dios, en
Egipto cada día su situación era más difícil. Hasta el punto en
que era tanto su lamento que Dios se acordó del pacto con Abraham,
Isaac y Jacob.
.. (Exodo 2:23-25)…
He querido hacer énfasis en esto porque precisamente después que Dios se acuerda de su promesa. dice la Biblia que se le apareció a Moisés y le envía para que liberte a su pueblo que hasta entonces eran esclavos en Egipto por 430 años. Dios le hizo una promesa a Abraham, a Isaac y a Jacob y cumplió su palabra.
Israel salió de Egipto y Dios los lleva camino al mar rojo, pero cuando vieron que faraón y su ejército se acercaban y que tenían el mar enfrente, entraron en pánico, y Dios les dice en Éxodo 14:13: Estos egipcios que hoy ven, nunca más los volverán a ver, y se abrió el mar rojo y dice la Biblia que el pueblo pasó en seco y cuando faraón y su ejército quisieron hacer lo mismo y el pueblo ya había cruzado, el mar se cerró y todos los que los perseguían murieron ese día ahogados.
Israel fue salvado por la mano poderosa de Jehová, ya no habían opresores y ahora empezó el gozo y la celebración, pero cuando se dieron cuenta que estaban en un desierto en donde no había agua ni comida, el pueblo comenzó a murmurar con Dios y contra su líder y dice la Biblia que Moisés clama al Señor y él les envía el maná.
El maná representa la provisión diaria de Dios cuando estamos en el desierto, no necesariamente habrá maná para ahorrar, no necesariamente habrá maná para guardar, no necesariamente habrá sobreabundancia, solo había la provisión del día.
Esto es un llamado a ser agradecidos con Dios, muchas veces se nos olvida de donde no sacó el Señor, muchas veces se nos olvida lo que Dios ha hecho en nuestras vidas, se nos olvida la gratitud hacia él.
Pero este monumento también tenía otro propósito. Verso 24.
La gente reconocerá que la mano poderosa de Jehová está sobre usted, cuando deje el desierto y acampe en Gilgal, por eso es que Dios no lo quiere en el desierto, la gente sabrá que su Dios es un Dios grande y poderoso, pero antes que otro lo reconozca usted tiene que hacerlo primero y no olvidarse de lo que Dios ha hecho en su vida.
Además de a través de ese monumento ellos debían recordar y ser agradecidos con Dios, él también se encarga que las nuevas generaciones tuvieran muy claro quién era su Dios.
Hay una gran necesidad, y no es simplemente que usted y yo vayamos los domingos a la iglesia, hay una necesidad de que usted y yo vivamos delante de nuestros hijos, nietos, familiares jóvenes un testimonio de vida correcta, es importante que usted le trasmita a las nuevas generaciones quien es Dios y que es lo que él ha hecho en su vida.
Aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto, y los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre. Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. Y miró Dios a los hijos de Israel, y los reconoció Dios.
El maná era el pan del cielo que Dios les enviaba diariamente, y la instrucción de Dios era recogerlo diariamente, solo recoger la porción del día. Pero algunos desobedientes pensando quizá mañana nos falte, recogían de más y guardaban, pero los que guardaban se dieron cuenta que el maná se podría.
Esto nos enseña que ellos tenían que tomar la provisión de Dios cada día, que no había maná para mañana, que no había maná para vender, que no había maná para ahorrar.
Hoy día hay muchos que se preocupan por el mañana, que vamos a comer, que vamos a vestir, mañana hay que pagar el agua, la luz, el gas, y no hay con que pagarla. Permítame decirle no se preocupe por el mañana, que Dios le proveerá, Dios no nos faltará mientras estemos en el desierto, siempre habrá el maná del día.
El propósito de Dios es que avancemos y hacia la promesa. No era propósito de Dios que el pueblo estuviera tanto tiempo en el desierto, pero por causa de la rebelión, por causa del pecado, por causa de no honrar a Dios, la Biblia dice que anduvieron errantes en el desierto 40 años.
No sé cuál será tu desierto, no sé cuánto tiempo llevas caminando en él, pero si puedo decirte hoy en el nombre del Señor, el propósito de Dios es sacarte del desierto y llevarte a la tierra prometida, el propósito de Dios es llevarte a alcanzar sus promesas. Aleluya.
Dios había decidido que la generación de salió de Egipto no entraría a poseer la tierra por causa de su rebelión, por no honrarle en el desierto.
La Biblia nos declara que, pasados los 40 años, la nueva generación que había nacido y crecido en el desierto, avanzaba a tomar posesión de la tierra prometida, pero entre el desierto y la tan anhelada tierra había una barrera: El río Jordán.
Era el sueño de ellos entrar en la tierra que Dios le había jurado a Abraham, tierra de abundancia, de viñedos, de manantiales, tierra que fluía leche y miel.
Ahora el pueblo está ante una situación parecida a la del mar rojo, detrás de ellos está el desierto y al frente el río Jordán. Pero ya Dios había dado instrucciones claras y ellos sabían de lo que Dios era capaz de hacer, sabían lo que había hecho en el mar rojo.
Ocurre aquí entonces un milagro similar frente a ese gran obstáculo Se abrió el río Jordán y el pueblo camino en seco. Dios les abrió paso a su pueblo, Dios estaba cumpliendo su promesa y ahora el pueblo ya estaba en su nueva tierra.
Pero se encuentran ahora con un gran problema, esas tierras estaban habitadas y de seguro sus habitantes no los iban a recibir diciendo “mucho gusto”, “bienvenidos”, “los estábamos esperando”, “tómense nuestra tierra”.
Vaya conmigo al Capitulo 4:19.
Dice la Biblia que después que cruzaron el jordán, acamparon en Gilgal. Gilgal era la primicia de la tierra prometida, Gilgal era el lugar donde ellos tenían que esperar, Gilgal era el lugar donde Dios los capacitaría para entrar y poseer la promesa, Gilgal era el lugar donde ellos tenían que consagrarse. Allí recibirían instrucciones precisas de Dios, antes de poseer la tierra.
Pero ahora viene la pregunta del millón
¿PERO PORQUE ERA NECESARIO ACAMPAR EN GILGAL?
1) GILGAL ES UN LUGAR DONDE SE ESTABLECE UN RECORDATORIO. Cap. 4:20-24
Dios utilizó este lugar para recordar el pueblo de Israel que él era su Dios, que los había sacado de la esclavitud de Egipto, y que con su poder el río jordán y el mar rojo fueron abiertos para que ellos cruzaran en seco. Dios mandó a Josué tomar doce piedras y levantar en Gilgal un memorial o monumento, para que el pueblo tuviera presente los milagros que Dios había hecho en medio de ellos, para que no se olvidaran.
Hoy casi nadie se preocupa por las nuevas generaciones que están emergiendo, pero permítame decirle que usted y yo somos responsables de levantar un monumento, un memorial espiritual de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas y en nuestras familias para provocar a las futuras generaciones a preguntar por el Dios que amamos y servimos.
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