Por Alberto Cabezas
LA VOZ DE GOICOECHEA.- Grace Herrera es hija predilecta del cantón de Goicoechea, fue profesora y artista plástica. Sumó más de 30 exposiciones individuales y 75 colectivas, además llevó su arte a otros países, donde participó de diversos eventos.
En 1976, se graduó como Licenciada en Artes Plásticas con énfasis en Pintura y ese mismo año fundó su primera galería.
Dio clases en la Universidad de Costa Rica durante 19 años y en el 2017 fue declarada profesora emérita de esta casa de estudios.
Su carrera fue impresionante y su talento artístico la hizo merecedora del Premio Nacional Aquileo Echeverría en el 2012.
Doña Grace fue asesora y curadora de la Sala de Exposiciones del Centro Cultural Costarricense Norteamericano, Vicedecana de Bellas Artes y subdirectora de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Costa Rica.
Herrera vivió en el residencial Las Magnolias, en Guadalupe. Ella fundó la Asociación de Desarrollo Comunal de la comunidad.
El recuerdo de sus hijos
Lo dijo….
“Soy el segundo de los hermanos. Estuve muy cercano a mi madre desde el punto de vista profesional. Fuimos colegas. Trabajábamos los dos en un largo periodo simultáneamente en la Escuela de Artes Plásticas, fui testigo de primera mano de la influencia que ella ejerció sobre sus estudiantes, sobre las políticas académicas de la Escuela, la transformación de la escuela a una escuela más contemporánea dentro de lo que correspondía a su época”, precisó Alberto Murillo, Profesor Catedrático de la Escuela de Artes Platicas de la Universidad de Costa Rica.
“También la conocí en su etapa creativa, fue muy enriquecedor para mí desarrollo personal”, destacó.
“Soy la hija penúltima, la número cuatro, fui la compañera de ella, porque me quedé en la casa, entonces, vivimos muchos procesos, etapas con ella muy de cerca, ella fue profesora mía en las artes, yo era colaboradora de ella, en el sentido que le ayudaba con la comunicación en redes sociales, en utilizar el teléfono, ya que ella no sabía utilizarlo y esas cosas”, indicó Eugenia Murillo
“Siempre ella tuvo una actitud de una persona que buscaba temas, objetos, los recolectaba siempre estaba pensando en hacer asociaciones con lo que estaba pasando como ella podía expresar y ella siempre estaba actualizada. Ella era dinámica porque se expresaba en muchas técnicas y buscaba siempre de plasmar eso que reflexionaba. Nunca dejo de hacer arte, siempre estaba haciendo bocetos, recolectando imágenes, era muy motivador verla trabajar, uno aprendía mucho”, puntualizó.
“Soy la menor, mami siempre me trasmitió desde pequeña que las mujeres tenemos derechos, muchas posibilidades de hacer cosas y que podemos buscar lo que queremos con sueños, con esfuerzo, con libertad y defender las cosas, fue como una inspiración en ese campo”, explicó Virginia Murillo, socióloga, quien tiene una maestría en Gerencia Pública y Desarrollo Local, es la Presidenta Ejecutiva en una organización de derechos humanos en defensa de los niños y adolescentes que se llama Defensa Niños y Niñas internacional. Es una ONG internacional que esta como en 46 país.
“Yo no estudie arte como mis hermanos, pero siempre en una familia de tantos artistas está uno influenciado y mami obviamente ha sido una inspiración y ella siempre me apoyo en las cosas de arte que yo quería hacer en el tema de cerámica que es lo que hago en los últimos años, ella siempre estuvo apoyándome cuando quería hacer cuestiones que tenía que ver con diseño. Entonces, ella me explicaba cómo manejar ciertas técnicas, me daba libros”, dijo.
Agregó, “también cuando con mi hijo era más pequeño organizábamos espacios para que le transmitiera a él cosas. Mami siempre fue como una inspiración verla a ella lograr sus sueños le motivó mucho a uno y bastante de lo que es uno también tiene que ver por ella”.
“ La relación con mi madre no fue artística porque yo no tengo vena artística, soy crítico se apreciar el arte pero no se hacerla, mi relación con ella siempre fue personal de pedirle ayuda a ella, de que ella me apoyará, el ejemplo de ella fue muy bueno para mí, básicamente fue una relación de amistad, me apoyó y verla a ella producir, desarrollarse, siempre con una actitud positiva, de buscar nuevos objetivos, nuevas metas, nuevas formas de hacer las cosas, siempre estaba informada y actualizada, eso me motivo mucho para seguir mi desarrollo personal también”, narró Arnoldo Murillo, quien es Ingeniero Informativo, con una Maestría en Telemática.
“Soy el tercero de los hombres, de los hijos, vivo en los Estados Unidos, a los 20 años viene a estudiar música clásica, eventualmente tuve que cambiar de profesión actualmente trabajo para el estado de Arizona en el Departamento de Presupuestos. Mi relación fue diferente porque yo estaba viendo en el exterior no fue tanto con mi madre en el aspecto artístico, sino más personal más familiar. Nuestra madre siempre estuvo interesada en la vida de sus hijos, los nietos y de los primos, ella no solamente nos apoyaba, sino que también apoyaba a muchos de los familiares emocionalmente, financieramente y ella estaba muy interesada en ayudar a la gente en general”, hizo hincapié Rodolfo Murillo, quien tiene un doctorado en Música.
Adicionó, “la carrera artística de mi madre yo la vivía desde lejos, pero siempre en conversaciones por teléfono, por video al final, nos tenía al tanto de las cosas que iban pasando con la familia, todas sus exposiciones, ella estaba muy interesada en desarrollarse en continuar con su curiosidad artística cambiar técnicas, temas, lo último que vi que era muy interesante es lo que hizo con las máscaras durante el año del CORONAVIRUS, la máscara del tucán. Ella fue una gran inspiración por su actitud que tomó con su vida como siempre se quiso desarrollar, tuvo su familia, la mantuvo, pero al mismo tiempo, trabajo para seguir su pasión, para desarrollarse como activista, nunca se detuvo, nunca paró”.
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1 Comentarios
La recuerdo con cariño, como la mamá de mis compañeras de colegio y como mi profesora de diseño en la UCR.
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