Por Luis Jiménez
Un afroamericano de 61 años recibió en Missouri la inyección letal, a pesar de las peticiones de clemencia de sus abogados y funcionarios del Vaticano, quienes aseguran que el hombre sufría de una discapacidad intelectual.
Ernest Lee Johnson fue ejecutado por los asesinatos de tres trabajadores de una tienda de comestibles en 1994, en lo que fue un robo fallido.
Mike Parson, político republicano y actual gobernador del estado, rechazó este lunes la petición para detener la ejecución del acusado.
«El Estado está preparado para hacer justicia y cumplir la sentencia legal que recibió el señor Johnson», señaló Parson por medio de un comunicado.
«Las pruebas demostraron que el señor Johnson hizo todo lo posible para planificar y ocultar su crimen», explicó. «Tres jurados han revisado el caso del señor Johnson y han recomendado la sentencia de muerte».
Parson además señaló que las declaraciones de que Johnson tenía una incapacidad mental y que eso lo descalifica para ser ejecutado, fue rechazada también por jueces y tribunales.
Los abogados del condenado trataron de frenar su muerte en más de una ocasión, sosteniendo que poseía una discapacidad intelectual, por lo que su ejecución violaría la Octava Enmienda de la Constitución, que prohíbe los castigos crueles e inusuales.
La Santa Sede también se pronunció sobre este caso, dándose a conocer que el enviado del Vaticano en Estados Unidos envió una carta al gobernador en nombre del Papa Francisco hace algunos días, pidiéndole que detuviera la aplicación de la inyección en el acusado.
«Esta petición no se basa en los hechos y circunstancias de sus crímenes o en la capacidad intelectual del señor Johnson. Más bien Su Santidad desea poner ante ustedes el simple hecho de la humanidad de Johnson y el carácter sagrado de toda vida humana», dijo el arzobispo Christophe Pierre.
A esta petición de clemencia se sumaron los miembros demócratas de la Cámara de Representantes de Misuri, Cori Bush y Emanuel Cleaver, quienes aseguraron que ejecutar a Johnson sería «un grave acto de injusticia».
Según informan los medios internacionales, el acusado fue condenado por quitarle la vida a Mary Bratcher, Mabel Scruggs y Fred Jones, mientras intentaba robar una tienda para conseguir dinero para aparentemente comprar drogas.
Los comentarios expresados en las secciones de opinión, reclamos del pueblo, campos pagados, negociemos y en la opinión de los lectores y comentarios de terceros al final de las notas o en las páginas de redes sociales, son responsabilidad exclusiva de sus autores. La Voz de Goicoechea (www.lavozdegoicoechea.info) es un medio de comunicación independiente, y no toma como suyas dichas opiniones por lo que no se responsabiliza por el contenido emitido por terceros.
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«Las pruebas demostraron que el señor Johnson hizo todo lo posible para planificar y ocultar su crimen», explicó. «Tres jurados han revisado el caso del señor Johnson y han recomendado la sentencia de muerte».
Parson además señaló que las declaraciones de que Johnson tenía una incapacidad mental y que eso lo descalifica para ser ejecutado, fue rechazada también por jueces y tribunales.
Los abogados del condenado trataron de frenar su muerte en más de una ocasión, sosteniendo que poseía una discapacidad intelectual, por lo que su ejecución violaría la Octava Enmienda de la Constitución, que prohíbe los castigos crueles e inusuales.
La Santa Sede también se pronunció sobre este caso, dándose a conocer que el enviado del Vaticano en Estados Unidos envió una carta al gobernador en nombre del Papa Francisco hace algunos días, pidiéndole que detuviera la aplicación de la inyección en el acusado.
«Esta petición no se basa en los hechos y circunstancias de sus crímenes o en la capacidad intelectual del señor Johnson. Más bien Su Santidad desea poner ante ustedes el simple hecho de la humanidad de Johnson y el carácter sagrado de toda vida humana», dijo el arzobispo Christophe Pierre.
A esta petición de clemencia se sumaron los miembros demócratas de la Cámara de Representantes de Misuri, Cori Bush y Emanuel Cleaver, quienes aseguraron que ejecutar a Johnson sería «un grave acto de injusticia».
Según informan los medios internacionales, el acusado fue condenado por quitarle la vida a Mary Bratcher, Mabel Scruggs y Fred Jones, mientras intentaba robar una tienda para conseguir dinero para aparentemente comprar drogas.
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