Apocalipsis 3:11: “He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona”.
*Por Pavel Miloban Matos Santos
Comentario
LA VOZ DE GOICOECHEA.- La fidelidad a Dios es uno de los propósitos a mantener siempre, tal y como leemos en 1 Corintios 4:2. Lucas 16:10 expresa El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto. Similar consideración la encontramos en los siguientes versículos. Mateo 25:21 “Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” y Proverbios 20:6 que dice “Muchos hombres se dicen piadosos, pero un hombre fiel, quién lo encontrará?”
Muchos propósitos se hacen cuando comienza un Nuevo Año. Solo el 12% cumple lo que se propone. Si te comprometiste a comer más, hacer menos ejercicio seguro que estarás en ese grupo… Seriamente, un Año Nuevo es oportunidad de establecer objetivos, metas y planear como ejecutarlas con éxito.
Hoy te propongo que comiences este año que se aproxima comprometido a ser FIEL.
I- ¿Qué es ser FIEL?
Ser fiel o fidelidad es permanecer, estar firmes en lo que comenzamos, tener fe, ser personas confiables y responsables, fidelidad es lealtad a toda costa. La persona fiel es aquella que cumple con sus promesas y mantiene su lealtad aún con el paso del tiempo y las distintas circunstancias. Hay que decir que la fidelidad es parte vital del amor, puesto que “no hay amor sin confianza” o al revés “no se puede confiar sin amar”. Y como Dios es Amor, Él es FIEL.
II- Dios es nuestro Ejemplo de Fidelidad.
Ten en cuenta esto: Dios es confiable siempre, porque su esencia es el amor, su amor por nosotros. Por lo tanto, al crecer espiritualmente la fidelidad “florecerá” en ti como parte del fruto espiritual de Dios.
Jesús dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Porque la fidelidad de Dios es una propiedad indisoluble de su amor y su gracia.
Dios demanda de nosotros fidelidad, confianza y certeza de que recibiremos de Él lo prometido. La conducta amorosa y fiel de Dios, nos invita poderosamente a serle fieles hasta la muerte, y recibiremos de Él la corona de la vida.
Que seguridad nos da el saber que Dios es Fiel, pero si Dios es FIEL para con nosotros, ¿Qué menos podemos hacer que ser fieles a Él? ¿Como podemos manifestar esa fidelidad? ¿Qué beneficios traerá?
III- Nuestra fidelidad se apoya en la fidelidad de Dios
Los cristianos mantenemos firme la confesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que hizo la promesa (Cfr. Hb 10,23; 11,11) y nos llamó: «El que os llama es fiel, y por eso lo cumplirá. Él es el fundamento de nuestra fidelidad» (1 Ts 5,24). San Pablo no duda en aplicar esa fidelidad divina a la de Jesucristo: «pero el Señor sí que es fiel y Él os mantendrá firmes y os guardará del Maligno» (2 Ts 3,3). Afirmamos que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre.
¡Cómo le cuesta al hombre de hoy aprender a ser fiel! Se requiere la constancia y la serenidad que da el aprender a despojarse cada vez más de uno mismo, para poner la confianza en el Señor Jesús.
El cristiano tiene el llamado y la responsabilidad de mantenerse fiel en su servicio a Dios. Nosotros hemos sido llamados a ser fieles y no tropezar o titubear en la fe, frente a las situaciones dificultosas. Nuestra confianza y mirada debe de estar solamente en Dios, y no en los hombres o las circunstancias.
En cada área de nuestras vidas la fidelidad a Dios debe manifestarse. Hoy quiero destacar las siguientes:
A- Fidelidad a Dios: ¿si Él es fiel a nosotros, como no ser fiel a Él? Es lógico que el creyente corresponda a la fidelidad de Dios con su propia fidelidad. Es lo que se espera de cuantos desean agradarle y servirle. En las enseñanzas de Jesús la fidelidad del siervo aparece como deber ineludible con especial relieve (Mt. 24:45; Mt. 25:21; Lc. 12:35-48; Lc. 16:10; Lc. 19:17).
Somos fieles a Él en cualesquiera circunstancias, frente a cualquier persona, frente a cualquier idea que esté de moda.
Daniel fue intransigente. Él se negó a doblegarse y adaptarse a otras personas y dejarlas que lo formaran de acuerdo a sus pensamientos y reglas, a pesar que esto significaba perder la vida. Daniel sirvió a Dios, y sólo a Dios, aunque esto le podía costar la vida.
DIOS le bendiga mucho.
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