Rematar con la cabeza puede causar daño cerebral


Por Luis Jiménez

LA VOZ DE GOICOECHEA.- ¿Es peligroso cabecear? Algunos estudios científicos lo asocian con pérdida de la memoria y daño cerebral a mediano plazo.

Al rematar con la cabeza un balón de fútbol podríamos acercarnos a una situación de daño cerebral. Quizás parezca exagerado plantearlo así, pero algunas investigaciones que se desarrollan en distintas partes del mundo coinciden en esto.

¿Quiere decir que no deberíamos cabecear nunca más por precaución? Lo cierto es que la repetición de este gesto se asocia a un deterioro de las funciones cognitivas a corto, mediano y largo plazo. Esto no significa que un solo cabezazo determine un accidente cerebrovascular, por ejemplo.

Tenemos que tamizar las expresiones y entender que rematar con la cabeza es un factor de riesgo para la encefalopatía traumática crónica y el daño cerebral puede significar una pérdida de memoria pequeña o un retraso en las respuestas reflejas. De todos modos, conociendo el peligro, entenderemos por qué hay que tomar precauciones, sobre todo en niños.

¿Qué es la encefalopatía traumática crónica?

Cuando acontece el hecho de rematar con la cabeza un balón, el daño cerebral podría pasar inadvertido. Si se acumulan estos daños, el futbolista tiene riesgo de presentar una encefalopatía traumática crónica, que no es más que una neurodegeneración.

Esto se traduce en una pérdida de neuronas funcionales por culpa de los traumas. La repetición produce rotura de vasos sanguíneos, acumulación de inflamación entre las neuronas y estados leves de conmoción.

Es un tipo de lesión que los atletas no advierten u ocultan, por miedo a afectar su carrera. Un estado transitorio de confusión tras cabecear puede ser tomado como algo normal o esperable. A los pocos minutos, el futbolista se recupera y sigue jugando. Nunca consultará a un médico ni se realizarán estudios de imágenes para saber qué daño existe.

También es cierto que estos mínimos daños no se detectan siempre en las resonancias magnéticas o en las tomografías más rutinarias. O sea que un futbolista puede consultar por malestar tras un partido y no ser diagnosticado de forma adecuada por la falta de pericia del equipo de salud.

Otras dos situaciones similares a la encefalopatía traumática crónica son el síndrome del segundo impacto y el síndrome posconmoción. El primero es una sucesión de eventos que comienza con un trauma que origina una pequeña lesión cerebral, la cual pasa desapercibida. En un segundo impacto, al poco tiempo y casi en el mismo lugar, la lesión original se agranda y aparecen síntomas evidentes.

En el síndrome posconmoción hay un desarrollo progresivo de deficiencias cognitivas, emocionales y sensitivas por semanas o meses, luego de una conmoción cerebral. Si lo relacionamos con rematar un balón con la cabeza y tener daño cerebral, tendríamos el caso de un futbolista que es retirado del campo en determinada fecha por una conmoción, pero que presenta signos neurológicos un mes después o hasta quizás un año luego del evento.

El daño cerebral leve puede no ser detectado en una imagen rutinaria de tomografía o resonancia.

Evidencia científica sobre daño cerebral al rematar con la cabeza

Todo esto puede parecer exagerado a primera vista. Miles de futbolistas cabecean balones todo el tiempo en todo el mundo. ¿Es tan grave?

Para saberlo, diversas investigaciones buscaron establecer umbrales de daños y relaciones de asociación entre el cabeceo de una pelota y los cambios cognitivos por problemas cerebrales.

Vamos a ver en detalle algunos estudios científicos recientes sobre el tema. Estos 2 que presentamos se realizaron considerando al fútbol y sus atletas. Pero hay otras disciplinas que implican trauma craneal a repetición, como el rugby y el boxeo, por ejemplo.

1. El cerebro cambia de inmediato tras cabecear

En el año 2016 se publicó un estudio en la revista EBioMEdicina de The Lancet. Los autores experimentaron haciendo cabecear de forma repetida a 19 jugadores de fútbol amateur. Una máquina especial lanzaba los balones con una fuerza media para que los participantes remataran con el cráneo.

Luego se midió la actividad cerebral de los atletas al momento de detener la práctica, al día siguiente, a los 2 días y a los 15 días. Los resultados revelaron que en la primera medición ya había modificaciones de la actividad eléctrica del órgano.

Pero no solo esto. También hicieron pruebas de memoria a corto y largo plazo, las que resultaron deficientes en los jugadores estudiados en un primer momento.

La buena noticia es que tanto la actividad eléctrica como la memoria se recuperaron luego. Ya en las mediciones a las 24 horas se percibieron las mejorías. Esto sugeriría que no hay un daño cerebral permanente al rematar con la cabeza, aunque no se puede descartar el problema de la acumulación de los efectos.

2. Después de 20 remates aparecen los problemas

La revista Science and Medicine in Football publicó en el año 2020 una investigación que se preocupó por el efecto de los cabezazos en futbolistas jóvenes. Fueron estudiados 30 atletas entre 18 y 21 años que tuvieron que cabecear 20 veces consecutivas. Se les realizaron testeos de habilidad cognitiva antes y después de la sesión.

Estas pruebas demostraron que los 20 remates eran suficientes para modificar la capacidad de respuesta mental de los participantes. Los testeos demoraron más tiempo en ser resueltos tras la sesión y aparecieron errores que no estaban en la resolución previa.

Una aclaración que hacen los autores es que se realizaron mediciones con distintas presiones del balón, lo que generó resultados un tanto diversos. De todas maneras, no pueden atribuir a la mayor presión de inflado un peor pronóstico al cabecear porque también cambia la aceleración del objeto. Lo que sí se plantea es la existencia de alteraciones tanto con una pelota muy inflada como con una menos dura.

El balón oficial para las disputas futbolísticas tiene un tamaño determinado y una presión mínima que establecen los organismos rectores del deporte.

¿Cómo reducir el riesgo de daño cerebral al rematar con la cabeza?

Una de las primeras medidas que se ha tomado para reducir el riesgo de daño cerebral al rematar con la cabeza fue prohibir esta práctica en los entrenamientos con niños. La Unión Europea de Asociaciones de Fútbol (UEFA) lanzó una guía detallada para regular esto.

En las directrices y sugerencias para los países miembros se estipula que los menores de 12 años no deberían practicar cabezazos fuera de los partidos de sus ligas. De esta manera, con base en un estudio realizado en 8 países europeos, se propuso que el riesgo es mínimo en los infantes que limitan sus remates con el cráneo.

Varios países ya tomaron la recomendación y la aplicaron en sus territorios. Pero no solo en la Comunidad Europea. En América se discute el tema y se han elaborado directrices puntuales en algunos Estados, siguiendo la misma línea de pensamiento que la UEFA.

Para los adultos la cuestión es distinta. El fútbol es un deporte que no contempla la protección del cráneo para su juego, como sí lo hace el rugby o el hockey para los arqueros. Por eso se recomienda que los equipos médicos presten mayor atención.

Así como un futbolista debería pedir el retiro del campo si se siente mal tras un cabezazo, los cuerpos técnicos al costado de la cancha tienen que poder tomar la misma decisión. Para el National Collegiate Athletic Association (NCAA) de Estados Unidos, esto se cristalizó en un Plan de Manejo de Contusiones que se exige a los sitios en los que se desarrollan deportes con riesgo de trauma craneal.

Entonces, ¿tienes que dejar de rematar con la cabeza para evitar el daño cerebral? No. Lo que debes hacer es mejorar tu técnica, no hacer sesiones de repetición de cabezazos en los entrenamientos y retirarte del campo de juego para ser examinado si sientes molestias tras cabecear.
 


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