“Mateo 11:28”: Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.
*Por Franco Coppola
Comentario
LA VOZ DE GOICOECHEA.- La participación de la iglesia con sus fieles cansados y agobiados. “La finalidad de este Sínodo, no es producir documentos, sino “hacer que germinen sueños, suscitar profecías y visiones, hacer florecer esperanzas, estimular la confianza, vendar heridas, entretejer relaciones, resucitar una aurora de esperanza, aprender unos de otros, y crear un imaginario positivo que ilumine las mentes, enardezca los corazones, dé fuerza a las manos”.
¿Cómo se realiza hoy ese “caminar juntos” que permite a la Iglesia anunciar el Evangelio y qué pasos nos invita el Espíritu a dar para crecer como Iglesia sinodal?
Enfrentar este cuestionamiento exige disposición a la escucha del Espíritu Santo, permaneciendo abiertos a las sorpresas que ciertamente preparará para nosotros a lo largo del camino. Es de este modo que se pondrá́ en acción un dinamismo que permitirá́ comenzar a recoger algunos frutos de conversión sinodal que maduraran progresivamente.
He aquí́ algunos entre
los principales:
• vivir un proceso
eclesial participativo e inclusivo, que ofrezca a cada uno – en
particular a cuantos por diversas razones se encuentran en
situaciones marginales –, la oportunidad de expresarse y de
ser escuchados para contribuir, así́, en la edificación del Pueblo
de Dios;
• reconocer y apreciar la riqueza y la variedad de los dones y de los carismas que el Espíritu distribuye libremente para el bien de la comunidad y de toda la familia humana;
• experimentar modos compartidos de ejercitar la responsabilidad en el anuncio del Evangelio y en el compromiso para construir un mundo más hermoso y más habitable;
• examinar cómo se vive en la Iglesia la responsabilidad, el poder y las estructuras con las que se gestionan, haciendo emerger y tratando de convertirnos ante los prejuicios y las prácticas desordenadas que no están radicadas en el Evangelio;
• sostener a la comunidad cristiana come sujeto creíble y socio-fiable en caminos de diálogo social, sanación, reconciliación, inclusión y participación, reconstrucción de la democracia, promoción de la fraternidad y de la amistad social.
2. El camino sinodal se desarrolla dentro de un contexto histórico caracterizado por cambios “epocales” de la sociedad y por una etapa crucial de la vida de la Iglesia que no es posible ignorar.
Una tragedia global como la pandemia del COVID-19, «despertó́ durante un tiempo la conciencia de ser una comunidad mundial que navega en una misma barca, donde el mal de uno perjudica a todos. Recordamos que nadie se salva solo, que únicamente es posible salvarse juntos». La pandemia, por otra parte, ha hecho detonar las desigualdades y las injusticias ya existentes.
Esta situación, que, no obstante, las grandes diferencias unen a la entera familia humana, pone a prueba la capacidad de la Iglesia para acompañar a las personas y a las comunidades para que puedan releer experiencias de luto y de sufrimiento que han encubierto muchas falsas seguridades y para cultivar la esperanza y la fe en la bondad del Creador y de su creación.
3. Pero no podemos escondernos, la misma Iglesia debe afrontar la falta de fe y hasta la corrupción dentro de ella.
No podemos, en particular, olvidar el sufrimiento vivido por personas menores y adultos vulnerables “a causa de abusos sexuales, de poder y de conciencia cometidos por un notable número de clérigos y personas consagradas”.
Continuamente somos interpelados “como Pueblo de Dios a asumir el dolor de nuestros hermanos vulnerados en su carne y en su espíritu”: por mucho tiempo el de las víctimas ha sido un clamor que la Iglesia no ha sabido escuchar suficientemente.
Se trata de heridas profundas que difícilmente cicatrizan, por las cuales no se pedirá́ nunca suficientemente perdón y que constituyen obstáculos, a veces infranqueables, para avanzar en el “caminar juntos”.
La Iglesia entera está llamada a confrontarse con el peso de una cultura impregnada de clericalismo heredado de su historia y de formas de ejercicio de la autoridad en las que se insertan los diversos tipos de abuso (de poder, económicos, de conciencia, sexuales).
Es impensable “una conversión del accionar eclesial sin la participación activa de todos los integrantes del Pueblo de Dios”: pidamos juntos al Señor “la gracia de la conversión y la unción interior para poder expresar, ante estos crímenes de abuso, nuestra compunción y nuestra decisión de luchar con valentía”.
* Nuncio Apostólico en México
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